039 | christmas party.

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☾| 鼠尾草

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LEAH ESBOZÓ UNA PEQUEÑA sonrisa, apoyó sus brazos sobre el escritorio y miró a su amiga.

— Megan, está bien, te lo prometo, tú anda a pasar un buen rato y yo me quedo aquí con Wally, no se está sintiendo muy bien .— repitió la pelirroja por quinta vez.

— ¿Estás segura? es Navidad, no tienes que encerrarte aquí.

— Cariño, cómo te dije, debo cuidar a Wally y a Canuto, además quedé de hablar con mi padre. Anda a pasarlo bien y mándale un saludo a los chicos, llámame si pasa algo.

Megan bufó rendida y fue a su habitación haciendo un puchero, sacándole una risa a su amiga. Por su parte, Leah se levantó de su lugar y fue a la habitación, encontrándose a Wally recostado en la cama, con sus ojos cerrados y con un pequeño hilo de baba saliendo de su boca, se recostó a su lado y acarició su cabello.

— Baboso, ¿quieres que te prepare algo para comer? .— susurró al notar que comenzaba a moverse.

— ¿A quien le dices baboso? .— gruñó el velocista, agarró la cintura de la joven y la posicionó arriba de él.— Aunque lo admito, soy un baboso por ti.

Una risa salió de los labios de la pelirroja, lo miró directamente a los ojos y besó su frente, para luego apoyarse en su pecho.

— Yo ya me voy .— avisó Megan abriendo la puerta y chilló al verlos.— ¡por lo menos pónganle seguro a la puerta o esperen a que me vaya para hacer sus cosas!

Y tal cómo llegó, se fue, la pareja no pudo evitar reír y negar.

— ¿A dónde va? .— preguntó el chico, comenzando a acariciar el cabello de Leah.

— A la fiesta de Navidad de los chicos.

— ¿Y tú? ¿no vas a ir?

— Nop.

— ¿Por qué?

— Porque quiero estar contigo y cuidarte, además debo hablar con papá.

— Cariño, ¿estás segura de que no quieres ir?

— Si, estoy más que segura.

Antes de que Wally pudiera reclamar, la chica lo besó y evitó reir al escucharlo quejarse, pero no duró mucho, ya que correspondió al beso y enredó sus dedos en su cabello.

(...)

— Tú también debes vestirte, si mi papá te ve en el fondo sin camisa ni pantalones aparecerá aquí en cinco segundos para lanzarte desde el edificio más alto .— aseguró la pelirroja, lanzándole la ropa que estaba en el suelo.

— Que conste que lo hago por ti y no porque le tenga miedo a tu padre.

Una carcajada salió de los labios de la chica, quien terminó de acomodar su sudadera y fue al escritorio, no pasaron ni dos segundos antes de que la llamada entrante de Bruce apareciera en la pantalla.

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