Capítulo 17: Cobarde

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"Quiero estar contigo, tan simple y tan complicado como eso."

Charles Bukowski

La rubia se siente la mujer más estúpida de la tierra por haberse hecho la tonta ilusión de que Alex estaba cambiando, que ahora podía tener una relación sana con ella, pero se equivocó. Lo vio en su cobardía al estar junto a su marido, ni si quiera se atrevió a mirarla a los ojos, no esperaba que le dijera al imbécil que han tenido sexo, mucho sexo la última semana, pero al menos esperaba que fuera menos horrible con ella frente a él.

Quiere ir a golpear algo de la rabia que le lleva dentro, sin embargo, Donna está esperando por ella. Apenas la ve la lleva a una sala donde pueden estar solas. La rubia se sienta y se aprieta los cabellos siente que cada día la vuelven más loca estas hermanas.

— Pipes, debemos hablar, no podemos seguir así — manifiesta Donna.

— ¿Me contarás de ti y Jackie? No sé si estoy de humor, Donna dice tratando de controlar su ira.

— No tengo nada que decir de Jackie, somos amigas compañeras de karate — se defiende con firmeza.

— Si claro, te he visto cómo ves, Donna, no soy estúpida — reclama alterada.

— Yo tampoco soy estúpida, Piper, estás haciendo una tormenta en un vaso de agua — rebate Donna — sí, quizás, fui inmadura luego que hablamos de ser madres — suspira para calmarse y explica — me tomé mi tiempo para pensarlo, tú eres el amor de mi vida y solo quiero que tomemos a decisión juntas, como siempre lo hemos hecho.

Donna se acerca a ella y con suavidad aplaca el cabello de su novia que tiene la mirada baja — ahora yo necesito tiempo para pensarlo, Donna ya te dije que no es lo que quiero.

— Pero no es necesario que estemos separadas, te extraño en mi casa y no se trata solo de sexo, eres mi mujer, mi amiga, ya no discutamos más mi amor, si no quieres que tengamos un hijo está bien, jamás te obligaría a nada — susurra Donna dándole tiernos besos en el rostro a la rubia que solo la escucha con la mirada baja.

— Fuiste muy egoísta Donna y yo... me dolió mucho lo que pasó, no es solo volver y seguir como si nada. Además, está esa garrapata estúpida.

— Ya basta con el tema de Jackie — Donna suspira cansada — te diré la verdad si quisiera algo con ella simplemente te dejaría y te diría claramente que me enamoré de alguien más para no lastimarte — dice muy segura — tú eres consciente que antes de ti salía con varias personas y no me importaba, pero tú eres diferente, eres la mujer amo, quizás ella me parezca bonita como a ti obviamente te pueden parecer bonitas otras mujeres, sin embargo, créeme que eres tú con quien yo quiero estar — aclara la pelirroja.

— La buscaste a ella apenas viniste a la ciudad — susurra Piper con tristeza, no solo por lo que vio sino también por lo que ella hace.

— Me iba a dar una medalla, somos compañeras de karate — corrobora la historia de Jackie.

— No lo sé Donna — dice insegura la rubia.

— ¿Sabes qué? Sé que esto no se trata de mi porque estoy cediendo para que ya no discutamos, pero te conozco Piper, estás diferente — Donna traga saliva con dificultad — dices que yo he cambiado por mi hermana, sin embargo, la que ha cambiado demasiado desde que llegó ella has sido tú — Piper la mira preocupada y no se atreve a sostenerle la mirada mucho tiempo — si te afecta tanto ¿por qué no solo dejas de trabajar con ella y ya? Regresa a la policía, vámonos a vivir al bar si lo quieres — propone la pelirroja.

— Tu hermana, Dios, no me la menciones, me da igual, esto... es entre tú y yo — sostiene en medio de un nerviosismo que la pelirroja no comprende.

LA MUJER DE MI HERMANA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora