Antes de Joel. // Joerick

¡Entérate!

La puerta se abrió así que me dirigí a recibirla. Madeleine entró acompañada de Israel.

- ¿Es por esto que no fuiste a recogerme? ¿Tenían una cita? ¿Por qué no me lo contaron? - los bombardeo con preguntas.

- No es lo que te imaginas. - dijo ella echándose en uno de los muebles de la sala.

- Concuerdo con ella, apenas la conozco. - mi mejor amigo se sonroja.

- ¿Entonces que hacían? - volví a preguntar.

-Pues... Israel me salvó. Digamos que ahora es mi héroe. - ambos se sonrojan.

- No fue nada te vi en problemas y solo quise ayudar, es lo que cualquier persona en mi lugar hubiera hecho.

- No entiendo, ¿De qué la salvaste? - pregunto intrigado.

-Habían dos tipos que la habían acorralado. Uno la tenía tomada del brazo y no quería soltarla. - al escuchar eso mi angustia aumentó en un segundo.

- Madeleine... ¿Es eso cierto? - me acerco a abrazarla. - ¿Te lastimaron?

- No, estoy bien, Israel llegó a tiempo... Y ya suelta me, esto es un poco incómodo.

- Ahora no puedo abrazar a mi mejor amiga, eres muy quisquillosa enana. - dirigí mi mirada hacia Israel. - Gracias, bro... Te debo una.

- No fue nada, en realidad... Tengo mucha curiosidad. ¿Por qué esos hombres te molestaron?

- No quiero hablar del tema, en realidad... No sé el porqué me siguieron y me molestaron es por eso que no... - La interrumpo.

-Madeleine. - La tomó del hombro. - Llegó la hora de contarle a Israel lo que sucede. - ella no está de acuerdo conmigo pero me apoya.

- Israel... Siéntate por favor. - los tres nos sentamos a conversar. - Esos tipos no tienen ningún vínculo con Madeleine, a quien buscan es a mí.

Su rostro refleja angustia y decepción al mismo tiempo.

- Erick... Esto tiene que ver con tus "temitas nocturnos", siempre te advertí, te dije que iban a traerte problemas. - empezó a regañarme.

- Tranquilo, no tiene que ver con eso... Bueno si, pero no como te lo imaginas. Eso me ayudó a pagar mi deuda.

- ¿Deuda?¿Tuviste una deuda con esos tipos? - yo solo asentí. - ¿Por qué me lo ocultas te? Yo... Yo pude prestarte el dinero.

- ¡Nooo! Yo no quiero depender de nadie... Era mi problema, yo tenía que buscar la manera de solucionarlo, no tú.

- Como siempre, el Erick orgulloso apareció, nunca aceptas la ayuda de nadie, todo quieres resolverlo solo. ¿Acaso no soy tu mejor amigo? ¿Por qué no me lo contaste? ¿Acaso no existo para ti? - gritó.

- ¡Solo quise protegerte! - grité desesperado. - ¡Maldición! Sé que me equivoqué pero no quiero que me digan algo que ya sé, si te enterabas de esto estarías en peligro... Estoy hecho mierda, ¡Deja de cuestionarme! - no pude controlarme, sentí mis lágrimas caer y mi voz se quebró.

- Gritando no van a solucionar nada. - Madeleine intervino.

- Yo mejor me voy. - susurró Isreal levantándose del mueble sin mirarme.

- Israel, espera... - Madeleine va tras él.

- ¡Déjalo! Es lo mejor por ahora. - camino cabizbajo hacia mí habitación.

Buscaba estar solo y creo que Madeleine lo entendió no me fue a ver hasta que pasaron dos horas.

- No tengo hambre. - digo al ver la fuente que traía en sus manos.