No temas, yo no te voy a juzgar

89 6 2
                                    

-Y bien, ya estamos aquí. - dijo Fernanda mientras se acomodaba en una de las bancas del patio trasero.
-¿Quieres una manzana? - asintió.
-Adelante, siéntate. - dice antes de darle una mordida a la jugosa manzana. - Me quedó en silencio.
-Y... ¿Cuándo comienzas a contarme el por qué no puedes quererme?
- Verás, esto es muy difícil para mí. Te pido por favor, no me juzgues después de escuchar lo que te voy a contar.
-No sabes como comenzar ¿Verdad? - sonríe y yo asiento. - Entiendo... Podrías comenzar diciendo el nombre de la persona que tiene cautivado tu corazón. Dime, ¿La conozco?
-No.
-Bueno, ya que no la conozco debería ser más fácil para ti contarme tu historia. ¿No crees?-suspiro.
-Fer, confío mucho en ti, eres una gran amiga. - se entristece. - no lo tomes así, no eres tú...
- Erick, no me vengas con el típico discurso de "No eres tú, soy yo".
-No, no es eso. - respiro y me tranquilizo. - ¡Ahí voy! Fernanda, hace un tiempo llegué a esta ciudad, hace más de un año que vivo aquí. Cuando llegué conocí a una persona muy especial. - sonrío recordando aquellos buenos momentos. - ¿Sabes? Al inicio solo buscaba molestarlo.
-¿Molestarlo? - su hermosa y cálida sonrisa desapareció apenas escuchó esa palabra.
- Si, solo buscaba hacerle la vida imposible al hermano de mi mejor amigo.
- ¿Qué? - la manzana se resbaló de su mano con apenas unas pocas mordidas.
- Si Fernanda, me gusta un chico. - Se levantó de la banca alterada. - ¡Cálmate, por favor! Siéntate.
-No lo puedo creer.
-Tu reacción era muy predecible. Hasta yo hubiera reaccionado así... Ahora ya sabes porqué era difícil empezar... Dime algo, ¿Quieres que continúe con mi historia? - sus cálidos ojos se veían tristes. No me atrevía a seguir mirandola. De repente, me abrazó. - "No temas, yo no te voy a juzgar".
- Gracias, lo necesitaba.
- Quisiera escuchar la historia completa pero antes, aclarame una duda. ¿Él es el hermano de Israel? - asiento. - ¡Oh vaya! Por lo que veo, Isra no lo sabe ¿Verdad?
- Actualmente, eres la única que lo sabe. Bueno, el mejor amigo de Joel lo sabe pero no por mi boca.
- No me imagino como debes sentirte con este tema, continúa, por favor.
- La primera vez que lo ví fue en una heladería cerca de aquí, él trabajaba ahí. Ese día era mi primer día en esta ciudad, salí a dar una vuelta por el vecindario además, visité la nueva escuela.
Al volver tenía ganas de refrescar me, era una calurosa tarde de verano. Compré un helado y pensé comerlo lentamente mientras disfrutaba de la vista y la paz que se sentía en aquel lugar... Hasta que llegó Christopher, su mejor amigo.

Flashback :

Christopher: Pero miren que bonito le queda ese gorrito al jovencito, te como.-¡Que es todo ese escándalo! Pensé cuando escuché la voz del chico que le quitó su gorra.
Joel: ¡Ya déjame trabajar Chris! - ¡wow! Que lindo puchero. ¡Ay que estoy pensando! Aunque esto es divertido. Me quedé observando la cómica escena.
Christopher: Oye pero yo vengo a comprar un helado, que mala atención hay aquí.
Joel: Toma tu helado. - que irritante es ese chico, pensé. ¿Cómo es que puede hacerlo enojar tan rápido? Ese chico.. El de los rulitos, se ve muy tierno cuando está molesto... Sonrió.
En ese momento se percatan que estaba observando aquella vergonzosa escena. Comienzan a mirarme y eso me incomodó así que decidí irme y terminar mi helado de camino a casa.
Al volver a casa, mamá me comunica que iríamos a casa de un socio de la empresa en la que mi papá empezó a trabajar. Como era evidente, me negué pero ambos pudieron persuadir mi alma rebelde. Ya listos, nos dirigimos a casa de los Pimentel. Mi padre se quedó estacionando el auto mientras yo tocaba el timbre queriendo que ese día acabe. Sin imaginarme que él me abriría la puerta, el chico ruloso de la heladería. - ¿Que hago? - recordé el incidente de la tarde y pensé que tal vez se había olvidado de ello así que decidí presentarme. Al juzgar su reacción no lo hizo, apenas me vió se quedó petrificado.

Fin del flashback.

Sonó la campana, el receso había concluido pero mi historia no, acordamos ir juntos a casa así podría continuar con mi relato.
Volvimos al aula, no me sentía cómodo, me arrepentí de haberle contado todo eso a Fernanda.
Tal vez lo notó ya que susurrando mi nombre llamó mi atención.
"Confía en mi" - esas cortas palabras estaban escritas en una hoja de su cuaderno de matemáticas.


"Gracias por el apoyo a mi historia, seguiré actualizando"

"Gracias por el apoyo a mi historia, seguiré actualizando"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Antes de Joel. // JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora