Capítulo 7

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𝑴𝒂𝒔𝒔𝒂𝒈𝒆

La tensión en mi casa había bajado, mis padres habían dejado de insistir así que pude calmarme después de que ellos se alejaran de la puerta.
Me había puesto a tocar una melodía en el piano, me ayudaba a relajar y era lo que más necesitaba en estos momentos.

- Mi niña, ¿Puedo pasar? - Preguntó Carmen al otro lado de la puerta.

Para ser honesta no tenía ganas de ver a nadie ni de hablar con nadie, ya me sabía de memoria lo que tenían para decirme así que no encontraba el caso.

- Nana, ahora no, por favor - Mencioné tratando de sonar amable.
- Está bien mi niña, no te preocupes - Escuché como los pasos se perdían poco a poco.

Me dirigí a la ventana y me senté junto a esta sin mucho y nada más que hacer.

- ___, hija - Decía mi papá del otro lado de la puerta.
- Papá, vete - Pedí interrumpiendo sus palabras.
- Princesita, hay alguien que quiere verte - Insistió.
- No me interesa papá - Afirme.
- Hija - Él seguía afuera.

Lo pensé un momento y me levanté para dirigirme a la puerta y abrirla levemente.

- Hola - Mencionó Christopher.

¿Qué se supone que hacia el hijo de los Vélez en mi casa, en mi habitación?

- ¿Puedo pasar? - Preguntó con cierta inseguridad.

Yo lo miré fijamente durante unos minutos, ¿Qué era lo que este tipo quería conmigo?

- De acuerdo - Terminé accediendo.

Mi papá dejó a Christopher conmigo y se fue, vaya, que confianza le tenía.
Sin más dejé que Christopher entrara, él observó todo a su alrededor, no decía nada, simplemente se mantenía quieto volteando a todas partes.

- Y bien, ¿Qué se supone que necesitas? - Pregunté interrumpiendo su inspección.
- ___, soy Christopher Vé - Comenzó a decir, sin embargo no lo deje seguir.
- Sí, sé quién eres - Dije - Mis padres no podrían olvidar a los hijos de sus amigos - Continúe.
- ¿Y tú si? - Preguntó curioso.
- Tus papás son amigos de los míos, mas no míos - Respondí firme.

Christopher se me quedó viendo unos segundos hasta que volvió a hablar.

- Ya, ¿Puedo sentarme? - Preguntó cambiando el tema.
- Claro - Ambos caminamos hacia la cama y él se sentó justo frente a mí.
- Tu mamá está muy triste abajo, está llorando - Dijo mirándome.
- ¿Cómo sabes eso? - Inquerí.
- Porque la ví cuando llegué, así como también ví como tus padres entraron detrás de ti a toda velocidad, ¿Por qué les hiciste eso? - Preguntó directamente.
- ¿Acaso tengo que decírtelo? - Pregunté sin mucho tacto.
- Solo quiero ayudar, ___ - Dijo amable.
- Eres mediador o psicólogo? - Debo dejar de see tan dura.
- No, pero tus papás son personas que aprecio mucho y no me pareció el berrinche que les hiciste, seguramente por no haber cumplido un capricho tuyo es que saliste huyendo de esa forma, y ahora tu mamá se siente culpable y por eso llora - Mencionó tan seguro de lo que decía.

¿Quién demonios se creía este tipo para venir a mi casa a darme lecciones de educación?

- Tú no eres nadie para juzgarme, tú no sabes nada de mí - Ataque.
- Te conozco más de lo que imaginas, recuerdo algunas cosas de cuando éramos más pequeños - Dijo.
- Yo contigo jamás construí recuerdos, y los que tengo con Jonathan jamás salen de mi cabeza, así que no puedes venir a mi casa a exigirme explicaciones o darme lecciones de educación cuando básicamente no conoces absolutamente nada de mi vida - Dije completamente enojada.
- ¿Por qué eres así? Ni siquiera nos conocemos del todo, hace años que no nos veíamos, esta visita debió ser distinta - Decía creyendo tener razón.
- Estás aquí porque quieres, no porque yo te lo haya pedido - Asegure.
- Lo sé, pero te repito, aprecio mucho a tus papás, verlos de esa forma no me parece correcto ni nada justo de tu parte -.
- Ya te dije que no conoces nada, nada de mí, no tienes argumentos para venir a defender algo que no conoces, algo de lo que no tienes idea - Dije mientras trataba de hacerle ver qué tenía que parar.
- ¿Qué más podría hacerte salir corriendo de esa forma del auto? - Preguntó pareciendo obvio.
- No te importa, no es de tu incumbencia -.
- Oye solo quiero ayudar - Volvió a decir.
- No necesito tu ayuda, no te la he pedido, y hasta que mi madre te mencionó es que supe de ti, así que no sirve de nada que estés aquí, no voy a hablar contigo - Me rehuso a seguir con ésto.
- ___, ya lo hiciste -.
- Sí, pero no de lo que me pasa, no tienes porque saberlo -.
- Tu actitud debería ser diferente, tus padres te lo dan todo, ¿Por qué no sales un rato a distraerte para que - Ay no, de inmediato lo interrumpí.
- Basta, ¿Ok? Vete, es mejor que dejes las cosas como están, ya no lo empeores Christopher - Dije con firmeza tras lo que estaba a punto de salir de su boca.
- ¿Qué dije que no sea verdad? ___ no está bien que seas una niña mimada - Como tampoco está bien que no se pueda callar.
- ¿Una niña mimada? ¿Acaso tienes hijos para venir a decirme cómo debo estar educada? Estoy segura de que no sabes ni que demonios haces aquí - Definitivamente respondí alterada.
- Tengo muy claro lo que hago aquí, pero creo que perdí mi tiempo con una niña que aún no sabe portarse como señorita - Dijo con seriedad.
- Pues vete, deja de perderlo y de hacerme perder el tiempo a mí también, no estoy para escuchar sermones de un estúpido niño engreído que se siente mucho por creer que es perfecto y tiene la razón absoluta, por sentir que puede hacer el bien en todas partes y ser el mediador de problemas entre personas que ni siquiera conoce, fuera de mi habitación y de mi casa - Le grite enojada.
- Oye - Intentó decir.
- Largo de aquí, y evita volver a poner un pie en esta casa, y el día que decidas decir algo más, procura que no sea tanta estúpidez como lo que dijiste ahora, sino te molesta tengo cosas que hacer, así que vete ahora mismo - Mencioné interrumpiendo lo que sea que diría.

Christopher me miró confundido, seguramente sin esperar que yo fuera a responderle como lo hice, pero tenía mis razones, el tipo me había hecho enfadar, había venido a decir cosas sin conocer lo que hay detrás, solo dejándose llevar por lo primero que veía, él no conocía por todo lo que yo pasaba, por todo lo que diesisiete años han hecho conmigo, y sin embargo se atrevía a venir a juzgarme como si él fuera perfecto, eso jamás lo iba a tolerar.

- Quizá no fue la manera de tratar de ayudar, tal vez debí preguntarte antes lo que pasaba y no suponer - Comento con cierta calma.
- Si bueno, es tarde, así que ya no me importa, puedes irte Christopher, y procura no volver más -.

|Muñeca de Cristal| Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora