Capítulo: 31 "Trayecto"

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México, hace 10 años

Los chicos fueron llevados hacia quien sabe dónde, iban adentro en un vagón de un tráiler, no podían ver nada, todo cerrado en un rectángulo de acero, había poco espacio y hacía mucho calor todo estaba oscuro, solo podían escuchar el llanto y los quejidos de los demás rehenes, estaban apretados como sardinas, incluso temían que el oxígeno se les terminará pronto.

Se sentían asfixiados, no sabían cuánto tiempo llevan allí, en sí no era mucho, a lo máximo un par de horas, pero ellos sentían que habían recorrido kilómetros tras kilómetros, una eternidad ahí dentro.

María ya no soportaba más, le costaba trabajo respirar, sentía que no le llegaba suficiente oxígeno a sus pulmones, estaba desesperada, necesita encontrar algo, un diminuto agujero, lo que sea, quería ver algo de luz, sentir el aire golpeando su cara, se estaba volviendo loca, no toleraba estar en esas situación.

Sus hermanos percibieron su mal estado, trataron de calmarla, distraerla y que no pensará más en donde estaba.

-Tranquila, pronto llegaremos a donde sea que no lleven. – Trató Ying de calmarla, pero la joven seguía inquieta, comenzando a hiperventilar.

-Y si nos abandonan aquí, no quiero morir aquí, quiero ver el sol y la luna por última vez más, quiero ver sus rostros otra vez, quiero vivir, tengo muchos sueños que quiero volver realidad, deseo verlos crecer y convertirse en hombres y mujeres de bien, quiero verlos felices, cumpliendo sus sueños de vida, quiero estar allí para verlo con mis propios ojos. – Se soltó a llorar, su cuerpo tembloroso y su voz cada vez más destrozada.

-Tranquilízate, cierra los ojos, te acuerdas cuando tú nos cantabas cuando no podíamos dormir, ahora es nuestro turno cantarte, escucha con atención, inhala y exhala, todo estará bien. – Comentó WanYin tratando de sonar lo más dulce posible.

Cinthya y Qinghua la abrazaron con fuerza y le sobaron la espalda con amabilidad y amor.

Los jóvenes respiraron profundamente y cantaron lo primero que se les vino a la mente, lo que tenían acumulado en su corazón.

Las palabras iban fluyendo, una canción triste al escuchar, pero con mensaje que dar, los sentimientos se desbordaron junto a la letra de la canción, volviendo la atmósfera calmada, pero al mismo tiempo pesada, un triste dolor que apuñalaba en los corazones, sin embargo, no era del todo mala, narraba una vida, una no muy larga pero tan desgastada como cualquier otro al punto de la vejez.

La joven lloró en silencio, sus lágrimas empapando sus rojizas mejillas, pues el mensaje cual poema le hizo calmarse, tranquilizarse.

¿Qué otra cosa me queda después que el sufrir arrasará con mi alma?

El hambre, el dolor, la impotencia, el miedo y la muerte, ya a todas las conozco;

Solo dejo escombros que aun intentan convertirse en pilares del gran edificio por construir,

Ese sueño parece inalcanzable, el negro y el rojo, fusionados en mi corazón,

En mi mente esas mezclas de colores parecen cada vez más tenue a la vista de los demás

Ya no tengo por qué estar aquí, ¡¿Por qué no terminaste con lo que empezaste?!

Si te llevaste todo de mí, también llévate este cascarón vació y lamentable.

¿A quién debo culpar de mi sufrir?

¿Porque parece ser que cada día me embriago más con el veneno de mi dolor?

Este veneno de un sabor picante y de un intenso olor

Me enveneno a voluntad, sin saber parar.

Provocando dolor y asfixia, necesito que alguien me brinda una mano amiga,

PASIÓN, AMOR Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora