Capítulo: 2 "El comienzo de una historia"

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México, hace 12 años.

Al canto del gallo los huérfanos despertaron como siempre, su aburrida rutina mañanera debía dar comienzo con su levantamiento de la cama y el aseo personal. Luego de realizar sus tareas y el chequeó del informe de las ventas, la producción de las bolsas, sombreros y muñecos y por ultimo del dinero recolectado de las limosnas de las personas que se apiadaban de su miseria; para luego ver si se ganaban su desayuno.

Ellos solo comían dos veces al día, el desayuno y la comida, el desayuno se basaba en arroz glutinoso con nopales babosos y suspiros de huevo, para la comida consistía en frijoles y tortillas de maíz y si había dinero, podría ser acompañado de un pedazo de queso fresco.

La mayoría prefería la comida que el desayuno, ya que el sabor a frijoles era mejor que al del arroz con nopales, la mayoría no conocía el sabor de la carne o de un pastel de chocolate, solo soñaban con probarlo, sentir sus texturas, a veces el aroma que olían en las calles a esos deliciosos manjares los hacían babear, pero solía podían imaginarse sus sabores, dejarlo en la fantasía.

Después que desayunaran los afortunados debían salir a las calles a vender y pedir limosna o trabajar en lo que sea con tal de obtener unos cuantos pesos para comprar alimentos.

-¿WanYin vamos a ese lugar? – Preguntó el niño de playera rota y desgastada de color gris oscuro, sus ojitos brillosos, por lo que el contrario no se opuso al verlo.

-Bien, pero rápido si nos ven que no estamos pidiendo limosna habrá serios problemas. – Comentó en voz baja mientas se dirijan a ese lugar que les encantaba ir.

Después de caminar a paso veloz entre las calles y algunos fraccionamientos de gente rica, llegaron a la zona de juegos, un parque con resbaladillas, pasamanos, columpios, sube y bajas, cajas de arena y entre otros juegos que todo niño adoraría.

Lástima que estaba cercado, los hermosos árboles frondosos y las flores de colores que decoraban los alrededores hacían ese lugar un parque mágico. Donde se recostarían en el limpio y fresco zacate verde, treparían los árboles y dormirían en las bancas elaboradas con un fino diseño.

Sin embargo, solo los que vivían allí tenían permitido el acceso, la puerta siempre había un guardia custodiando el orden, por lo que les era difícil acceder.

-No podemos, está el policía allí, vámonos. – Dijo Jiang WanYin arrastrando a su amigo, el cual solo volteaba atrás, viendo como el parque se hacía cada vez más lejos, más pequeño, desde que tiene memoria anhelaba subirse a esos juegos, pero debido a una u otra no podía.

-De verdad ese parque es genial. – Dijo en un suspiro.

-Losé, pero entiende no podemos, no queremos problemas, yo igual quiero ir, subirme a los columpios y llegar a lo alto, sin embargo no allí, debe haber más parques al cual podemos ir. – Trató de consolarlo.

-El que está por el lote baldío no me gusta, la otra vez casi me muerde una serpiente, además los hombre y mujeres están borrachos y haciendo cosas de adultos, me da miedo. – Comentó el niño mientras desviaba la mirada al suelo.

-Mejor regresemos, José debe estar buscándonos. – Los menores regresaron a donde se establecían a pedir limosna.

-¿Cuánto llevan? – Dijo José al verlos, pero al saber que nadie les había dado ni un centavo frunció el ceño.

-Vayan más lejos entonces, porque no van a los restaurantes de ricos, allí va la gente adinerada; y recuerden que si quieren comer deben traer dinero; sin más se dio media vuelta y se fue con los más pequeños que hacían malabares en las luces rojas del semáforo, niños de cinco a siete años entretenido a los conductores.

PASIÓN, AMOR Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora