Capítulo: 3 "Un cuento de hadas y dragones"

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Los Ángeles, hace 18 años

En una noche de lluvia y de fuertes truenos, un par de niños de siete y seis años trataban de dormirse, acurrucados juntos y debajo de una manta oscura, cada quien tenía su propia habitación, pero debido a que el menor de los hermanos no le gustaba dormir solo se iba al cuarto del mayor, en una ocasión intento ir al cuarto de sus padres, sin embargo ellos nunca le abrieron la puerta, ya que al enterarse cuál era su razón, le aconsejaron que llamará a su nana o simplemente dejará de ser un miedoso.

El menor desistió a seguir insistiendo y se regresó a su recamara, se adentró al cuarto de baño, prendió la luz y comenzó a llorar en silencio.

El cuerpo del pequeño temblaba, sus lágrimas caían por sus mejillas, tenía frío, pero no quería estar solo en la oscuridad, pues sentía que había seres que lo observaban y esperaban atacarlo, sus delgados y cortos dedos se enterraron en su pijama, sus dientes chocaron unos contra otros, estaba titiritando, su cabeza empezó a doler, su garganta ardió por evitar hacer un ruido, era media noche y no quería despertar a alguien.

Sin embargo, el sonido de pasos acercándose lo hizo alzar la cabeza, un par de golpecitos resonaron en la puerta, haciendo que el menor se sobresaltara y se cubriera la boca con sus manos blancas.

-¿WanJi estas llorando? – Preguntó en voz baja, el menor solo se limpió sus lágrimas con papel y negó con la cabeza.

-WanJi ábreme la puerta, no tienes por qué tener miedo. – El niño seguía en silencio, sentado en el piso del baño. Después de varios minutos se dirigió a la puerta y la abrió. El mayor al ver sus ojos rojizos e hinchados no dudo en abrazarlo y consolarlo.

-No llores, está bien tener miedo, yo estoy aquí y nadie ni nada te lastimará ¿Quieres dormir conmigo?

- ... XiChen ... gracias. – Contestó susurrando, ambos se dirigieron a la habitación del mayor, sin embargo, cuando iban caminando por el pasillo, una mujer de tercera edad los atrapo, haciendo que ambos dieran un brinco.

-¡Nana! – Gritó XiChen, su hermano solo la vio fijamente, un brillo ilumino sus ojos.

-¿Qué hacen parados tan tarde? Vengan; vamos arroparlos. – Comentó la mujer, su cabello blancuzco y su mirada suave y cálida. Los niños asintieron con una sonrisa.

-Nana, WanJi dormirá conmigo. – La mujer sonrió y asintió, los tres se fueron al cuarto de XiChen.

Allí la mujer les contó una historia que tanto les gustaba, historias con hombres volando en espadas, caballeros con armaduras y princesas que podían controlar los elementos naturales.

Este caso no fue la excepción; la mujer de cabello blanco se acercó a la cama, los arropó y se sentó al lado, los truenos cada vez se hicieron más fuertes y constantes, incluso XiChen también tenía miedo, WanJi había aprendido una lección aquella noche, el cual era reprimir sus emociones de las personas que no las merecen o para no preocupar a los que sí.

La mujer sonrió y les dio un beso en la frente a cada uno.

-Me quedaré aquí hasta que se duerman, les contaré un cuento para dormir. Uno con un tema maduro y profundo. – Los niños se animaron y se acurrucaron en la cama, ignorando la intensa lluvia y los estruendosos truenos que arremetían en el oscuro cielo.

-¡Gracias! – Contestaron al unísono. La mujer comenzó su narración, los niños escucharon atentamente, en completo silencio y uno al lado del otro.

-Hace mucho tiempo, en un mundo remoto al nuestro, vivía un niño que tenían una larga cabellera azabache, sus ojos eran tan brillantes como diamantes, su piel clara como el día y una cola escamosa de color tornasol, el cual hacia juego con sus pequeños cuernos del mismo color, pues eran mitad hada y mitad dragón, nacido del amor de una hada con un dragón, sin embargo su madre el hada, era codiciada por otro dragón que poseía un corazón de hierro, hizo todo lo posible por llegar a un acuerdo con el rey de las hadas, el cual aceptó en darle la mano de su hija a cambio de una piedra preciosa que solo el rey dragón poseía. Pero el amor de esa hada y de ese humilde dragón fue más fuerte, por lo que escaparon de su cruel destino, huyeron al bosque oscuro donde habitaban las bestias más feroces y despiadadas.

En medio de la persecución; el dragón fue capturado por los de su misma especie, aunque el fuerte dragón lucho con todas sus fuerzas, fue derrotado; en un rugido alertó a su pareja a que lo abandonará, la cual al verlo derribado y encadenado injustamente; lloró y corrió, tenía miedo, estaba sola con un bebé creciendo en su interior. Su especie la habían desterrado, le dieron la espalda, pues no querían más problemas con el rey de los dragones por una simple hada embarazada que había quebrantado las reglas, el hada logró escapar y esconderse en una cueva, la pobre hada sufrió días y noches sola, con el dolor de no saber nada de su dragón, a veces no podía encontrar alimento en ese bosque desértico y desolado, en varias ocasiones tuvo que escapar de las bestias que ahí habitaban, cuando fue el momento de dar a luz se acercaba, una vieja ninfa de los árboles fue avisarle que ese dragón de corazón de hierro la había encontrado, el cual venía por ella y asesinar a la criatura que deseaba salir con desespero.

La mujer se asustó tanto que las contracciones se le adelantaron, ¡El bebé venia ya! Por lo que la mujer dio a luz a su amado hijo, sin embargo, el dragón la encontró, la vieja ninfa cogió al bebe mientras el dragón forcejeaba con el hada, por desgracia el hada estaba muy débil por el parto y en un estado deplorable de salud, por lo que no soporto tantas emociones juntas y perdió la vida, aquel dragón no soporto su desdicha e intento en desquitarse con el recién nacido, pero la ninfa le rogó que no lo hiciera, pues ella había criado a ambos dragones, a ambos los había amado como a sus hijos y le dolía ver como termino todo, además el pobre niño no tenía la culpa de nada, el dragón suspiro y se calmó, luego le arrebato el niño y lo llevó a perder lo más lejos posible; con tan solo verlo podía sentir su corazón apuñalándose, pues era el mismo retrato que ella, esa hermosa hada que cautivó su corazón.

La ninfa de los árboles ya no supo nada sobre el paradero del bebé mitad hada y mitad dragón, ni siquiera sabía si estaba vivo o no, o si podía confiar en las palabras de aquel dragón. Solo rezaba que no sufriera, pues había perdido a sus padres, su identidad y su futuro. – Los niños ya se habían dormido desde hace rato, casi nunca terminaban de escuchar la historia completa, la lluvia había cesado, los truenos ya habían terminado, por lo que ya no había inconveniente con que se fuera a su cuarto. La nana les dio un beso en la frente a cada niño y se dirigió a la puerta, al cerrarla se encontró con el señor Lan que la vía fijamente.

-¿Ocurre algo señor? – Preguntó la mujer con el ceño serio, su expresión dulce y calidad se volvió fría y rígida.

-Nada en especial, solo que pienso que esa clase de cuentos no son convenientes para unos niños miedosos e ingenuos. – Comentó el hombre mientras se cruzaba de brazos y se recargaba en la pared.

-Son solo historias de fantasía, nada que ver con realidad. Me iré a dormir, que descanse señor. – Se despidió y se retiró a paso lento. El hombre solo sonrió con amargura y se dio la vuelta caminado a su habitación.

-Usted también, nana. – Sin más cerró la puerta y se fue adormir. La mujer lo escuchó, pero no dijo nada y solo continuó su andar, una lagrima se resbalo por su mejilla.

-¿Qué fue lo que te hicieron? ¿Si sabes la verdad porque no lo buscas? – Murmuró para sí misma en la oscura noche, las nubes cargadas de agua se habían retirado, solo quedaba la luz de la luna y las estrellas en el basto firmamento esperando la llegada del sol, esperando un nuevo día. 

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elvis- Sempai

PASIÓN, AMOR Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora