⇝「Capitulo 36」

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•Ciudad de Seúl
22 mayo 2008•

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─¡Golpea con más fuerza!─ grito molesto ─Si sigues de esa manera lo único que lograrás es que te maten.

─N-no puedo ─gritó el chico ─Yo... En verdad no puedo─sus ojos comenzaron a cristalizarse debido a la impotencia que sentía en esos instantes.

Su cuerpo estaba cansado y débil por los constantes golpes que había recibido, nunca se imagino que a sus 13 años estaría recibiendo tal "Entrenamiento".

─No me interesa si no puedes, quiero que lo hagas ─ jadeo cansado ante lo que le pedía─Demuéstrame que vales más de lo que aparentas. Tus enemigos no mostrarán compasión.

Al escuchar eso sintió como su sangre comenzaba a hervir, nunca le había gustado que lo menospreciaran por su apariencia, quería cambiar eso, no permitiría que nuevamente se burlaran de él por su apariencia, mostraría lo fuerte que podía llegar a ser.

Con cautela se acercó al hombre mayor y comenzó a caminar a su alrededor rodeándolo, mientras lo hacía trataba de controlar su respiración que se encontraba muy pesada por el cansancio.

Él hombre mayor se quedó parado sin hacer nada en su lugar, solamente siguiendo con la mirada al pequeño que lo rodeaba, elevó su brazo al notar como este lanzaba su puño derecho en dirección de su rostro, con su otra mano detuvo el puño izquierdo que iba en dirección de su estómago.

Sonrió al momento en que tenía inmovilizado al chiquillo, con un movimiento rápido hizo que este perdiera el equilibrio, estaba listo para alejarse al ver que este caía pero se sorprendió al ver que el pelinegro con un movimiento ágil recuperaba el equilibrio y aprovechando el movimiento todo impulso y estrelló su pie en el costado del hombre sin permitirle que detuviera el golpe.

El menor sonrió al creer que había ganado al sentir como este perdía el equilibrio más no contaba que sostendría su pie y de una sola vez le haría perder el equilibrio cayendo los dos al suelo; el mayor quedando sobre él.

─Fue una buena patada ─sonrió el mayor levantándose del suelo ─Solo que tienes que recordar que nunca debes de confiarte, tu enemigo aprovechará el momento en que tu creas que ya ganaste la batalla ─le extendió la mano para que el pelinegro la tomara para así levantarse.

─Esta bien ─asíntio sacudiendo su ropa─Creo que nunca podré vencerte, eres muy fuerte ─ sonrió viendo al hombre y este le devolvió el gesto de forma tenue.

─Nunca digas nunca ─ le guiño un ojo ─se que eres fuerte y con mucho esfuerzo lograrás todo lo que te propones.

─No soy fuerte─ bajo su mirada ─Si lo fuera, nunca habría pasado por todo eso.

─Cree en mi cuando te digo algo así ─le tomo de los hombros y lo vio fijamente─Puedes tener tus momentos de debilidad, pero en ti esta si te levantas o te quedas tirado en el suelo para que tus enemigos te puedan pisotear─ él le sonrió y revolvió sus cabellos ─Eres mi hijo, no por nada llevas el apellido Park, ¿Verdad JiMin?

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Camino por el extenso pasillo hasta llegar a su habitación, al entrar cerró con llave está ya que no quería que nadie lo molestará en esos momentos.

Se dirigió hasta su armario y rebuscó entre sus ropas hasta que de ahí saco una caja mediana, al tenerla en sus manos se fue a sentar a la orilla de la cama y la abrió observando el contenido de esta.

Sonrió inconscientemente al ver las fotos en dónde aparecía con su padre, las veía con nostalgia, ya habían pasado muchos años desde que vivió ese infierno llamado entrenamiento, pero si no hubiera sido por él, no fuera quien es ahora.

Ver esa foto que se habían tomado después de uno de sus entrenos le hacía revivir todos los recuerdos con ese hombre al que le tiene un gran respeto, quizá no estuvo mucho tiempo a su lado pero como él le decía: estuvo el suficiente para aprender todo lo que debía.

Siguió viendo las fotos que tenía en esa caja, suspirando y riendo al recordar las historias que habían detrás de cada una de ellas, solo en ese tiempo cuando estuvo en compañía de su padre podría decir que fue completamente feliz.

Toda esa felicidad fue afectada el día que murió, ese día nunca podría olvidarlo y con el pasar del tiempo en vez de olvidarlo, el recuerdo se hacía presente cada vez más dejando un horrible sentimiento de vacío.

Pensaba que se mantendría viviendo en la monotonía, que su vida ya no tendría sentido, que simplemente se basaría en vivir para sacar a flote su organización, pero todo cambio desde el día que JungKook apareció en su vida y gracias a que él le había dado un gran cambio, haría todo lo posible por mantenerlo a salvó, haría todo por su pequeño.

Sonrió una vez más al ver la foto antigua que tenía en sus manos, con ternura la acaricio para después guardarla en la caja. Ya es el momento de que se pusiera en acción ya que Jackson no se quedaría de brazos cruzados al saber lo que había hecho.

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Actualización.

Subiré varios capítulos, por el tiempo en el que no los e subido.

Disfruten la lectura.

Gracias por Leer.

Pareja de un Mafioso «JIKOOK»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora