047 | freedom.

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☾| 鼠尾草

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LOS DEDOS DE LA pelirroja se movían con nerviosismo sobre la mesa, su mirada estaba fija en el suelo y con su otra mano agarraba una taza de té. Estaba en su antigua casa, vino a buscar a los chicos para que fueran juntos a la corte, pero se encontró con los cuatro en pijamas y los mandó a arreglarse.

— ¿Estás bien? .—preguntó Luke, sentándose a su lado.

— Si, sólo estoy algo nerviosa, si este plan no funciona, todo se puede ir a la mierda.

— Eh, ¡lenguaje! .—la regañó el chico con un tono de broma y ambos rieron.— Tienes que estar tranquila, todo va a salir bien.

— Confiaré en tus poderes de jedi.

— Ojalá pudiera tener poderes de jedi sólo por llamarme cómo él, ¿te imaginas? ¡podría mover cosas sin tocarlas!

— Entiendo tu dolor .—dijo Leah, desordenándole el cabello.

— ¡Estamos listos! .—los interrumpió Liam llegando a la cocina y con su mano unida con la de Dean, atrás de ellos venía Dylan.

— Genial, vamos .—la pelirroja dijo, para luego tomarse el resto del té que le quedaba y salieron de la casa.

Fueron en el automóvil de los chicos, el encargado de manejar fue Dean. El trayecto fue corto, llegaron luego de quince minutos. Bajaron en conjunto y entraron al imponente edificio, avanzaron por los pasillos hasta que se encontraron con Cecile e Iris.

— Hey .—saludó la pelirroja para luego abrazar cortamente al dúo.— ¿están listas?

— Eso creo .—le contestó Iris, quien sentía cómo sus manos sudaban y su cuerpo tiritaba.

Ella no era consiente del plan que tenían, del grupo sólo lo sabía Cecile, Leah y Dylan, los otros tenían la idea de que tenían nuevas pruebas que presentar. Cinco minutos después, entraron a la sala y se sentaron detrás de Iris y Cecile, en el otro lado estaba la esposa de DeVoe, con una mirada severa y preparada para soltar las lágrimas falsas de siempre.

— Se le da inicio a la audiencia .—dijo el juez y golpeó su martillo.— señorita Horton, puede proceder a presentar las nuevas evidencias.

— Claro, su señoría .—Cecile respondió, se puso de pie y abrió el portafolio que llevaba consigo.— Esta evidencia demostrará la inocencia de Barry Allen, pero debemos esperar unos minutos.

El juez accedió y se sumergieron en un incómodo silencio, todos estaban expectantes a lo que fuera a suceder. Los primeros cinco minutos pasaron rápidos, pero la gente ya comenzaba a perder la paciencia y los nervios de la abogada aumentaron. Pero cuando llegaron a los diez minutos, el juez perdió por completo la paciencia.

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