Capítulo 44: Bajo el agua

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"Te recuerdo en mi boca y en mis manos.

Con mi lengua y mis ojos y mis manos

te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,

a siembra, a flor, hueles a amor, a ti,

hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí."

Jaime Sabines





POV: Piper Chapman

Cuando estás en el infierno pierdes la noción de los días, deja de importarte si sale el sol o si hace frío. Es como ser el testigo inmóvil, transparente de un show del que no eres parte, pero estás obligada a estar. Así es no tener una vida, no poder decidir por ti misma. Que daría por golpear a todos estos hijos de puta y correr, correr hasta que me duela todo mi ser, hasta llegar a mi hogar, la mujer que amo y pedirle perdón.

Hace una semana empezaron a pasar cosas raras, me moría de miedo al saber que mi castigo por desobedecer a Ágata sería prostituirme. Juro que deseé la muerte, pero hasta muriéndome sé que serían capaz de hacerle algo a mi familia en venganza. Cuando salí a buscar a la mujer que había pagado por mi no estaba, la busqué por todos lados, pero había desaparecido. Ópalo me dijo que me quedara callada, que fuera a mi cuarto a dormir nada más y fue lo que hice, como no lo había hecho en muchos días.

El día siguiente un hombre con montón de sábanas encima pagó por mí, nunca vi su cara, solo supe que era un Aladino o algún vecino suyo de medio oriente. De nuevo estaba llena de miedo, comiéndome las uñas temerosa a hacer algo con ese hombre raro. Aquí viene lo raro, me dijo que no íbamos a hacer nada ese día, pero que yo no podía estar con nadie más, porque en su país les gusta la exclusividad, al menos con días de anticipación. Me pareció muy extraña y genial a la vez su propuesta. La maldita de Rubí que solo le interesa el dinero aceptó, al parecer este tipo pagó mucho dinero. Creí que iba a tener vacaciones antes de mi calvario con Aladino, sin embargo, no fue así. Ágata me envió con otros del grupo a una gala benéfica donde estaría el hombre de mi próxima misión.

— Es él — fue todo lo que dijo Ámbar y me presentaron a un idiota.

— Un placer conocerla, Larry Bloom...

Para mí no fue un placer hacerme la amable con ese tipo tan estúpido. Mierda, no hay un día que no quiera morirme y dejar esta maldita vida, si aún se le puede llamar así a lo que yo vivo.

— Ese árabe está enloquecido por ti, vendrá mañana, así que le das un buen servicio, si haces una estupidez Katy lo pagará — me grita Ágata dando vueltas a mi alrededor mientras practico en el escenario — estoy harta que me llame para decirme tonterías, no me interesa que en unos meses vaya a terminar su maldita universidad — me grita con desprecio.

Trago saliva con mi corazón destrozado al saber que mi hermana acabará la universidad y quizás no podré estar ahí como se lo juré tantas veces. ¿Qué va a hacer? ¿Dónde irá? Por eso llama a está maldita, es normal que quiera apoyo de alguien, la mira como lo más parecido a una imagen materna. La ayuda que yo le doy no es suficiente, tampoco tengo adónde ir, mi única opción es humillarme más ante Ágata para pedirle que le consiga a Katy un lugar donde vivir cuando acabe la universidad...

Hoy es el día, hoy vendrá ese tipo, me miro al espejo y lloro observando con asco a esa mujer. No quiero esto, no quiero verme así, no quiero hacer esto. Rubí golpea mi puerta y sé que es hora.

LA MUJER DE MI HERMANA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora