Quince

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Zee resopló con molestia y caminó tambaleante hasta la cama, donde la morena omega estaba tumbada y semidesnuda.

—Re-Responde, ¿Q-Qué demonios haces a-aquí, Janis?.

—Hola mi alfa, ¿por qué me saludas así tan arisco?, tu padre me mandó para que te hiciese compañía...Me dijo que querías que nos conociésemos mejor y yo te necesito, por eso he venido—respondió esta con voz melosa y gateando sobre la cama acercándose a él.

Este pudo comprobar el olor intenso de la sensual omega, ella estaba en celo.

—Ve-Vete, no p-puedo po-poseerte—dijo el alfa haciendo un gran esfuerzo por no abalanzarse sobre ella.

La morena lejos de obedecer, le sacó la botella de la mano y bebió un gran trago, luego se la pasó y este también bebió.

—Celebremos Zee...somos jóvenes, hermosos, libres y ardientes... No te resistas, yo quiero que me poseas... De verás deseo que me folles— le susurró jadeante, quitándose la única prenda que cubría su cuerpo.

Debido al alcohol el alfa se sentía en una nube de confusión y el aroma de la omega que llenaba toda la habitación, no ayudaba mucho.

—Amame, ven conmigo, quiero sentirte dentro de mi—insistió la omega en su oído, frotando su tembloroso y caliente cuerpo contra este.

El alfa luchó contra su propio deseo todo lo que pudo y entonces se desmayó pero aún así su cuerpo seguía respondiendo a las feromonas de la omega, por lo que su dura polla iba por libre.

Janis se aprovechó y comenzó a chuparsela y lamerla, esta estaba muy lubricada y Zee seguía sin volver en sí, así que con una malévola sonrisa, la omega se colocó sobre este, se metió la polla en su interior y comenzando a cabalgar.

Con el frenesí de sentir el miembro del alfa llenándola por completo, Janis intensificó el ritmo, mientras jadeos y gemidos salieron de su boca.

Cuando el alfa abrió los ojos, su confusión era tal que creía estar con Saint, así que agarró la cintura de la omega con sus manos y se dejó llevar.

La omega volvió a sonreir triunfante, mientras se entregaba a la pasión desenfrenada que sentía por tener al hermoso alfa bajo ella.

Finalmente el nudo de este se hinchó pero como estaban borracho y aunque las feromonas de la omega habían encendido su deseo primitivo, éste no sintió deseo de morder, por lo que sus colmillos no crecieron y tan solo liberó su semilla dentro de ella.

A la mañana siguiente, este se despertó encontrándose a la omega desnuda y dormida completamente enroscada a su cuerpo.

Este tenía una resaca tan grande y tan molesta, que no alcanzaba a recordar claramente lo que había sucedido, por lo que no entendía como había llegado a aquello.

Contempló con horror las sábanas aún con restos de su semilla y entonces percibió también, el aún persistente olor a sexo y feromonas impregnadas en el ambiente.

—¡Oh mierda!, ¡joder!...¡no!... ¡no!.

Se levantó rápidamente y se fue directamente a la ducha para quitarse el olor de Janis y maldiciéndose una y mil veces por ser tan débil y estar hasta el cuello de mierda.

Sabía que la mayor parte de la culpa era de su padre pues él había sido quién le había mandado a la omega, aunque él también lo era por beber hasta perder el conocimiento..

Sólo podía pensar en Saint y en si habría sentido el engaño a través del lazo, se sentía un desgraciado y se odiaba a sí mismo por lo que había sucedido.

Tras la ducha, este salió con la intención de hablar con la omega pero esta ya no estaba allí, miró entonces al suelo y tampoco había rastro de su ropa, salió al pasillo y escuchó cerrarse la puerta principal.

Al parecer, esta había tenido bastante prisa por desaparecerse de allí sin dar ningún tipo de explicación, ni tampoco de hablar sobre lo que había pasado la noche anterior.

El alfa muy molesto bajó a desayunar a la cocina, donde ya varios de los alfas guardianes estaban degustando su delicioso desayuno, el cual había sido preparado por las omegas del servicio que habían contratado mientras durase esa campaña.

—Al parecer ha disfrutado de una bella compañía ésta noche—habló uno de ellos.

—¿Puedes dejar de molestarme?, agradecía que me dejases agonizar mi resaca en paz, gracias—dijo el alfa  bastante irritable.

—Ok, lo siento, tan solo que la señorita Jan...

—¡Cállate!, ¡ni me recuerdes a esa estúpida perra!—gruñó finalmente Zee cogiendo su café y saliendo de allí.

Tras tomárselo bien amargo, por supuesto, este bajó al sótano y uno a uno volvió a revisar y recontar sus capturas, todos eran hermosos pero como siempre apestaban a miedo.

La Corporación procuraba alimentarles y asearles bien para que su "mercancía" no se devaluara, así que dio el visto bueno y entonces llamó a su padre para confirmar que ya podían realizar la subasta.

Esperaba volver al día siguiente a Tailandia con Saint pero su padre no le tenía muy buenas noticias pues ni Gulf, ni Mew habían alcanzado aún su cupo, por lo que tendrían que alargar su estadía en Italia unos días más.

3. «Era un omega destrozado»-Zaintsee-Mewgulf -Omegaverse-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora