Capítulo: 6 "Siempre juntos"

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Oregón, hace 14 años

Era invierno, la estación más fría del año, la nieve cubría el suelo y las copas de los árboles, el hielo comenzaba a derretirse con los cálidos rayos del sol, la mayoría de los niños amaban esta estación debido a que salían de vacaciones y tenían más tiempo para jugar a guerras de nieve, a diseñar muñecos de nieve y realizar carreras de trineos, la familia se reunía más seguido, degustaban de chocolate caliente y un pan dulce por las noches, además las fechas que más les gustaban se acercaban cada vez más, regalos y cenas exquisitas, fiestas y más regalos por parte de la familia lejana que los venían a visitar. Todo realmente especial para muchos infantes, acepción de unos cuantos, entre ellos yacía un menor en su habitación.

Un niño de ocho años, de piel tan pálida, de cabello claro y ojos azules permanecía acobijado en su cama, su rostro rojizo por la fiebre y su frágil cuerpo temblando por el frío, estaba solo en su inmensa casa, no había nadie que lo acompañará y le aconsejará que hacer.

Su hermano tenía que ir a la escuela y su padre había ido a recogerlo, era las dos de la tarde y los niños de su edad se encontraban jugando en el patio, como todos los días, él anhelaba salir y jugar con ellos, hacer amigos, pero debido a su condición casi no salía de casa, incluso en una ocasión falto cuatro meses en ir a la escuela.

El menor se aferró a su único consuelo, su muñeco de peluche que fue obsequiado por su madre, la señora Shi.

-Estrella tengo miedo, quiero que venga mi hermano, lo extraño. – Comentó mientras abrazaba con mayor fuerza el oso de pelaje platinado. El silencio fue abrumador, el niño se removió varias veces sin poder descansar, su pecho dolía cuando respiraba, su cabeza pesaba como si fuera un ancla y sus ojos picaban. Quería llorar.

-No tardarán. – Se respondió mientras se tallaba sus ojitos con sus manos mientras trataba de reprimir sus jadeos, su respiración se volvió más torpe, su singular chillido del pecho resonó en sus oídos, sus lágrimas volvieron a fluir de sus rojizos ojos azules.

Tomó a su oso frente a él, el cual el muñeco estaba casi de su tamaño, lo rodeo entre sus brazos y le susurró en su oreja felpuda.

-Estrella dile a mamá que la quiero mucho, dile que quiero irme con ella al cielo, junto a las estrellas y la luna, no me gusta estar enfermo, es doloroso y solitario. – Rogó el infante, sus sollozos se hicieron cada vez más intensos, sus lágrimas se amontonaron en sus parpados haciéndolo ver más lamentable, el hombro del peluche se humedeció.

Los minutos pasaron y el infante continúo llorando, rogándole a su madre que se lo llevará con ella, que ya no podía más, que ya no quería seguir luchando por una guerra que ya estaba ganada, que el resultado no cambiaría, que sus esfuerzos y dolor que sufrió fueron malgastados.

-¿Mamá porque nunca pude verte?, nunca me diste un beso, ni me cantaste una canción para dormir, nose como es el amor de una madre, o como se siente cuando se entrega una regalo para el día de las madres, soy diferente a mis compañeros, a los demás niños; incluso me gustaría saber que se siente ser regañado o castigado por mi madre, padre me quiere pero a veces pienso que no, me siento solo cuando estoy con él, como si él no quisiera estar conmigo, como si le disgustará. Mi hermano es el único que me consuela, me abraza y me da besos, me canta en las noches, juega conmigo, me ayuda a estudiar y todo, pero sé que él tiene amigos con los que también quiere salir, debe querer tener una novia y yo le robo mucho tiempo, solo soy una carga para todos, por favor mamá llévame a donde tú estás. – Dijo mientras salía de la cama junto a su muñeco, el cual arrastraba por todo el piso, sus lágrimas se deslizaban por sus rojas mejillas, el piso estaba helado, sus pantuflas eran delgadas por lo que el frío traspasaba la suela rápidamente.

PASIÓN, AMOR Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora