Capítulo 3: Como tú

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"Tienes el alma de un engendro del mal y no puedo resistirme a ti".

Marqués de Sade






POV: Donna Pinciotti

Me desperté muy temprano hoy, que raro, lo primero que me pregunto es ¿cómo mi hermana puede ver mal que esté con alguien tan especial como mi preciosa novia? Suspiro solo de verla aún durmiendo dulcemente con sus cabellos desordenados y su excitante cuerpo desnudo. Me calienta tanto verla así, ahora entiendo porqué me desperté temprano, tengo hambre de desayunar entre sus piernas.

Empiezo a pasar mi lengua por su vientre haciendo que lentamente abra sus bellos ojos azules. Los aprieta un poco confusa al mismo tiempo sonríe, esa sonrisa tan sexy y pervertida que tiene me vuelve loca.

— Buenos días, mi amorcito, te despertaste muy lujuriosa, eres insaciable — me dice con voz ronca.

Me regala una amplia y dulce sonrisa y sigo besando y lamiendo su abdomen. Ella se relaja y se muerde el labio inferior pasando sus manos entre mis cabellos.

Llego a su delicioso sexo, absorbo su aroma con los ojos cerrados y recuerdo porque me tiene loca esta mujer, me excita tanto ese olor divino que emana de sus deseos. Empiezo a chupar lentamente sus labios, los trato como si estuviera saboreando el más delicioso y delicado manjar, la torturo degustando sus labios por varios minutos mientras ella gime y me ve tan deseosa.

— Donna, suficiente llévame al cielo con tu lengua mágica, mi amor — Piper siempre dice que tengo lengua mágica.

Atiendo su súplica y hundo mi boca hambrienta en toda su zona erótica, primero me encargo de chupar todo su néctar que fluye sin parar, mi mujer es tan libidinosa en segundos se excita. Me centro en su clítoris y lo empiezo a acariciar con mi lengua tensa con suavidad, lo hago lento, pero preciso. Ella se retuerce y gime sin parar, mueve mi cabeza al ritmo de mis lamidas en círculos y se aferra a mis cabellos. La penetro con dos dedos que buscan desesperados llegar a lo más profundo de mi mujer, le doy estocadas fuertes a diferencia de lo delicado que estoy tratando a su botón de placer. Succiono con mis labios su delicioso clítoris tan inflamado, tan sensible, tiembla entre mis labios, sé cómo le gusta empezar las mañanas a mi chica.

— Mi amor, me voy a correr — susurra mirándome con su carita llena de deseos tiene sus mejillas ruborizadas y su mirada tan brillante sobre mí. Aprieto más mi lengua a su clítoris y empiezo a lamerlo de arriba abajo con tanta devoción mientras la penetro con furia.

En segundos se le eriza cada parte de su cuerpo que está rígido mientras convulsiona y me toma fuerte de los cabellos pegándome aún más a su sexo. Es tan delicioso que haga eso, su placer es lento, pero divino. Ella grita desesperada mi nombre mientras alcanza su primer orgasmo del día, porque somos una pareja muy caliente a la hora que tenemos ganas una de las dos nos encontramos y lo hacemos.

— Estuvo maravilloso, Donna, te amo, te amo tanto mi pelirroja sexy — se pone tan elocuente mi mujer después del placer.

Yo por mi parte sigo aferrada a su sexo lamiendo hasta la última gota de su goce que es bastante, por cierto. Bueno eso es lo que hago en un día normal antes de salir a combatir contra el mundo.

Después que mi rubia se encargó de hacerme venir varias veces esta mañana, salgo de nuestra habitación en puntillas. Mi hijo salió muy temprano a correr con Valerie y Nicky, supongo que aún no regresan por lo que aprovecho y entro a su cuarto a buscar algo que me haga saber con quién está saliendo mi bebé, no quiero que nadie lo lastime.

Olfateo sus sábanas, busco bajo la cama, reviso su ropero, busco en el baño, en su mochila, enciendo su computadora y empiezo a investigar. Eric desde niño ha confiado en mí, yo he sido su madre y su padre, no soy el mejor prototipo de madre quizás, pero adoro a mi precioso que está creciendo y está actuando distinto conmigo. Incluso prefirió contarle a Piper acerca de su primera vez y no a mí, dice que he vuelto muy invasiva. Él no entiende que solo quiero protegerlo porque es mi más grande tesoro. Mi hijo siempre ha sido muy sensible por el tema del abandono de su padre, además como mamá no quiero que sea como él, no me gustaría que embarace a una chica y la deje o le haga cualquier daño.

LA MUJER DE MI HERMANA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora