Veintinueve

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Zee conducía como un loco su elegante y caro automóvil por la carretera estrecha y polvorienta hacía la granja de los Malai.

Esperaba encontrar allí a Saint pues su eficaz detective le había dicho y demostrado que era allí donde el médico había mantenido oculto a su omega.

El alfa quería llegar cuanto antes, ya que quería verle y quería conocer a su hijo recién llegado al mundo, aunque sabía que probablemente este no quisiese saber nada de él.

Estaba ansioso y enfadado, no sabía si podría contenerse al encontrarse cara a cara con Perth, él le había robado a su familia, a su verdadero amor... se había llevado su razón de vivir.

Tras varios minutos buscando la granja la encontró al fin, redujo la velocidad y aparcó su coche frente a ella, rápidamente se bajó y se acercó a su anciano dueño que ya se acercaba para atenderlo.

..-Buenos días señor, ¿Quién es y qué es lo que busca en mi granja?, Aquí solo estamos mi omega y yo, por favor váyase-dijo el viejo alfa oliendo la furia que desprendía este.

Zee respiró hondo e intentó tranquilizarse pues el anciano no tenía la culpa, ya que parecía un buen alfa y junto a su omega estaba seguro que habían cuidado bien de Saint.

-Buenos días, soy Zee Pruk... Estoy buscando a mi omega, sé que está aquí, por favor déjeme verlo.

El anciano alfa negó con la cabeza y señaló al horizonte.

-Llega tarde, ya no está aquí... El buen doctor se llevó al hermoso muchacho y su bebé ayer noche en ambulancia y no sé a donde fueron.

En ese momento, Sara salió de la casa muy asustada e intuyó que ese joven alfa venía por Saint, así que decidida fue hacía él pues debía ser el que lo engañó e hizo que el chico al que había aprendido a querer como un hijo, estuviese huyendo y sufriendo por su culpa.

-¡Largese de aquí!, ¡mi niño ya no está!, ¡Él se ha tenido que ir de mi lado por su culpa!, ¡es usted despreciable!, ¡déjelo en paz¡, ¡déjelo vivir tranquilo con su bebé!.

Zee seguía furioso pero ver a aquella omega tan destrozada y llorando por no tener a Saint con ella, le bastó para convencerse de que decían la verdad y que él ya no estaban allí.

Este no insistió más y tras resoplar con molestia subió a su coche, alejándose de allí muy apenado.

-Maldito seas Tanapon... Saint es mi omega, no te quedarás con él ni con mi hijo.... Juro que los encontraré, ellos son míos -dijo apretando sus puños y golpeando el volante con frustración.

Rápidamente encendió de nuevo su coche y salió a toda prisa de allí pues tenía que volver a contactar con el detective, ya que tendría que retomar la búsqueda otra vez.

Volvía a estar como al principio, no tenía nada, ninguna pista de donde podrían haber ido Saint y lo peor de todo era que ahora ellos estaban sobre aviso y sabían que el detective los buscaba...todo se había complicado y sería mucho más difícil volver a dar con ellos.

Por su parte, Joong que había seguido notando cada vez más extraño y preocupado a su hijo, no lograba saber el porqué, así que había encargado a dos de sus alfas guardianes más eficientes, vigilar e informarle de todos los movimientos de Zee.

El gran alfa no quería pensarlo pero algo le decía que su hijo le ocultaba algo muy importante e intuía que no le iba a gustar nada, cuando sus guardianes diesen con ello.

3. «Era un omega destrozado»-Zaintsee-Mewgulf -Omegaverse-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora