𝑵𝒐𝒕𝒓𝒆 𝒆𝒏𝒗𝒐𝒍
Cuando había terminado de hacer los deberes de la escuela, decidí sentarme a tocar un poco en el piano, era bastante delicado y sencillo para herir mis manos, por esa razón mis padres me dejaban relajarme tocandolo.
Esta era sin duda una de las cosas que más feliz me hacía, mi familia, en ella incluida Carmen, Copito, el piano, incluso estaban contadas con la palma de mi mano.
Mientras tocaba una de mis melodías favoritas, para el criterio de mis padres, un poco melancólica, tenía oportunidad de pensar en lo que pasaría mañana, cuando me tocaban citas médicas tenía que aprovechar, y no con esto me refería a precisamente la cita, sino al hecho de que podría salir, respirar aire del exterior, podría sentir un poco más cerca a las personas, de las que también debía cuidarme porque repetir accidentes no era opción.
Cuando tenía diez años mis primos solían venir a casa, la familia de mis padres conocía mi condición, sin embargo mis primos no comprendían la magnitud del asunto. Sin esperarlo uno de ellos corría por la casa, yo solo me limitaba a mirarlo jugar, cuando de pronto me levanté del sofá para ir al comedor y él a toda velocidad se estrelló contra mí botandome al suelo y provocando que mi brazo se rompiera, mi mamá pegó el grito en el cielo, papá corrió a levantarme del suelo y de inmediato me llevó al auto para ir al hospital, ambos estaban enfadados y muy preocupados, desde entonces la familia jamás volvió a casa hasta que todos crecimos, y para este punto puedo decir que para todos mis primos es preferible mantener su atención en el celular, hablar de sus amigos, sus novios, sus novias, pero jamás de como podrían ayudarme a sentir menos inútil cada que están aquí, al menos yo no puedo contar de viajes, salidas, fiestas, como ellos lo hacen, por eso es que ni amigos, ni mucho menos un novio podía tener, se aburrirían rápidamente, ¿A quién podría interesarle saber lo que hace una persona que vive entre cuatro paredes? Sí, seguro que a nadie, prefiero evitar cualquier vergüenza o humillación.- ¿Puedo pasar mi niña? - Dijo Carmen del otro lado de la puerta mientras tocaba la misma.
- Pasa nana - Confirme.Me quité del piano y me dirigí hacia la cama para sentarme mientras Carmen cerraba la puerta.
- Que bonita melodía tocabas pequeña - Mencionó con una linda sonrisa en su rostro, aquella que jamás borraba - Lamento haber interrumpido - Dijo apenada.
- Oh, descuida nana, no hay problema, mis padres dicen que es muy triste para que yo la toque, pero ven, siéntate conmigo - Le dije mientras palmoteaba la cama para que ella se sentara a mi lado, acto que hizo - ¿Qué pasó nana? - Pregunté.
- La señora Gisel me pidió que subiera para ver si no necesitabas algo, ella salió y aún no vuelve - Claro, mi mamá paso a dejar indicaciones, como siempre.
- Oh, mi madre, estoy bien nana, solo un poquito aburrida, ya sabes, lo normal - Me fue imposible no poner los ojos en blanco - Ella dijo que vendría gente nueva para ocupar la casa de a lado, ¿Irá a recibirlos? - Pregunté curiosa, mi mamá no era mucho de hacer ese tipo de cosas, me extrañaba que incluso ella dijera que 'probablemente' lo haría.
- Me parece que si mi niña, la señora estaba muy apurada abajo, no mencionó que cosa saldría a comprar - Respondió sin estar segura.
- Mm, pues vaya, que cosa tan extraña, espero que me cuente después - Y realmente lo hago, tengo curiosidad.
- Seguro lo hace mi niña linda, no veo que de malo tendría -.
- Tal vez, ¿Y si la convencemos de que me deje ir con ella para saludar al menos? - Pregunté esperanzada.Una gran parte de mi sabía cuál sería la respuesta de mi mamá, pero tenía curiosidad por acercarme y quería intentarlo.
- Mi niña, sé que tienes muchas ganas de salir, pero quedarte en la seguridad de tu habitación hace que a tu mamá no se le pongan los nervios de punta, sabes muy bien como reaccionaría con el simple hecho de verte cerca de las escaleras - Dijo con pesar, ella sabía la respuesta también.
- Nana, ya tengo diecisiete años, ya no soy una niña que por descuido pueda caerse de las escaleras de la nada, estoy consciente de lo que me pasa y las consecuencias, mi mamá no puede mantenerme encerrada todo el tiempo como si fuera una prisionera, eso no es justo, ni siquiera recuerdo cómo es la cocina de mi propia casa - Realmente esto me ponía mal, y mi rostro no trataba de ocultarlo - Nana, merezco al menos salir al jardín a caminar, pero acercarme al borde de las escaleras hace que mi mamá casi quiera devolverme a la cama como sea, ¿Por qué debe hacer tan notorio que no soy normal? - Concluí con un tono enfadado.La sensibilidad brotaba por mis poros, las lágrimas amenazaban con salir.
- Mi niña, tú eres normal, solo tienes una condición que te hace una chica mucho más especial, pero no por algo malo, eres como una muñequita, tan bonita y delicada, una muñequita de cristal que se debe cuidar con sumo cuidado para conservarse por lo hermosa que eres, por lo mucho que las personas queremos tenerte, tu mamá te ama ___, la emoción con la que te espero fue definitivamente enorme, deseaba cada día tenerte entre sus brazos y poder mirarte a los ojos, y déjame decirte que los ojos azules de tu papá fue lo que más deseaba que sacaras de él - Decía mientras acariciaba mi mano.
- ¿Por eso dice que mirarnos a los ojos cuando hablamos es una muestra de educación y atención a los demás? ¿O solo por qué ve en mis ojos los ojos de mi papá? - Pregunté con una pequeña sonrisa.
- Lo dice por las dos cosas, cada parte de tu papá, todos los sentimientos que le provocó para enamorarse perdidamente de él, son los que tu mamá mira en ti, mi niña eres idéntica a tu papá, eres noble y sencilla a pesar de todo, y por supuesto que muy hermosa, lo único que tu mamá y todos deseamos es que tú puedas estar mucho más tiempo con nosotros, se que las limitaciones para ti son muchas, pero verte al despertar ___, es una de las cosas más maravillosas que la vida nos otorga - Cada palabra que salía de su boca me hacía pensar mucho.
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|Muñeca de Cristal| Christopher Vélez
FanfictionLa oportunidad de una vida con privilegios no puede ser para todos, así como tampoco puede ser para todos gozar de los placeres que la naturaleza, tu alrededor, las personas, te brindan. Romperte en mil pedazos pero de una forma verdadera, puede ser...