Capítulo: 29 "Abandonado en la carretera"

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Después de una semana, la rutina de madrugar y correr de un lado a otro para estar listos cuando Mo Beijun los recogiera normalmente se volvió tedioso, el recorrido de su departamento a la escuela era casi cuarenta minutos, largos y aburridos minutos, ya que una vez que las puertas del automóvil se cierran el ambiente se vuelve frío y serio, un silencio abrume la atmósfera, impidiéndoles gritar y hablar como lo hacen fuera.

Sin embargo, este día fue diferente, pues Jiang WanYin le había pedido de favor que después de llevarlos a la escuela, podía darle un aventón a Qinghua ya que debía ir a una junta de suma importancia y no podía llegar ni un segundo tarde, y además él tiene que regresar a la compañía a dar su reporte, por lo que no se desviaría de su camino.

Después de que los jóvenes se bajaron se despidieron de su amigo, cerraron la puerta en un sonoro golpe, antes no se sentía el ambiente tan serio debido a que el joven de ropas azules claro les contó sobre su experiencia de unos días atrás.

Donde por poco casi lo atropellan, pues iba distraído en un mar de pensamientos, todos destinados a su trabajo y a sus tareas de la carrera.

Si no fuera por el joven que se le aventó, el carro lo hubiera arroyado y lo hubiera hecho una pila de carne y huesos sangrantes. Sus amigos lo reprendieron por su falta de conciencia, pues no era la primera vez que casi lo atropellaban, su amigo era muy despistado incluso cuando sabe que debe tener cuidado por aquella razón, ya que si algo le pasa no sabían ni en donde empezar a buscarlo.

Después de ser regañado durante quince minutos, les contó que aquel joven era muy apuesto y varonil, de ojos azules y de una sonrisa rosada, sus labios carnosos y de pupilas brillantes, su cabello negro y de torso musculoso.

Mo Beijun parecía indiferente pero cuando escucho la anécdota del joven sus dedos apretaron el volante con mayor fuerza, su ceño se frunció levemente. Pero cuando escucho la última parte freno de golpe, los chicos lo vieron sorprendidos, pero cuando notaron en donde estaban se bajaron del auto y se despidieron.

Dejando a Qinghua con el serio y frío Beijun a solas, el joven intento hacerle platica, pero el contrario se limitaba a ignorarlo, dejándole en completo silencio.

Sin embargo, una cancioncita pegajosa resonó dentro del vehículo, era el celular del menor, este atendió la llamada, pero al ver el nombre del contacto, sus ojos se abrieron a la par.

-¿Bueno? – Preguntó sonriente, el mayor lo estaba viendo fijamente por el espejo, al ver que el joven se emocionó y sonrió de manera boba, no pudo evitar sentir cierta incomodidad en su corazón.

-Hola, soy Mateo, el chico al que le prometiste una comida. ¿Ya se te olvido? – Preguntó divertido, el joven negó con la cabeza, una sonrisa se curvo en sus labios.

-Por supuesto que no, me salvaste mi vida, así que te debo por lo menos una comida. Pero ahora no creo poder. – Contestó apenado y un poco abatido.

-Descuida, puedo esperar ¿Qué te parece en la tarde? – Preguntó calmado, trasmitiendo que no habría ningún problema.

-Bien, cuando salga de trabajar te mando un mensaje. – Comentó con una sonrisa.

-De acuerdo, te veo al rato; y por cierto fíjate antes de cruzar la calle, no siempre estaré allí para salvarte de nuevo. – El comentario provoco que un rubor tiñera las mejillas del menor, Beijun al ver esas rojizas mejillas su ceño se volvió más arrugado, sus nudillos se volvieron pálidos al apretar con fuerza el volante de cuero negro.

De repente el carro se detuvo a medio camino, el joven se sorprendido pues hace rato había frenado abruptamente y ahora se detenía sin razón alguna, además tenía el tiempo contado, ya que en menos de quince minutos iba a entrar a trabajar; casi iba rezando porque no les tocara ni un semáforo en rojo para no perder tiempo, por lo que al ver que el auto seguí estancado no dudo en preguntar.

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