Capítulo 47: Para empezar

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"Cuando se ama a una persona se la ama tal como es, aunque no sea como uno quisiera que fuese."

León Tolstói




— No voy a entrar a un club gay ¿qué tal si mejor las llamamos? pregunta Alex a su amiga cuando están en el lugar.

— ¿Qué? ¿Ahora te arrepientes, cobarde? ¡Fue tu idea venir aquí! — contesta alterada la Miss — no me vengas con que no quieres entrar, que ya has estado en bares gay.

— Pero cuando era más joven y era hetero — aclara nerviosa la directora.

— Interesante dato, eras hetero, te tengo guardado lo de tu divorcio y por supuesto tu interés de venir por tu ex guardaespaldas, jaque mate, soy más lista que tú lesbiana de closet — la ataca la Miss bajando del auto — mejor apúrate, que voy a matar a esa chica cuervo.

Alex no para de frotar las manos al entrar al lugar, tantas miradas de mujeres sobre ella, palabras que le resultan obscenas y su enojo aumenta. Sino fuera por Piper no tendría que pasar por esto. Se cruzan de brazos molestas al no verlas por ningún lado, a ninguna de las chicas.

— Llámale al demonio y le preguntas dónde están, ella te mantiene muy informada de todo al parecer — dice molesta la directora.

— No seas ridícula, era una trasmisión en vivo, tengo notificaciones de sus videos — Alex la mira asombrada — eh... es por... las niñas, para sus clases.

— Que te crean las niñas, Miss — responde enojada y sigue buscando entre tanta gente.

Su amiga que no es nada sutil empezó a pelearse con unas chicas que le dijeron que ese no era un lugar para señoras. La directora la toma de la mano para llevársela.

— No agotes tus energías con esas prosaicas ignorantes, vamos, allá está ese maldito demonio — señala la directora.

— ¡¿Dónde está mi mujer?! — grita la Miss cuando ve a la profesora de baile que al parecer está descansando un poco.

— Miss... ¿usted por aquí? Oh, directora... que sexy... tenerlas a las dos — sonríe con descaro la rubia — ¿quieren bailar conmigo? Una adelante y la otra atrás — la directora se pasa las manos en la cara y su amiga solo se compone sus lentes tratando de ocultar lo ruborizada que se puso.

— No seas vulgar y dinos donde están las chicas — la desafía Alex.

— No me hables así, soy una mujer embarazada y sensible — contesta tocándose su vientre.

— Sí, no le hables así, hay límites ¿eh? — la defiende la Miss.

— Además, a la Miss la comprendo que venga por su esposa, pero tú... ¡ay, directora! ¡Estás celosa...! — parlotea burlesca.

— Dime donde está o voy a hacer que tus demonios nazcan bailando — le grita enfurecida. Hasta la Miss que es bastante insensible se sorprende con la forma en que le habla a su amiga.

— ¿Sabes qué? No me importan las amenazas de perras odiosas. Ya la rubia del infierno me había dicho que me iba a apurar el parto, tú que mis bebés nacerán bailando, no sé porque se meten con criaturas inocentes. Pero vayan por sus mujeres están frente a la barra — expresa la rubia con la voz quebrada.

Alex frunce el ceño al verla así, no dice nada más y va en dirección a la barra. La Miss le frota el hombro a la profesora de baile y se va tras de la directora. Ambas se cruzan de brazos al ver a sus chicas siendo parte de un trencito bailando, se notan muy borrachas, pues ninguna de las dos es de gritar y hacer escándalos.

LA MUJER DE MI HERMANA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora