Extra: 1 "Abuso"

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Wei Ying se encontraba corriendo por las calles, su ropa desgastada y sucia, su apariencia reflejaba su situación económica y su débil alimentación, pues parecía ser un niño de siete años, estaba muy delgado y su piel descuidada, pareciendo que el aire podría arrastrarlo sino se sujetaba de algo.

El menor tenia varios hematomas oscuras, incluso rasguños y cortadas ligeras en sus piernas y brazos, sin embargo, eso no impidió que fuera ágil y veloz en sus pasos, logrando esquivar los obstáculos.

Detrás de él lo perseguían dos hombres, sus apariencias eran aun más descuidadas y deplorables comparadas con el del chico, pues sus ojos eran saltones y rojizos, con la mirada perdida, pero con un brillo de maldad arraizado en sus pupilas, sus ropas sucias y viejas le daban una imagen desagradable, sus complexiones eran delgadas y muy descuidadas, incluso se podía ver un tenue color amarillento pálido, sin duda, eran adictos a las drogas.

Al correr por un tiempo, ya no tenia las fuerzas ni energías para continuar, estaba cansado, su cuerpo estaba empapado de sudor y su garganta estaba reseca, además el calor no ayudaba, el clima era desértico, el aire era caliente, como si se abriera un horno prendido.

Agotado se acercó a donde hubiera mayor cantidad de personas, pero al verlo, la mayoría se alejaban y tomaban sus pertenencias con fuerza, nadie le importó su estado o que dos hombres de mal ver lo siguieran, ni que se pusieran a cada lado, impidiéndole escapar.

-No hagas nada estúpido o lo lamentaras. – Comentó un hombre de veintiséis años, usaba pantalón de mezclilla roto y una playera cubierta de suciedad, había manchas viejas y húmedas, parecía que llevaba mucho tiempo sin darse un buen baño.

- Vámonos. – Ordenó el otro hombre, portaba un pantalón de mezclilla descolorido y desgastado, también una playera negra con un estampado de la santa muerte, usaba un collar con un símbolo de mariguana en el centro, ese hombre parecía de unos treinta y tantos años, su apariencia era más limpia, no parecía un indigente como su compañero, sin embargo, su aura era más peligrosa, incluso sus intensiones podrían ser adivinadas con una simple mirada, el hombre sostuvo un cuchillo en el costado del menor, amenazándolo sin miedo en la vía pública, era más que obvio que la situación del niño era mala, pero nadie pareció importarle, simplemente lo ignoraron y se marcharon.

Una mujer se percató de ello, intentó acercársele, pero su marido la detuvo, diciéndole con la mirada que no se metiera, que no era asunto suyo y que era arriesgado.

Los dos hombres llevaron a Ying con el cuchillo al costado, el sudor que escurría por su frente se volvió frío, podría ser un niño de 7 años, pero su vida no fue sencilla, había experimentado mucho a una edad tan corta, sabia que estaba en una situación peligrosa, esos sujetos no eran normales ni buenos, la maldad podía tomar diferentes formas y los demonios podían usar un traje de carne y hueso.

Los tres fueron a un terreno baldío, por esas calles casi nadie frecuentaba, pues allí se podía encontrar de todo, ladrones, violadores, drogadictos, traficantes, prostitutas, era como la zona negra, solo los valientes o los perdidos eran aquellos que entraban por su propio pie.

-Nos has hecho correr mocoso, y eso me hizo enojar. – Comentó el hombre mientras deslizaba su cuchillo por el tórax del menor, hasta posarlo enfrente de sus ojos. - ¿Sabes qué es esto? – Sonrió mientras veía el reflejo del cuchillo en los ojos del niño.

-Deja de jugar, coño; hay que ir antes que el wey se vaya. – Comentó mientras revisaba los bolsillos del pantalón de Ying y sacaba las monedas y un billete rosado con desesperación, al mirar el dinero un brillo de alegría se posó en sus ojos, incluso sus manos temblaron levemente, el niño lo miró fulminante y con el ceño fruncido, pues había trabajado muy duro por ganar ese dinero, limpiando parabrisas de los carros o pidiendo limosna en los camiones o en la calle, incluso hoy había ganado un extra jugoso al ayudar a una señora que necesitaba ayuda para limpiar su patio, la señora mayor le dio cincuenta pesos por su ayuda, fue muy cansado, pues los rayos del sol eran abrasadores, pero valió la pena, estaba muy contento por su paga.

PASIÓN, AMOR Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora