Catorce

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—¿Entonces? —Manuel se detiene al llegar a la bifurcación del pasillo que divide muestras casas—

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—¿Entonces? —Manuel se detiene al llegar a la bifurcación del pasillo que divide muestras casas—. ¿Vas a venir al asado del domingo con mamá y Fernando?

—Ah, ¿tu hermano también viene?

—Sí... Mamá lo invitó con su novia, recién me escribió Fer para confirmar la invitación, porque sabe cómo es mamá.

«Mis agradecimientos a Fernando por distraerlo del tema Leroy.»

—Bueno... No sé qué pito toco yo en esa reunión, pero... ¿Por qué no? —sonrío—. Puede ser divertido. ¿Me pasas a buscar para ir a tu casa? Tengo miedo de perderme en el camino.

Reímos por mi mal chiste, y nos despedimos hasta el día siguiente. Si hay tertulia familiar, el supermercado se pasa al sábado, y así acordamos con Manuel. Beso en el cachete, abrazo, y cada uno a su casa.

Hora de retomar la conversación.

Hora de retomar la conversación

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Esto ya se puso tenebroso

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Esto ya se puso tenebroso. Estoy en el punto de bifurcación entre «mandale, la vida es una», y «no, no es correcto». Las palabras de Manuel retumban en mi cabeza.

«La vida es una sola, arrepentite de lo que pasó, no de lo que pudiste haber hecho y no hiciste.»

«Ya son adultos y no es nada ilegal.»

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