Epílogo

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Años después.

...—Vamos niños, apuraros o perdereis el bus de nuevo—los apuró Saint desde la cocina.

—Papi...es que Finghter me escondió mi chaqueta.

—Es mentira Pete, lo que pasa es que eres un bebé llorón.

—¿Es cierto papi?, él me la escondió —dijo la pequeña Anong de tres años.

—¡Cállate chivata!, ¡tú eres otro bebé llorón como Pete!.

—Basta Finghter, deja de llamarle eso a tus hermanos, anda ...daros un beso y vayamos ya, sino ya sabéis lo que toca... ¿Lo sabéis verdad?.

—¡¡¡Si papi!!!—dijeron al unísono los tres niños, mientras se abrazaban y se besaban para que su padre no los dejase sin postre como les ocurría cada vez que se portaban mal.

Cuando salieron por la puerta de la casa, los tres niños echaron a correr con sus mochilitas a la espalda hacía donde estaban sus amigos, que también esperaban al bus del colegio a unos metros de allí.

El omega sonreía al verlos cada día hacer lo mismo, estaba feliz, ver  correr felices y crecer sanos a sus hijos, era lo más maravilloso de la vida y aunque eran muy traviesos, se querían mucho y se extrañaban cuando alguno de ellos enfermaba o se quedaba en la casa de algún amiguito a dormir.

Al regresar de subir a sus pequeños al transporte escolar, Saint regresó a su casa, entonces su móvil empezó a sonar, lo cogió y en la pantalla vio que era su esposo.

—Hola amor, ¿Qué tal estás?, ¿y los nenes?, los extraño mucho.

—Hola Zee, estamos perfectamente... nuestros hijos se acaban de ir al cole, lo siento si querías hablarles...Te extrañamos mucho también—dijo el castaño en tono amoroso.

—Estoy deseando llegar a casa... Espero hacerlo para el cumpleaños de Finghter el sábado, ¿sabes cariño?, aquí en Francia he conseguido ese videojuego que él quería y estaba agotado, ¿no ha cambiado de idea, verdad?—preguntó el alfa preocupado.

—No cielo, todos los días lo nombra...Sigue haciéndole mucha ilusión... Que bien que lo hayas encontrado, haz lo posible por llegar... sabes que no sería lo mismo sin ti.

—Lo sé... bueno debo dejarte amor...Tengo una reunión con los clientes y Mew y Gulf aún no llegan,  creo que se les han pegado las sábanas en el hotel...te amo.

—Te amo—dijo el omega riéndose, mientras colgaba.

La verdad es que sus cuñados se habían tomado su tiempo en animarse a casarse y como buenos alfas eran muy orgullosos y muy fogosos, menos mal que Zee había aprendido de los errores de su padre y practicaba la paciencia y se tomaba las cosas con calma y humor.

Mucho se lo debía a su omega pues él le había hecho ver que aquello a lo que se dedicaban no estaba bien y también desde que sus bebés se hacían cada vez más grandes, pensó que podían ser posibles omegas y no quería eso en su vida.

El alfa finalmente hizo realidad las empresas fantasma de los Pruk dedicadas a las obras de arte y diversas antigüedades, por lo que seguían viajando por todo el mundo pero sin hacer daño a nadie.

El sábado llegó y todo estaba más que listo para la fiesta de cumpleaños de su primogénito, Pete estaba algo celoso pues a él aún le quedaban unas semanas para cumplir los años.

A algunos padres les había parecido raro y de hecho pensaban que alguno de ellos era adoptado, por lo que Saint les había tenido que explicar la realidad, los niños aún eran muy pequeños y no sabían de fechas pero cuando fuesen mayores seguro tendrían que explicarles.

De hecho Finghter, ya había hecho alguna pregunta como porqué el tenía los ojos, la naricita de Koala y el pelo como su padre alfa y en cambio sus hermanos tenían los ojos y el pelo del mismo color que su papi Saint.

El alfa y el omega hacían como un juego y entonces el niño olvidaba las diferencias con sus hermanos y seguía con sus cosas de niños de su edad.

Anne ayudó encantada como siempre, con todos los preparativos y ya bien temprano había llegado con globos, serpentinas y hasta un payaso, al que pagaba por horas y le había dado pena un día en el que habían ido de compras y lo habían visto en la acera a la puerta de un local, junto con otros dos betas más que hacían de mimo y estatua viviente para ganarse la vida.

Poco a poco los amiguitos y sus padres se fueron llegando y sumándose a la fiesta pero Zee, Gulf y Mew aún no llegaban y aunque Finghter hacía que no pasaba nada, el omegs notaba que los extrañaba.

Durante horas, los niños jugaron en una piscina con bolas, en una cama elástica, y vieron la actuación del payaso, el cual les hacía figuras con globos y les contaba historias graciosas que les hizo reírse todo el tiempo.

Llegó el momento de la tarta y Saint vio por la ventana de su cocina a su esposo, el cual aparcaba el coche en la entrada y a sus hijos correr hacia el soltando lo que tenían en sus manos.

Tras él, también vinieron sus tíos, a los cuales los niños también saludaron con mucha emoción, ahora si que ya estaban todos.

El omega encendió las velitas y salió hacía el jardín, donde estaban todos cantando el cumpleaños feliz, puso la tarta en la mesa y el pequeño las sopló feliz.

El alfa besó y abrazó enérgicamente a su omega, al que llevaba semanas sin ver, ni tocar y moría por hacerlo y luego dejó que cortase la tarta y la repartiese entre los invitados.

Poco después, el homenajeado abrió sus regalos, en los que había coches de juguete, libros de colorear, ropa pero sin duda el que más le gustó y no podía esperar a probarlo, era el videojuego que su querido padre le había traído, junto a una muñeca para Anong y un patinete para Pete, el cual también llevaba semanas pidiéndole y no pudo esperar a su cumpleaños para dárselo.

La pareja se sentaron en la hamaca que tenían en el árbol de su jardín y observaban como sus hijos y el resto de niños se divertían, como Anne charlaba muy entretenida con otros padres y Gulf y Mew se comían a besos, mientras se daban pastel uno al otro.

Todos estaban juntos y buen de salud, Zee y Saint les parecía increíble lo afortunados que eran, ya que estaban bendecidos con su gran familia y daban gracias todos los días por ello y también por la suerte que habían tenido al encontrarse y lucha...

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Todos estaban juntos y buen de salud, Zee y Saint les parecía increíble lo afortunados que eran, ya que estaban bendecidos con su gran familia y daban gracias todos los días por ello y también por la suerte que habían tenido al encontrarse y luchar por tener esa vida.

—Te amo Saint.

—Y yo te amo a ti Zee.

—Y yo te amo a ti Zee

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3. «Era un omega destrozado»-Zaintsee-Mewgulf -Omegaverse-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora