Capítulo 36 "Decisión"

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México, hace 10 años

Después unas horas, los chicos estuvieron dentro de la habitación encerrados, María estaba inconsciente, Qinghua sentado mientras abrazaba a la joven, mientras que Wei Ying estaba sentado en el suelo, recargado en la pared al lado de la puerta, Jiang WanYin estaba sentado en el piso al lado del pequeño sofá juntos a sus amigos.

En ese momento la puerta fue abierta, cinco personas ingresaron a la habitación, Ying al ver que la puerta comenzaba abrirse de inmediato se les lanzó, con desesperación se les fue encima con una mirada asesina, sin embargo, fue retenido en un rápido movimiento, un hombre robusto y alto lo detuvo con un fuerte agarre en su cuello, imposibilitándole respirar, sus pies estaban colgando, sin tocar el piso, por lo que el dolor en su cuello se volvió cada vez más intenso, WanYin al ver que estaban ahorcando a su amigo, no lo pensó dos veces y fue hacia aquel hombre que lo miraba divertido, incitándolo.

El chico se le abalanzó, pero solo recibió una patada en el estómago, sacándole el aire, cayó de rodillas mientras se abrazaba el vientre y algunas cuantas lagrimas rebeldes se deslizaron por sus mejillas.

La risa se escuchó por arriba de su cabeza, el joven se levantó con sus extremidades gelatinosas, el dolor de su tórax era abrumador, sus pulmones estaban contraídos y su garganta reseca, un dolor agobiante, sin embargo, su mirada desprendía su determinación, sin miedo se dirigió con su amigo a paso veloz, el mayor no lo detuvo, sino que lo observó curioso, cualquier niño terminaría llorando e incluso desmayado, pero él no, su fuerza de voluntad era aún mayor que su propio bienestar.

WanYin tomo la mano del contrario, el cual seguía firmemente alrededor del cuello del menor, el rostro de Ying estaba tornándose morado pálido, sus venas resaltadas de su frente y sus poros abiertos, varias gotas de sudor escurrían lentamente por su rostro, su mirada era profunda y sus pupilas dilatas; tenía una expresión de dolor y furia total, al grado que no se veía intimidado, sino un demonio con piel humana, el aura asesina seguía latente en su expresión, en su mirada y en su alma.

WanYing seguía intentando alejar esa asquerosa mano del cuello de su amigo, pero sus fuerzas habían reducido bastante además estaba herido, un delgado hilo de sangre comenzó a fluir fuera de su boca, manchando sus labios de carmín y dejando un rastro húmedo en su barbilla.

Sus uñas se encajaron en la gruesa piel del mayor, dejando algunas marcas rojizas, el contrario observó cada movimiento del niño, interesado y curioso, nunca antes había visto dicha fuerza y tenacidad en un niño, cualquiera ya se hubiera orinado en los pantalones, llorando y aferrándose a un salvavidas.

Al ver que el joven que sostenía en su mano estaba cada vez más pálido, lo dejo libre, el chico cayó al suelo en un golpe sordo, WanYin de inmediato lo ayudó a pararse y alejarse de ellos, sin embargo, ambos fueron detenidos por dos de los cinco hombres allí presente, mientras que uno de los otros le arrebataba a María de los brazos de Qinghua, mientras que este último era arrastrado con agresividad por la muñeca.

Los menores se resistieron, pero fue inútil, los cuatro fueron llevados por el pasillo hasta una enorme habitación, en ella se encontraba un hombre con traje oscuro, de cabello corto de color negro profundo, a su lado había otro hombre, más robusto y fornido, portaba unos jeans azul marino y una camisa a cuadros, detrás de ellos estaba Samuel, quien tenía los ojos rojos e hinchados, los chicos al ver su expresión sabían que algo malo iba a pasar, por lo que estaban alertas a cualquier detalle, en el peor de los casos serían la muerte, el cual ya lo habían considerado en más de una ocasión, no tenían mucho que perder, no tenían familia, los chicos del orfanato los habían separado, solo quedaban ellos, por lo que si los iba a matar al menos estarían tranquilos que ya no sufrirían más.

-Acérquense niños. – Comentó el hombre de traje oscuro, su voz era suave pero firme, penetrante, un poco fina pero tan afilada como la hoja de un cuchillo.

Los chicos fueron a paso lento, vigilando a su alrededor, los hombres parecían que no les importaba que se tomarán su tiempo, detrás de los niños estaban los cinco hombres, de brazos cruzados y en completo silencio, con una expresión seria y firme en sus rostros.

Al estar frente a frente, la mirada del mayor se volvió más oscura, un ligero sentimiento de irritabilidad se reflejó en sus ojos, Rex no está del todo interesado, simplemente se limitó a sentarse cómodamente y a contemplar el espectáculo que su hermano mayor había planeado.

-Miren chicos, así está la cosa, mi querido tío tuvo la osadía de comprarlos en la subasta, por lo que ahora le pertenecen, sin embargo, él nos pertenece, por ende, ustedes también; así que ustedes vivirán con nosotros, le harán compañía al tío mientras estemos ocupados, será bueno para él tener unas mascotas con quien perder el tiempo. – Comentó mientras miraba fijamente a WanYin y Ying, su voz era dulce y calmada, pero tenía una intensión malévola en cada palabra dicha, Qinghua seguía sosteniendo a María, la cual continuaba desmayada, con sus párpados fuertemente cerrados, aun con el rastro del llanto y el sufrimiento.

Samuel esta asombrado por tales palabras, al igual que los otros hombres, no esperaban tal giro de los sucesos, un total cambio inesperado, no sabía que estaban planeando aquel hombre, aunque era más que obvio que era algo malo, temía por lo que les harían pasar aquellos niños.

Los jóvenes estaban sin palabras, no sabían si eran buenas o malas noticias, al ver que aquel hombre quería cogerlo de las manos, de inmediato retrocedieron tres pasos.

-Ustedes dos vivirán en la casa grande, tendrán buena ropa y comida, además de una buena educación y adiestramiento, no queremos mascotas salvajes andando por los pasillos. – Comentó mientras hacía una seña a sus hombres para que se los llevarán a la casa principal.

Qinghua sostenía a María firmemente entre sus brazos, al pensarlo seriamente, no era tan malo esa noticia, aunque no sabía a qué se refería con exactitud ser una mascota, él no quería lastimar a nadie ni muchos menos que lo lastimaran, por lo que sin decir nada siguió aquellos hombres en silencio, tratando de pasar desapercibido, sin embargo, fue detenido con rudeza.

El joven lo miro asustado, el hombre de rasgos delicados le sonrió divertido.

-Lo mencionado ante solo sería para aquellos que fueron comprados por mi tío, tú y ella no están contemplados. – El menor se congeló en su lugar, mientras que Ying y WanYin mostraron su disgusto.

-¿Qué pasará con ellos? – Preguntó Ying con el ceño fruncido y una mirada penetrante.

-Bueno, viéndolo mejor – Comentó mientras se levantaba de la silla y se le acercaba con paso firme, acariciándole la mejilla con ternura, el menor se petrificó, sus bellos se erizaron y una mirada indescriptible se posó en su rostro. – Tienes un rostro muy lindo, muy inocente. – Comentó mientras lo veía directamente a los ojos, el menor comenzó a temblar al ver su reflejo en esa mirada, parecía dos hoyos negros, amenazándolos por tragárselo.

-No les hagas nada, los compró también a ellos dos. – Comentó Samuel al ver el pálido rostro del niño. Aquella mirada se tiñó de frialdad pura.

-¿Así que tienes el tiempo para criar a otras dos mascotas? Eso es algo bueno, muy bueno. Al parecer te volviste más rebelde en este tiempo que no estaba, sin duda todavía me sorprendes cada vez más. – Sus pasos y atención se dirigieron hacia él, logrando alejarlo de los menores. Samuel fue rodeado por un par de brazos, el cual se aferraban a él con cierta fuerza y presión, lastimándole la cintura.

-¿Qué procede? ... ¿hermano? – Preguntó con un poco de interés, el Señor parecía muy entretenido en jugar con las manos de su tío, masajeándole los tendones, los dedos y pellizcándoles los nudillos.

-Solo podemos adoptar a una mascota más, que ellos escojan quien, el desafortunado trabajará en la zona roja atendiendo a los clientes; y por cierto, despierten a la chica, quiero que todos lleguen a una respuesta colectiva.

Los chicos se vieron entre sí, sin saber que hacer o decir, ya que no permitirían que sus amigos... hermanos tuvieran que seguir sufriendo.

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elvis- Sempai 

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