Cincuenta y ocho

819 80 16
                                    

—Lisa, definitivamente no

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Lisa, definitivamente no. ¿Qué hiciste con los zapatos que te conseguí de canje? La marca me va a asesinar si no los arrobo en mi Instagram, les prometí que iba a subir la foto de mi cuñada usándolos a mis stories.

—Tranquila... Tengo tu foto, son los que usé en el civil. Marilyn, mandalas al grupo, así se queda tranquila.

Marilyn suspira frustrada mientras envía las fotos que sacó con mi teléfono al grupo que armamos entre las tres para organizarnos con los preparativos: Cenicienta y sus hadas madrinas.

—Sam... Va a estar divina y súper original —opina Marilyn—. Además, fue a pedido de Manny, él también va a estar en zapatillas.

Samantha se cruza de brazos y suelta un bufido. Entiendo su posición, ella es modelo e influencer con dos millones de seguidores en redes sociales, es lógico que quiera usarme de auto de TC 2000 para exhibir sus marcas. De hecho, absolutamente todo mi ajuar de novia es de canje, y terminó por confesarme que la ropa que vestí en su boda también me la envió ella. Solo que usó de mensajero a Manuel, porque pensó que yo la odiaba y no aceptaría su regalo.

Lejos de enojarme, le agradecí el gesto, de otro modo esa noche me hubiera visto ridícula en comparación a los demás invitados si yo hubiese escogido la ropa para usar en su boda.

—Sam, ya fue —continúa Marilyn—. Dejala que le cumpla el deseo a su flamante marido. Sacale una foto vestida de novia y arrobá a Converse, en una de esas le conseguís canje de zapatillas de por vida a tu cuñada.

—No estarás subiendo fotos a Instagram ahora, ¿no? Conociendo a Navarro, ya lo veo actualizando tu perfil cada cinco minutos para ver el backstage.

—Lo bloqueé de todas mis redes —comenta Samantha sin soltar su teléfono—. Conozco muy bien a mi cuñado, le dije que ni se gaste en intentarlo, después lo desbloqueo.

—Muy bonito, pero mientras nosotras estamos acá, él y tú marido están en Banfield —deduce Marilyn—. Debe estar viendo todo lo que subís desde la cuenta de su hermano.

—También bloqueé a Ferchu. Me verás rubia, pero de hueca no tengo un pelo.

—Bien, nena. Vamos que cada vez estamos más cerca de la amistad.

Niego con la cabeza mientras dejo escapar una risa, yo sé que ambas, en el fondo, se tomaron mucho cariño durante el tiempo que compartieron juntas. No entiendo por qué tienen que pelear todo el tiempo. Me tocará mantener el grupo cuando todo haya terminado, y ya no tengan que convivir obligatoriamente.

Miro mi teléfono cuando que la maquilladora acabó su trabajo, ya no falta nada para encontrar a Manuel en el altar del parque. Samantha y Marilyn me ayudan a colocarme el traje de novia. Un vestido corto a la mitad del muslo, de falda de encaje amplia, y un fino corset bordado con escote corazón. La única ayuda que necesito de parte de ellas es subir el cierre de la espalda, las dejo hacer su trabajo, y finalizo el look colocándome las Converse blancas y la campera de cuero de Manuel. Otra de las exigencias de su dress code.

FortunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora