Capítulo: 26 "Comienzo del Infierno"

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México, hace 10 años

Al bajar de la camioneta fueron llevados a una enorme casa, no sabían dónde estaban, pues el camino fue largo, pero al parecer estaban fuera de la ciudad, había un poblado cerca, como un ejido.

Era de mañana, el sol estaba en el cielo, dirigiéndose al centro del firmamento, por lo que debía ser temprano, la mayoría de los niños más pequeños se quedaron dormidos en el trayecto, a excepción de María, Wei Ying, Jiang WanYin y Axel, los cuales no pudieron conciliar el sueño, ya que habían presenciado como su hogar se desmoronaba, el asesinato de su cuidadora y la impotencia de su debilidad.

-¡Caminen! – Gritó un hombre mientras los empujaba con rudeza, los chicos tenían miedo, no sabían que pasaría ahora, si estaban a salvo o sus vidas corrían peligro.

Ese hombre de traje simplemente se dirigió con tranquilidad a la puerta de la casa, su semblante serio y frío.

-Patrón ¿Todos irán a la zona P? – Preguntó ese hombre, portaba unos vaqueros, unas botas y una camisa de cuadros, muy norteño.

-No, primero hay que revisar si pueden tener otro valor. Llamen al doc. para que los evalué. – Sin más, se adentró en la enorme casa, mientras que ellos fueron enviados a una pequeña casa a lado de la residencia principal, "la de la servidumbre". – Pensaron los jóvenes, pues era más que obvio que no serían tratados como parte de la familia principal.

Sin embargo, al entrar se encontraron con algo realmente impactante, mujeres de todas las edades (normalmente jóvenes) y razas, algunas dormidas u otras sentadas en el piso o en los catres, había muy pocos hombres, en la mayoría jóvenes o infantes, todos vestían ropa vieja o desgarrada, muchos tenían la mirada pérdida, sin brillo, como si estuvieran muertos en vida.

Al ver a ese hombre que los escoltaba abrir la puerta, de inmediato todos se alejaron y corrieron hasta el fondo, algunos lo vieron con una mirada asesina, pero todos estaban aterrados, por lo que solo pudieron huir al final de la habitación.

Ese hombre los empujó dentro, luego cerró la puerta de acero bajo llave, no había ventanas, por lo que estaban rodeados por esas cuatro grandes paredes. Las personas al ver que el peligro momento se había ido, respiraron un poco aliviados, por lo que temerosos se acercaron con los recién llegados.

-¿Niños como se llaman? – Preguntó una mujer joven, de rasgos atractivos y bellos, de ojos grandes, de labios carnosos y tez clara, su cuerpo era delicado pero lo que debía ser pronunciado, lo era, sin duda una hermosa mujer de telenovelas.

-Me llamo María, somos del Orfanato La Gloria del Señor ¿Sabe qué pasará con nosotros? – Preguntó con una expresión de terror, pero tratando que su voz no saliera tan temblorosa, pues ella debía ser fuerte para poder consolar a los menores, sus hermanitos.

-No losé realmente, traen personas de diferentes edades y razas, luego se las llevan y no vuelve, en cambio a nosotros, los jóvenes, nos prostituyen en un burdel de mala muerte, nos condenan al Inferno. – Contestó la mujer, al lado de ella, había otras chicas más jóvenes, una era de piel morena y cabello afro, otra chica tenía rasgos orientales, ambas bellas, pero sin brillo de vida en sus ojos.

A los minutos la puerta de acero se abrió de golpe, el mismo hombre que los arrojó aquí regresó junto con otros tres hombres, tomaron con fuerza a los chicos y los llevaron a otra habitación no muy lejos de ahí, aunque los menores se resistieran, era imposible huir, en primera no sabían dónde estaban y en segunda no sabían a donde ir, estaban solos, sin nadie que los ayude.

No sabían que en ese mismo momento una decisión de suma importancia se llevaría acabo, aunque, ninguna era una salvación, sino un infierno al cual no había escapatoria, sino que apenas era su comienzo.

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elvis- Sempai 

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