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Sabia que mamá llegaría tarde pero de todas formas aquello no calmo mis nervios. Si mi madre se enteraba de aquello pensaría que su hija era una golfa, una cualquiera que se llevaba a la cama a la primera persona que se le cruzaba en el camino. Solo llevaba aqui dos días y ya tenía a un chico durmiendo en casa.

Nos pasamos toda la tarde viendo la tele en silencio, programa tras programa. A las ocho de la mañana mi tripa rugió y di las gracias a que Michael no lo escucho.

-¿Quieres cenar?

-Si.

-¿Que quieres?

-Pizza.

-Esta bien.

Me levante y me encamine hacia la entrada donde se encontraba él teléfono. Marque él número de la Pizzería, en mirad de la conversación note un mano fría dentro de mi camiseta, tocando mi abdomen. Michael.

-Espere un minuto, por favor.- Tape él auricular del teléfono y mire a Michael.-¿Pero tu eres imbécil?- Le grite, pero en cuanto vi su cara me di cuenta de que lo había cabreado. Cerro los puños y sus nudillos perdieron el color para volverse blanco por la presión.-Lo siento, me estabas poniendo nerviosa.-Se me trabaron las palabras, como si hubiera olvidado como se hablaba.

Deshizo uno de los puños cerrados dejando que l sangre llegara a sus nudillos y dirigió su mano al teléfono arrancándoselo de las manos bruscamente.

-No vamos a querer nada mas.-Colgó y me miro.-Que sea la última vez que te atreves a gritarme, la próxima vez te arranco las cuerdas vocales.

Pasaron veinte minutos en los que Michael estuvo en él sofá y yo me quede en la cocina asustada. Él timbre de la puerta sonó indicando que él repartidor había llegado. Pague por las pizzas y me senté en la mesa de la cocina junto a Michael que ya se encontraba sentado esperando la comida. Cenamos en silencio, una vez mas, y cuando terminamos de cenar recogí todo y lo tire a la basura. Michael volvio al salon y yo lo seguí. Vimos la tele, ninguno hablaba, yo por él miedo, él por comodidad. Hacia las once subimos a mi cuarto para organizarnos para dormir.

-Vale princesita, tu en él suelo y yo en la cama.

-Perdona?

Lo mire incrédula. Se me hacia difícil de creer que alguien pudiera tener tan poca vergüenza de decirme aquello cuando se habían metido en mi casa por la cara.

-Bueno, no creo que quieras dormir conmigo.

-La cosa es así: yo en la cama y tu en la habitación de invitados.

-Mi última oferta es: los dos en tu cama, la tomas o la dejas.

Sabia que no podía razonar con él,  lo pensé unos minutos y accedí.

-Esta bien, pero no vas a tocarme.

-Lo estas deseando.

Ignore su comentario y entre en él baño para cambiarme, cuando salí Michael estaba únicamente con sus boxers. Me sonroje y mire para otro lado.

-¿Por que eres tan inocente? Quiero decir, ¿nunca has visto a un chico en ropa interior?-Negué con la cabeza mirando al suelo.-¿Nunca has visto a un chico sin camiseta?- Volví a repetir aquella acción con la mirada fija en una mota de polvo del suelo.-¿Nunca has visto un pene?- Me sonroje mas por la eleccion de sus palabras obscenas, oculte mi cara entre mis manos. Tanto le costaba decir 'genitales' en lugar de usar la palabra que empieza por la letra 'p'.-Vale, cambio él rumbo de mis preguntas, ¿nadie a intentado nada contigo?-Negué con la cabeza.-¿Nunca?-Negué avergonzada sabiendo que aunque yo hubiera querido algo con alguien nunca hubiera dicho que si ni si quiera a esa perdona por la poca confianza que tengo en mi misma y por mis inseguridades.

Me respeto, pero se que no estoy echa para una relación por que los chicos de hoy en día solo quieren sexo mientras que algunas chicas, como yo, queremos una historia de amor sacada de alguna novela de esas que solemos leer. Sabia que cuando el chico indicado llegara esa historia novelesca que estab buscando llejaria con el y viviriamos nuestro amor libre y felizmente. Hasta entonces prefería refugiarme en mi casa leyendo e imaginando como seria mi historia de amor perfecta.

Al tener la cabeza escondida entre mis manos, no me di cuenta de que Michael se había acercado a mi. Retiro mis manos de mi cara y me obligo a mirarlo, cogiendo mi cara entre sus manos y estudiándola.

-No puedo entenderlo. Eres guapa, eres lista, estas bu

-Para.-Me sonroje de nuevo.

-Oye, vas a tener que aprender a no sonrojarte por tonterías, vale? Es muy raro que una chica de tu edad se sonroje por un piropo de mierda.

-Lo siento.

Una sonrisa a maliciosa apareció en su cara y me cogió en brazos, estilo nupcial. Me llevo hasta la cama y me tumbo sobre esta. Una vez que me encontraba en la cama lo mire sorprendida, no fue hasta entonces que me fije en su cuerpo. Tenía tatuajes esparcidos por sus brazos y por su pecho. Había tatuajes que parecían venir desde la espalda, así que imagine que tendría alguno atrás también.

Tenía él pecho tonificado, unos brazos fuertes y unos abdominales marcados. En él idioma de una adolescente normal: Él chico estaba muy bueno.

-Se que te gusta, puedes tocar si quieres.-

Agarro mi mano y la llevo a su pecho, la fue bajando poco a poco hasta su abdomen y volvió a subirla, así repetidas veces. Me permitió tocar aquel cuerpo tan bien esculpido y aquellos tatuajes que llamaran a mis dedos como si de imanes se tratara. Nunca había tocado a un chico, se me hacia muy raro, pero agradable a la vez.

Estaba petrificada, la respiración era irregular y mi vista no podía dejar de viajar de un tatuaje a otro. Tocaba él contorno de aquellas pintadas como si de aquella manera conseguiría descifrar él significado que había detrás de la tinta. Por mi mente paso fugazmente la posibilidad de preguntar él significado pero enseguida lo aparte, me daba miedo que su reacción fuera lo contrario a lo que esperaba.

Parecía un obseso por el negro, siempre vestía con aquel color, su cuerpo estaba cubierto de tinta negra, el piercing de su ceja tambien era de aquel color oscuro, parecía como si el mismo estuviese hecho en blanco y negro.

Mi respiración se entre corto y mi mirada conecto con sus ojos esmeralda que me tenían embobada.

-Tus ojos.

Me tape la boca incrédula, dejando que mis dedos se quejaran por la falta de calor que me proporcionaba su cuerpo. Él río por mi reacción.

-¿Mis ojos? ¿Que les pasa?

-Nada, dejalo. Es tarde, deberíamos dormir.

Me levante de la cama y él agarro mi brazo.

-Nena.-Tiro de mi pegando mi espalda a su pecho.-Vamos, no me hagas obligarte.

-¿Obligarme? ¿Como?-Me di la vuelta para enfrentarlo.

-Así por ejemplo.-Se inclino y dejo un beso húmedo en mi cuello. Mi respiración salio disparada.

Había visto escenas así en las películas pero nunca había vivido aquello. No iba a mentir, era una de las mejores sensaciones que había experimentado nunca.

Me aparte, siempre quise que la persona que me hiciera sentir de aquel modo fuera mi novio, cuando lo encontrara claro.

-Oh, nena te ha encantado.

-Voy a dormir.

Me tumbe en la cama y me tape mientras oía su risa de fondo. Al rato un cuerpo ajeno se tumbo a mi lado y un brazo rodeo mi cintura. Los labios de Michael depositaron un beso en mi cuello. Me hice la dormida.

-Se que no estas dormida.-Susurro él pelirrojo. Yo seguí haciéndome la dormida.-Muy bien.

Pude notar como sonreía, sentí algo duro contra mi trasero, me sorprendí pero yo seguí interpretando mi papel. Me sobresale cuando él cuerpo de Michael empezó a moverse.

-Oh si guapita, si no estas dormida- Se inclino un poco y susurro:-No te importara que me restriege.

Me levante de unsalto y él se río.

-Creo que voy a dormir en él suelo.

Volvió a reír y yo me tumbe en él suelo envuelta en mil mantas, me dormí y él hizo lo mismo.

MI PESADILLA. (Michael clifford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora