LIX

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🌿| Cariño maternal y fraternal |🌿
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Descanso, hogar.

Dos palabras que Shinsou le hacían falta, luego de acabar totalmente las prácticas. El tiempo de descanso había llegado, aunque aún triste y reacio a la falta de estar al menos unas horas con cierto chico peculiar y de cabellos dorados. Shinsou tuvo que recurrir a visitar la casa donde le vieron crecer, en búsqueda de paz. Al menos antes de lo que se avecina.

Los nervios de la competencia le estaban llegando. Aunque no lo demostraba, les tenía bastante aprecio, y se sentía a gusto en aquél sitio. Por ello no temió verse infantil e ir de visita a la casa de Inko e Izuku.

—Me alegra que hayas venido de visita, Toshi. Tenerlos a Eri y a ti en casa es muy agradable.

—Si, igual tía Inko. Es que como ya he terminado las prácticas, la última fue hace poco.

—Oh, estoy orgullosa de ti,—la señora de ojos esmeralda sonrientemente se acercó hasta el sofá dónde se encontraba Shinsou, extendiendo una bandeja con postres en la mesa frente a ellos, así como una dulce taza de té.

—Gracias, tía Inko,—respondió el joven cuando acepto el té amablemente.

—No es nada, niño. Izuku, Eri y tú, son mis niños. Consentirlos es lo más que puedo, hasta ese niño egocéntrico de Neito.

— Siempre has sido muy amorosa, tía.—con nostalgia miro en sus manos la taza blanca llena de té.

— ¿Cómo no hacerlo? Si son excelentes niño, lastima que han crecido muy rápido. Aún recuerdo cuando revoloteaban mi Izu cerca de ti cuando niños solo para jugar,—ante eso último, la mujer mayor extendió una mano hasta el hombro de Shinsou dónde nuevamente le regaló una gran sonrisa.

Una sonrisa dónde expresaba muchas cosas, alegría, tranquila, fortaleza y sobre todo... Un inmenso cariño. Uno maternal.

—Si, aún lo recuerdo. Eri seguía siendo un bebé, y reía por todo, aún más por las muecas que hacía Izuku al hacerla reír.

—Ja,Ja,Ja Izu y tú siempre han sido sobreprotectores con la pequeña Eri, ahora sumado a Neito. Pobrecita, cuando crezca no tendrá pretendientes.

— ¿Nosotros sobreprotectores? Cómo cree eso tía,—saliendo de su ensoñación, abrazo por los hombros a la mujer. Una mueca que simulaba una sonrisa apareció en los labios de Shinsou. Y nuevamente a un ligero susurro, de sus labios salieron unas pocas y cortas palabras:

"Gracias, mamá Inko"

Una lágrima ligera escapó de los ojos de Inko, ella sabía que antes esas pocas palabras, llevaban un gran peso. No era un simple agradecimiento por el té o los postres, no era por haber dejado a Izu jugar con él cuando niños.

𝐔𝐍𝐀𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐀𝐒 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐓𝐈 •|#ShinKami|•【✔】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora