Treinta y uno

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Tiempo después.

El detective contrario por Zee se pasó días y noches haciendo turnos de guardia entre el edificio de Perth y el hospital donde éste tenía su consulta, por si el doctor regresaba de nuevo por allí pero eso no ocurrió.

El joven alfa tuvo que volver a viajar fuera del país por trabajo, aunque no pudo concentrarse, ya que estaba muy pendiente del teléfono esperando cualquier información que pudiese conseguirle Yatch.

La nueva desaparición de su omega y su bebé al que aún no conocía, no dejaba de atormentarlo, por lo que tardó mucho más de lo debido en conseguir su cupo de betas y omegas para la Corporación, enfadando así a su padre.

Joong tenía a la policía siguiendo sus pasos, así que no podía viajar, ni hacer movimientos que lo delatasen, por lo que no podía supervisar el negocio como quisiera, ni tampoco a la mercancía y mucho menos organizar, supervisar ni presenciar las subastas como había hecho siempre.

La últimas actuaciones de su hijo le hacían desconfiar de que algo turbio le ocultaba y los guardianes que había mandado vigilarlo aún no daban con lo que estaba ocultando.

Aparte del nerviosismo, de su desconcentración en el trabajo y su total falta de preocupación por su esposa Janis, estos no dieron con nada raro que hiciese sospechar que Zee estaba metido en algún lío, ya que no habían consiguido sacarle nada a los dos ancianos que habían capturado y torturado para que confesasen de que lo conocían y por qué el joven alfa había ido a su granja con tanta prisa.

Finalmente, Sara y Kong habían muerto sin soltar una sola palabra, más que negar que lo conocían y negar que tuviesen algún negocio con él, era todo un misterio y no tenían ni idea de lo que Zee había ido a hacer a aquella pequeña granja a las afueras.

Mientras tanto, Saint ya recuperado, se levantaba de la cama para ocuparse totalmente de su bebé e incluso comenzó a salir a pasear por los alrededores para coger aire limpio y que a su bebé le diese un poco el sol, tan necesario para su crecimiento y desarrollo.

Win vigilaba todos sus movimientos y los del médico desde detrás de su mostrador en recepción, mientras esperaba el momento preciso para que éste se quedase sólo y llevar a cabo su plan.

El moreno alfa estaba empezando a preocuparse pues aunque había pedido una excedencia en el trabajo, el dinero que había cogido antes de huir se estaba acabando y necesitaba regresar a su casa a por más pero el castaño omega tenía miedo.

...-Precioso, tengo que ir o Pete no tendrá más pañales... Además nosotros nos moriremos de hambre, ni podremos pagar este hotel...entiendelo no iría si no fuese necesario... Seguro que ya ese tipo ha desistido, tranquilo...estaré bien—habló intentando tranquilizarle.

-Lo entiendo y agradezco todo lo que haces por nosotros pero el no desistirá, lo conozco, ellos tienen mucho dinero y poder... ¿Que hay de ese tipo que fue a la granja?, ¿Que te hace pensar que no ha contratado a más gente?, No quiero que te lastimen-dijo Saint muy apenado.

-No me pasará nada... Si noto algo, les daré esquinazo... No nos volverán a descubrir por mi culpa...Tranquilo tendré más cuidado esta vez, ¿de acuerdo?.

—Por favor, cuídate mucho Perth, Pete y yo, solo tenemos a ti.

Este finalmente accedió y abrazó al alfa, entonces éste le besó la cabeza tiernamente, salió de la habitación hacía su coche, se subió y se marchó rápidamente de allí.

Win no sabía cuanto tiempo tendría, así que decidió actuar, por lo que cerró recepción y puso un cartel de aviso en la puerta pero cuando se dirigía hacía la habitación, un cliente lo llamó aunque este lo ignoró.

El alfa cliente volvió a llamarlo y este no tuvo más remedio que girarse y atenderlo.

...-Muchacho, nuestra ducha no funciona y la ventana del balcón no cierra bien... Debes arreglarlo- le dijo  un alfa de unos cuarenta años.

-No puedo en este momento, deben esperar-contestó girándose de nuevo al ascensor.

-No, tiene que ser ahora... Mi omega desea darse un baño y tu madre nos dijo esta mañana que tú arreglabas los desperfectos al momento-insistió el alfa molesto.

Este maldijo a su madre y también al cliente pero no podía permitirse perder el trabajo y ni perder la oportunidad de seguir realizando sus deprevaciones a su antojo, así que se volvió a girar y sonrió al cliente cínicamente.

-Muy bien, lo que usted diga... Ahora mismo iré a por las herramientas y revisaré la ducha y la ventana.

El alfa cliente asintió satisfecho y volvió a su habitación mientras veía como el joven alfa bajaba al sótano a por la caja de herramientas.

Mientras en la ciudad, Perth creyó asegurarse bien de que nadie lo acechaba, entonces consiguió llegar a su casa y subió para coger más dinero y algo de ropa y comida antes de regresar con Saint.

En la calle y oculto tras unos arbustos, Yatch lo había visto y había avisado a Zee, el cual estaba en camino para acompañarlo y así conseguir averiguar de una vez por todas donde escondía a su familia.

Finalmente, un tiempo después el médico bajó y subió a su coche, entonces los alfas lo siguieron con cautela dejándole espacio.

Perth sonreía satisfecho y ajeno a lo que se le venía unos metros atrás circulando camuflado, entre los demás coches, la verdad era que él tan sólo podía pensar en lo tierno que se había visto Saint preocupándose por él antes de salir.

Él estaba convencido de que el omega era el que había acertado pues al parecer Zee ya no lo buscaba y ya había desistido y estaría feliz con su otra omega y con su otro bebé, el cual seguramente ya habría nacido también pero lo que este no se imaginaba era que no solo lo seguían Yatch y Zee, sino que también los guardianes de Joong.

3. «Era un omega destrozado»-Zaintsee-Mewgulf -Omegaverse-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora