Día de recuerdos

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Amaneció, aún faltaba una hora para entrar a clases, decidí asistir pero no porque ame estudiar, la razón por la que decidí alistarme e ir a la escuela es "hablar con Fer".
Ayer se fue apenas le dije que me gusta alguien más. Esperaba una reacción cargada con sentimiento de coraje y en el peor de los casos una reacción con odio. Siendo sincero, me preparaba para recibir una cachetada al menos, pero no esperaba un "te veo mañana en la escuela, adiós Erick".
Siento un poco de culpa, no puedo corresponder a sus sentimientos, no sé en qué momento fue que pasó... ¿En qué momento se enamoró? ¿Hice algo que ella pudo malinterpretar? ¿Cómo saberlo? Cuando las mujeres dicen que los hombres nunca se dan cuenta de nada, tienen razón.
Ya listo, voy hacia la cocina, cojo un par de manzanas y salgo de casa.
-¡Que demoron eres hijo!
-¿Papá? ¿Que haces aquí?
-Pues... Aquí vivo, hijo. - su respuesta es muy obvia, y no era lo que esperaba.
-Sabes a que me refiero, yo pensaba que estabas en el trabajo.
-Pues hoy decidí llevar a mi hijo a su escuela.
-¿Estas hablando en serio? - digo mientras abro la puerta del carro.
- Sé que es algo raro verme aquí a estas horas.
-Si que lo es. ¿Hoy no trabajas?
- Si pero entro dos horas más tarde.
-Entiendo. - Me quedo callado mientras miro por la ventana.
-Hijo... ¿Cómo van tus clases?
-Normales. - se queda callado por un rato.
- Hijo... Sé que no hablamos mucho, y casi ni nos vemos. Erick, me cuesta mucho hablar contigo y más con tus respuestas tan secas. Hijo, tú no eras así. - espera una respuesta de mi parte, pero ni lo volteo a mirar. - desde que pasó el incidente, tú no eres el mismo. Antes eras más expresivo y ahora con las justas respondes cuando te hablan.
-¿Que quieres que te diga? Yo no volveré a ser como antes... Papá, murió mi amigo, murió ante mis ojos... ¡Maldición! No pude hacer nada. ¿Sabes lo duro que fue para mi? Desde ese día yo... Olvidalo, gracias por traerme.
- Aún tienes tiempo, faltan 15 minutos para que entres a clases. Hablemos ¿si?
- No papá, tengo un asunto que resolver. Te veo en casa... Si es que te encuentras en ella. - bajo del auto sin decir más. No me permití llorar, no en la escuela. Entré lo más rápido que pude al baño del primer piso y me lavé la cara.
Los recuerdos tan dolorosos de aquel tiempo volvían una y otra vez a mi mente, sus últimas palabras sonaban una y otra vez en mi cabeza.
-¡Vamos Erick! ¡Cálmate! - me repito.
Entro al aula faltando cinco minutos para que comience la clase. La vi rodeada de chicas y al verme se le borró la sonrisa que la caracteriza. Mis compañeras se apartaron, y cuando me ubiqué en mi sitio, ya no estaban.
Moví mi mano de un lado al otro en señal de saludo, ella hizo lo mismo.
-¿Podemos conversar? - pregunto.
-Ahora no Erick, no me siento lista para hablar contigo. Es más, siento vergüenza de lo que te dije... ¿Sabes? Olvida todo lo que te dije, yo fui muy tonta al creer que tú sentías lo mismo por mi. - ¿Está buscando que me sienta culpable? Si es eso lo que busca, lo está consiguiendo.
-No eres tonta, al contrario. El tonto soy yo, eres una señorita muy linda y estoy seguro que muchos mueren por tenerte. - no dice nada. - hablemos en nuestro tiempo libre.
-Erick, no tienes por qué darme explicaciones.
-Fernanda sé que no tengo que darte las, es más, ni a mi madre le doy explicaciones pero quiero decirte el por qué no puedo quererte de otra forma.
- ¿En serio? ¿Ni a tu madre? así que eres un chico rebelde.- sonríe. - Esta bien, te veo en el patio trasero de la escuela... Al parecer, la conversación va a ser muy larga.
-Realmente lo será. - sonrío.
-Buenos días alumnos, pasaré a revisar las tareas que dejé el miércoles pasado...

Antes de Joel. // JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora