3. «Era un omega destrozado»-Zaintsee-Mewgulf -Omegaverse-Terminada

Treinta y dos

Saint tenía mucho calor en la habitación y se moría de sed, Perth aún no llegaba y su bebé dormía plácidamente en la cunita que el doctor le había comprado.

Decidió salir a cogerse un refresco de la máquina que había en el pasillo, entonces cogió unas monedas de las que Perth había puesto en la mesa y salió silencioso para no despertar a Pete.

Esperando su bebida, este tarareaba una canción muy concentrado, por lo que no escuchó que alguien se le acercó por detrás.

—Hola, tú eres Saint, ¿verdad?...yo soy Win, trabajo aquí... De hecho el hotel es de mi madre—dijo el rubio alfa muy amable y sonriente extendiendo su mano.

El omega le sonrió pues aquel joven alfa tenía una sonrisa encantadora, su voz era cálida y sus ojos le recordaban a los de Zee.

—Hola... encantado, bueno ...emm, bueno debo regresar mi bebé no puede estar solo por mucho tiempo—dijo extendiendo su mano para extrecharsela antes de irse.

—Oh si claro...ya nos veremos... Ve tranquilo, tu hijo te necesita—dijo sonriendo el alfa viendo alejarse al omega..

Saint caminó confiado hacia la puerta entreabierta de su habitación, entonces entró pero cuando quiso cerrarla algo se lo impidió, miró y vio que era un pie, acto seguido alguien empujó la puerta echándole hacia atrás de golpe.

El omega cayó en el suelo sentado y cuando levantó su rostro se encontró al amable y sonriente alfa del pasillo que lo miraba con sus ojos enegrecidos y en su boca había una sonrisa cínica.

—Muy bien princesita, tú y yo vamos a pasarlo muy bien— rugió el alfa haciendo temblar de miedo al pobre omega, el cual intentaba levantarse y llegar hasta su hijo pero su cuerpo no le respondía pues estaba paralizado.

—Por fa-vor ve-te...no nos ha-hagas da-ño —suplicó entre sollozos.

El alfa rió fuertemente y se abalanzó sobre él arrancándole la camisa y comenzando a besarlo por todo su torso, mientras que el omega luchaba por sacarselo de encima.

—¡Estate quieto o me obligarás a ser malo contigo y no quiero!—gruñó de nuevo sujetandole fuertemente con una mano e intentando separarle las piernas con la otra.

Saint empezó a gritar con todas sus fuerzas y entonces Pete se despertó comenzando a llorar pero el atacante se enfureció más y rápidamente lo golpeó en la cara para que se callase.

Saint sintió su mejilla arder pero aún así no dejaba de luchar, por lo que el alfa sacó una navaja del bolsillo y se lo puso en el cuello.

—¡O colaboras o te rajo el cuello y después mato a tu bastardo!—le amenazó.

—No, no por favor, no lo hagas.

El omega muy asustado asintió entre lágrimas y acto seguido dejó de resistirse, cerró los ojos y permaneció en silencio mientras el alfa le quitaba los pantalones y los boxer y lo manoseaba a su antojo.

—Bien princesita... llegó el momento...Vas a probar lo que es la polla de un gran alfa... Estoy seguro que te gustará más que la del mamón que te preñó— susurró mientras se bajaba el pantalón y se preparaba para penetrarlo.

Saint giró su cabeza mirando la cunita de su bebé, el cual afortunadamente se había vuelto a dormir, entonces suspiró profundamente y cerró los ojos mientras seguían saliendo lágrimas de ellos.

Este tan solo deseaba que aquel asqueroso alfa terminase pronto y se fuese, por lo que esperó con agonía la penetración pero ésta nunca se dio y en su lugar de ello, oyó gritos y después golpes.

Rápidamente abrió los ojos y vio a Win y Perth golpeandose violentamente, entonces se levantó como pudo y corrió al lado de su hijito, lo cogió en su regazo y se encerró en el baño.

El doctor golpeó todo lo que pudo al joven alfa y este le respondió con varios golpes cayendo al suelo pero en un momento que el doctor bajó la guardia, este se levantó y le clavó la navaja en la espalda y Perth se desplomó en el suelo.

El joven alfa sonrió nuevamente y caminó hacía el baño y de un puñetazo atravesó la puerta y pasando el brazo logró abrirla.

—Bien princesita, ¿por dónde íbamos?...