Capítulo: 15 "Escape. Parte 2"

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Rusia, hace 15 años

La señora Long se armó de valor y salió corriendo por los pasillos en silencio, luego bajo las escaleras gateando para no ser vista, los ruidos de pisadas resonaban en todas partes haciendo que su corazón latiera a mil por hora, gotas de sudor se escurrían de su frente, su espalda se sentía húmeda y fría, tenía miedo, tristeza y odio.

"¡¿Por qué su familia le hacían esto?!" el dolor se reflejó en su mirada, a cuesta abajo gateo sin ser vista, los hombres estaban buscando en las habitaciones, sus botas resonando y sus palabras burlonas hacían eco en las paredes.

La mujer temía por que encontraran a sus hijos, deseando en su corazón que no hicieran ningún ruido, pues serían descubiertos, algunas paredes estaban huecas, permitiéndoles huir hacia el jardín trasero.

La señora tomo con fuerza el mango del cuchillo y cuando se dirigía hacia el recibidor escuchó la voz gruesa de un hombre el cual detuvo su andar y se fue de inmediato a la cocina, pegada completamente a la pared se escondió en un rincón del horno y una alacena, su corazón latía con descontrol, sus respiraciones eran profundas y aceleradas, sus manos temblaban y sus lágrimas continuaban cayendo por sus hinchadas y rojizas mejillas.

-¡¿Dónde mierda están?! – Gritó un hombre encapuchado, sostenía una pistola en sus manos, portaba ropa oscura, al ver que no había nadie en la cocina, se sentó en la mesa y sacó un cigarro de su chaqueta, luego lo encendió con un encendedor que tomo de una alacena y lo prendió dándole una calada, luego expulsó una gran nube blanca que se disipó en el aire.

La señora Long se encogió cuando vio al hombre cercarse a ella, pero se alivió cuando solo fue agarrar el encendedor.

Estaba sentada abrazando sus rodillas, sus latidos hacían eco en sus oídos, trató de calmar sus respiraciones, pero cada vez se volvieron dolorosas, lentas pero le causaban dolor en el pecho.

A los minutos sintió sus piernas acalambrarse y entumecerse, en respuesta trato de estirar levemente su pierna, sin embargo, eso le ocasionó un dolor más intenso, provocándole que se le saliera un leve quejido, que fue percibido por el contrario, el cual se levantó de la mesa y se dirigió a donde provino el sonido.

Su mirada se tornó más profunda y sangrienta, una sonrisa se formó en sus labios, con fuertes y sonoras pisadas se acercó hacia el horno y alacena, su sonrisa se volvió juguetona.

-Parece que encontré una rata escurridiza. – La mujer sintió un frío intenso colarse entre sus poros, su corazón volvió a latir con fuerza, tomo con fuerza el mango del cuchillo dispuesta a pelear, su cuerpo temblaba con nerviosismo y temor.

-¡Jefe venga encontramos algo! – Gritó un hombre que estaba en el tercer piso. El contrario dio una intensa mirada hacia el rincón del horno y la alacena, luego chasqueó con la lengua y aventó el cigarro hacia aquel lugar, luego al ver que estaba en completo silencio se dirigió escaleras arriba.

La mujer se revisó la quemadura en su hombro, por suerte tenía un suéter y no le quemo la piel, luego confirmó que no hubiera nadie cerca y se fue hacia la entrada, gateando entre la oscuridad, entre los muebles y no haciendo el más leve sonido, el hombre que estaba resguardando la entrada fue llamado por su compañero a evaluar unas joyas, el cual se acercó al inició de la escalera, dando la espalda a la puerta de la entrada.

La señora Long aprovechó tal descuido y se escabulló, pero al abrir la puerta esta rechinó, llamando la atención de ambos hombres, la mujer reaccionó rápido y corrió cerrando con fuerza la puerta, tomo el cuchillo con fuerza y se dirigió a la puerta principal del jardín de enfrente.

-¡Ayúdenme! ¡Auxilió! ¡Hablen a la policía! – Gritó en desesperación, sus pasos se volvieron cada vez más rápidos, torpes pero veloces.

PASIÓN, AMOR Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora