Capítulo: 25 "Orden"

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Afuera de Los Ángeles, hace 3 años.

Era de noche, la luna yacía en el basto firmamento, iluminando a juego con las luces de las estrellas, una brisa primaveral soplaba con frescura, era una buena noche, perfecta para una cita romántica, o para declararse a la persona que le gusta.

Sin embargo, para otros esta noche era una común y corriente, sin ese manto mágico ni amoroso que desprendía.

Un joven de vestimenta oscura paseaba de un lado al otro, con su ceño fruncido y sus nudillos lastimados, aunque estaban protegidos por guantes de cuero negro, aun así, resultaron heridos ligeramente debido a su arduo trabajo.

Su ropa era completamente negra, un pantalón de mezclilla y una polo de manga larga, portaba un cubrebocas que le cubría la parte inferior del rostro; revelando unos ojos oscuros y una mirada penetrante.

Enfrente de él, había dos hombres tirados en el suelo, estaban amordazados y sus extremidades fuertemente sujetadas por una cuerda, los nudos eran complejos, casi imposibles de desatarse.

Aquellos hombres estaban vestidos con saco y pantalón de vestir, bien vestidos; ambos lloraban y se removían de un lado a otro, semejándose a babosas siendo escarchadas con sal.

Aquel chico vestido de negro estaba caminando mientras jugaba con un tubo en sus manos, balanceándolo y aventándolo al aire, luego haciendo malabarismo básico, moviéndolo con destreza entre sus dedos.

-¡Hey! ¡¿Ya vienes o seguirás jugando con tu teléfono?! – Preguntó mientras se acercaba hacia donde estaba su compañero.

Era un joven de aparentemente su misma edad, su complexión era un poco más delgada, pero era más alto que él, también vestía el mismo conjunto del contrario, completamente de color negro y su cubrebocas oscuro.

-Ahhh... Como molestas, estoy ocupado; tu adelántate. – Sin más continúo escribiendo en su celular, su expresión mostraba concentración y cierto toque de timidez. Algo anormal en él.

-Sabes que no puedo hacer ningún movimiento sin antes tener la orden del jefe. – Comentó cruzándose de brazos y moviendo los ojos con desagrado.

- Ya la dio hace media hora, pero se me olvidó decirte. – Respondió sin interés mientras continuaba perdido en su aparato. El contrario bufó furioso y se dio media vuelta, con pisadas firmes se acercó a los desafortunados que lloraban y jadeaban por sus vidas, pidiendo piedad.

El chico agitó el tubo metálico en el aire y lo estrelló contra los dos hombres, golpe tras golpe, tras golpe, gritos entrecortados resonaron en la bodega, haciendo eco en las paredes, los hombres intentaron huir, arrastrándose entre la suciedad y en su sangre, pero fue imposible.

El tubo golpeó con fuerzas los huesos de los dos, rompiéndose al momento, la sangre, baba, moco y orina comenzaron a fluir en un charco de sangre fresca, ya que el terror y el dolor impidieron que aquellos hombres vestidos tan elegantemente se volvieran tan frágiles y débiles, tan lamentables y patéticos, no soportaron retener sus fluidos y fueron expulsados con miedo.

La sangre salpicó el rostro de aquel hombre que no dejaba de golpearlos con todas sus fuerzas, su mirada penetrante se volvió más intensa, casi parecían que sus orbes eran dos diminutos hoyos negros.

Las piernas, los brazos, las costillas y los cráneos fueron destrozados, aquellos cuerpos humanos ahora terminaron siendo una pulpa de carne, fluidos y huesos rotos, era una vista espantosa, asquerosa al punto que cualquiera con estomago débil vomitaría al contemplarla en una veloz mirada.

Uno de los hombres todavía se contraía, la parte inferior de su cintura estaba hecha un caos, su pierna derecha estaba en la posición contraria y el pie izquierdo parecía que solo estaba unido a su pierna por la piel de la carne, el otro hombre ya había dejado de respirar, debido a que el tubo se había impactado en su vertebral, rompiéndole el cuello.

La parte superior derecha del cráneo de ese hombre estaba hundido, abollado, por lo cual su cerebro se hubiera inflamado y debido a la falta de espacio, se hubiera desgarrado y tenido una hemorragia cerebral. El resultado eral el mismo, su muerte era inminente.

El hombre que agonizaba vio a su agresor con una mirada sin brillo, pero firme, como si quisiera grabarse ese rostro para esperarlo en el más allá y obtener su venganza.

El joven que estaba perdido en su celular suspiró aliviado, luego se dio la vuelta al interior del almacén, encontrándose con una impactante vista, pero ya estaba acostumbrado a esto, por lo cual se acercó a su compañero sin una pizca de emoción en su mirada.

-¿Y bien? ¿Te falta mucho? – Preguntó sin verdadero interés, solo descansó sus manos en su cintura y le dio una ligera mirada al hombre que daba su ultimo respiro.

-No, ya acabé, a ti te toca limpiar. – Comentó mientras le pasaba el tubo al contrario, el cual aceptó de mala gana.

El joven comenzó a despedazar los cuerpos, cortando sus extremidades, para luego aventarlos a un barril lleno de ácido, la sangre bañó el suelo y salpicó una pared, por lo cual debían dejar todo reluciendo de limpio.

Después de unas cuantas horas de destazar y deshacerse de los restos humanos en los barriles repletos de ácido, siguió con la limpieza, con cubetas levantó la sangre y fluidos, luego comenzó a limpiar con legía y ácido industrial, el proceso no era del todo tan tardado, pero debía procurar no dejar ninguna evidencia y cuidar que no le salpicará ninguna sustancia peligrosa.

-¿Y si bajas y vienes a limpiar? – Preguntó el chico mientras subía las escaleras del segundo piso, su compañero ya se había retirado el cubrebocas y se encontraba en la ventana, fumando un cigarrillo con una mirada cansada y aburrida.

-Nah, yo hice lo más pesado. – Contestó sin dirigirle la mirada, solo se limitó a darle otra calada al cigarro y expulsar el humo hacia afuera.

-Estúpido, lo más pesado es limpiar... imbécil. – Comentó mientras baja las escaleras a continuar la segunda parte de la limpieza.

Tres horas pasaron, ya era de madrugada, el joven que había limpiado comunicó al jefe, el cual solo contestó un "está bien, descansen hasta nueva orden". Por lo que debían enfocarse en sus otros trabajos como actores en la Compañía de Entretenimiento el Receso de las Nubes, el cual comenzarían su segundo proyecto en una serie juvenil.

Los dos chicos venían en una camioneta negra, las calles estaban casi vacías, sin tráfico.

-¿Por cierto que te tiene tan entretenido? Te la pasas leyendo esas estúpidas historias de internet. – Preguntó sin mucho interés realmente.

-Son muy buenas historias, me gustan, son entretenidas eso es todo, deberías leerlas, tal vez así se te quite lo inculto e ignorante. – Respondió con una risa sarcástica. – Mejor dime, ¿Ya sabes que vas hacer realmente con ese mocoso?

-Vengarme, solo que debo obtener su confianza primero, debo ganármelo, a su hermano ya lo estoy investigando, será más fácil de lo que espere, debo pensar a detalle mi siguiente movimiento. Pues ellos pagarán lo que le hicieron a mi familia, desearán estar muertos. – Dijo con una voz fría y asesina, sus pupilas se dilataron en una mirada sin brillo.

-Bien, es tu vida y no pienso meterme en ello He Xuan, solo no quiero verte quejándote por tus malas decisiones. – Comentó con una voz profunda y una mirada seria.

-Lo mismo digo Hua Cheng, no seas débil a lahora de enfrentarte a la realidad. – Su tono de voz fue seria, pero de ciertomodo, ambos se estaban apoyando.

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elvis- Sempai

PASIÓN, AMOR Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora