Capítulo 42: Disparo al corazón

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"Todos me lo advirtieron, pero yo quería que ella me destruyera en persona"

Charles Bukowski





Decepción, esa palabra resume todo lo que siente Alex en este momento, un lo siento no va reparar todo lo que se le ha destruido por dentro. Creía ciegamente en Piper, es lo más real y verdadero que ha tenido en su vida. Está muy furiosa, quiere gritarle, sacar todo que siente en este momento, pero necesita una explicación una muy convincente.

— ¿Lo sientes? Llevas años robándole a mi familia ¿por qué? ¿Por qué tú? — gruñe con los dientes apretados.

— Alex, yo... eh... Piper teme por la expresión tan furiosa de Alex y se queda con la boca entreabierta y la mirada perdida — debo... vomitar.

Sale corriendo de la oficina, Alex golpea el escritorio desesperada por tener una respuesta, se pasa las manos en el rostro, está sudando, respira pesadamente de la rabia. Lee nuevamente la información que recibió donde señalan a la rubia como la persona que ha movido dinero de las cuentas de su familia a unas fantasmas. Lo que más le duele es la última transferencia que hizo solo hace unas horas.

La directora desesperada no puede más y sale de su oficina siguiéndola a la rubia al baño. Jackie se queda sorprendida al verla pasar, pues primero había visto a Piper irse corriendo, se veía realmente mal.

— ¡Jackie! — grita la directora — ¿dónde diablos está Piper?

— Eh... no lo sé directora Vause, ella dijo que iba al... baño.

Alex golpea el escritorio de Jackie resoplando cada vez peor — ¡no está maldita sea!

— Seguramente se sintió muy mal y fue a la enfermería o a casa — comenta la joven.

— Vámonos ahora mismo a casa, Jackie — propone demasiado conmocionada.

— Directora Vause, en este momento lleva 5 minutos de retraso en la reunión con las autoridades de la ciudad.

— Cancélalo, no puedo en este momento.

— Están en la oficina de juntas, es una reunión muy importante, recuerde que...

— No puede ser, sí, ya lo recuerdo — Alex ahora también siente vértigo, su cabeza le dice tantas cosas a la vez — diles... que ya llego.

Entra nuevamente a la oficina y le marca a la rubia, tira su celular porque su llamada no fue atendida. Toma un poco de agua para tratar de calmarse, odia que Piper haya sido una cobarde cuando tantas veces se lo recriminó a ella.

Hace lo posible para estar mentalmente en esta reunión en la evalúan los logros de la ciudad en el último semestre. Sus manos tiemblan, su respiración no puede estar controlada, ella que tanto ama dar su opinión esta vez solo escucha. Agradece cuando por fin termina la junta. Va a su oficina, toma su bolso, la carpeta con la información de Piper y le pide a su secretaria que se vayan.

— ¿Qué pasó con Piper, directora Vause? — pregunta la joven al ver que se van en una de las camionetas del colegio.

— No lo sé, es lo que quiero saber — dice desesperada la pelinegra.

— Eric dice que llegó hace rato a la casa, que se veía mal y se encerró en el sótano — comenta Jackie.

— Rubia idiota — exclama Alex y Jackie abre los ojos asustada con la forma de que conducir de la directora.



Alex entra de manera brusca a la casa, no voltea a ver a nadie, va corriendo al sótano. Enciende la luz y empieza a gritarle — Piper, habla conmigo, dímelo todo ahora, dime que yo estoy equivocado otra vez, que tú no lo hiciste — expresa con la voz quebrada — Pipes... Piper... no... — se sienta en la cama y empieza a llorar desconsolada, toma la almohada de la rubia, la aprieta contra su cuerpo y su llanto se vuelve más abrumador.

LA MUJER DE MI HERMANA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora