Capítulo: 32 "Subasta"

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Hoy por ser mi cumpleaños habrá actualización de todas mis obras y un maratón de Daddy Ending.

México, hace 10 años

El señor inauguró el bar con unas cuantas palabras de cortesía, luego brindó junto a sus invitados con una copa de champán, alzándola hacia ellos, los demás imitaron su acción y después le dieron un gran sorbo a su copa llena de champán.

-Sé que están impacientes por el entretenimiento principal, la subasta da comienzo ahora. – Comentó mientras le hacia una seña a su hermano, quién asintió y fue hacia el centro del escenario, una melodía clásica sonó de fondo, aminorando la tensión de los presentes.

Al estar Rex en el escenario, tomo un micrófono y se colocó frente una mesa alta, allí se encontraba un mazo de juez. Con una sonrisa hacia los presentes, asintió respetuosamente.

-No los impacientaré más, ya que estamos celebrando la remodelación de Las Puertas de Infierno, algunos precios de unos productos serán algo elevados, pero descuiden, cada centavo valdrá la pena, incluso viene en su estado salvaje, pero como saben; si quieren que los entrenemos el costo es aparte. Sin más comencemos. – Mencionó mientras el telón se abría a la par, revelando a una hermosa joven de cabello pelirrojo, de ojos claros y piel como el jade, portaba un vestido de encaje trasparente, por lo que la lencería roja resaltaba en su cuerpo blanco. El rostro de la menor era pálido, unas cuantas lágrimas escurrieron por sus mejillas, su cuerpo tembló, intentó gritar o huir, pero sus labios estaban fuerte mente pegados por una sustancia que les habían aplicado minutos antes, en uno de sus tobillos estaba encadenada por una cadena gruesa y metálica, por lo que no podía hacer nada, más que llorar en silencio a la vista de todas esas personas que la veían con ojos perversos y miradas lascivas.

-Esta chica es pelirroja natural, tiene diecinueve años, su piel es clara y suave, mide uno sesenta, sangre B+, completamente limpia, no virgen; el precio inicial es de trecientos mil dólares. – Explicó con el mazo en mano. Los compradores interesados comenzaron a lanzar sus propuestas.

¡Trecientos y cinco mil!

¡Cuatrocientos mil!

¡Quinientos mil!

La pantalla comenzó a revelar las cantidades que subían, al llegar al monto de sesenta mil, el usuario número cuarenta y siete fue el vencedor.

-¡Vendida a setecientos mil por el usuario número cuarenta y siete! ¡Felicidades por su compra! – Gritó Rex con una gran sonrisa, luego hizo otra señal para que se la llevaran y mostrarán el siguiente producto.

Desde personas, armas y drogas fue ofrecido en la subasta, la mayoría de los invitados estaban al pendiente de la pantalla y a sus tabletas previamente entregadas al llegar, con el cual podía participar en la subasta y ver la descripción de los productos mostrados.

Samuel estaba pálido, nunca antes había estado en una subasta y menos en una como esta, sus uñas se enterraron en sus palmas al ver cómo eran tratados todas inocentes personas, incluso parecía que habían dejado de serlo, ahora solo eran objetos a la vista de esos hombres y mujeres que estaban emocionados por el ambiente de competencia clandestina.

El Señor sonrió complacido al ver la expresión de horro en el rostro del mayor, era tan hermoso.

-¿Sorprendido por la reacción de las personas? – Preguntó con una sonrisa divertida mientras daba otro sorbo a su copa, al ver que el contrario lo ignoró una sensación de infelicidad surgió en su corazón.

-La mayoría de los invitados que están allí son los que supuestamente velan por el bienestar y el cuidado de las personas; senadores, directores de alto rango, políticos importantes y empresarios exitosos, cada persona oculta su verdadero rostro detrás de una máscara, incluso nos acompaña un expresidente de otro país, creó que fue él quien compró a esos mellizos, una pareja de hermanos tan idénticos, tan pocos en el mundo; me imaginó que debe ser muy estimulante hacerlo mientras el hermano mira o ver a los hermanos hacerlo entre ellos. – Mencionó mientras le daba otro sorbo a su copa, el mayor lo volteó a ver con asco y desprecio, al haber obtenido una respuesta por el contrario, la incómoda sensación de su corazón desapareció.

PASIÓN, AMOR Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora