"Permanezcamos juntos un rato, ya que nos hemos amado tan dolorosamente y tanto nos hemos combatido"
G. K. Chesterton
Diane le pidió a Piper que la acompañe a su oficina, están sentadas una frente a la otra. La rubia no puede evitar sentir mucha vergüenza con toda familia, así que evita ver de frente a la madre de la mujer que ama.
— ¿Por qué te vas ahora que pueden empezar de cero? Alex ha sufrido mucho extrañándote y estoy segura que tú también la quieres contigo — consulta con la misma amabilidad con la que siempre le habla.
— Porque no puede actuar como que nada ha pasado Diane, les hice mucho daño — le recuerda la rubia.
— Piper, nosotras temenos claro porque lo hiciste. Por eso yo misma pagué tu fianza.
— Lo sé y... no lo merecía — recrimina con vergüenza.
— Si lo merecías, Piper ¿que te pasa? Tú no eres así — dice preocupada Diane.
— Hice cosas muy malas...
— Solo quisiste proteger a las personas que quieres — Diane se acerca y sujeta su mano — ¿por qué no me mencionaste?
— ¿Cómo lo iba a hacer? Después de todo lo que has hecho por mi y mi familia — suspira agradecida.
— Siempre me protegiste... hasta con ellos — susurra sorprendida Diane.
— Tú solo eres una madre divina que tiene mucho amor para sus hijas y eso va a seguir así — asegura la rubia de manera emotiva.
— Más bien soy yo la que no tiene como pagarte todo lo que has hecho por nosotras. Por eso... te voy a dar el 50% del dinero, te lo mereces.
La rubia eleva la vista y empieza a negar con rapidez. Diane sonríe sutilmente y le acaricia el hombro.
— Tú lo encontraste.
— Pero es tuyo, de tú familia. Por eso quise decirte donde estaba y que tú dispusieras de él. No me quedé con nada, no lo quiero — expresa con mucha seguridad.
— Sé que es dinero obtenido de mala manera, pero Bob tenía que pagar por alejarme de mi hija y por todas sus aberraciones. Además, solo lo he utilizado para darles dinero a esos imbéciles cuando pedían y para mantener a mi familia ante esta crisis que ellos mismos nos generaron — comenta con franqueza — todavía hay mucho, tómalo, vete de aquí con Alex y Alexander. Ya nos deshicimos de todo de Bob, la fábrica, esa gente, estamos vendiendo la casa, todos nos iremos de aquí, llévatelos, a ellos y al dinero — trata de animarla Diane.
— No puedo Diane, no los merezco, necesito... aclarar muchas cosas en mi cabeza todavía. Quizás... ellos me alcancen luego — sonríe ilusionada.
— Entiendo todo lo que sientes, pero puedes mejorar con el apoyo de ellos — insiste Diane.
— ¿Por qué nunca se lo dijiste a tus hijas? Que tienes ese dinero ¿por qué nunca las ayudaste cuando estaban desesperadas por pagar sus deudas? — pregunta la rubia extrañada cambiando de tema.
— Simple, quería que ellas misma se deshicieran de todo lo que dejó el maldito que me lamento tanto de haberlo escogido como padre de mis niñas — dice con el rostro fruncido — ahora están mejor, Donna vendió ese bar y ahora será madre, Valerie por fin dejó ir esa fábrica y está felizmente casada, solo me falta Alex, su felicidad.
La rubia se ríe del ingenio de Diane, nunca ninguna de sus hijas se preguntó o sospechó de su tranquilidad en los momentos de crisis, ninguna se cuestionó o investigó a profundidad quien mató a su padre. La madre es muy lista, se alió con el jefe de la policía y apoyó a la institución y otros proyectos sociales a cambio de protección a su familia y a ella misma. Piper siempre fue su aliada también, su mano derecha, la persona en la que más confía y su voto de confianza creció ahora, quizás no fue fiel a la policía y a la organización en la que estaba, pero a ella si lo sigue siendo.
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LA MUJER DE MI HERMANA
FanfictionAlex es la firme directora de un colegio que aparenta llevar una vida perfecta, Donna un alma libre que vive como si fuese el último día de su vida. Hermanas idénticas que lo único que tienen en común es el físico y enamorarse de la misma mujer.