Capítulo: 43 "En marcha"

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Comienza la cuenta regresiva para el final del segundo libro de la trilogía

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México, hace 6 años

En la tarde Rex tuvo que terminar de dejar todo en orden antes de su partida, debía atender unos asuntos fuera de la ascienda, pues unos vendedores fueron atrapados y llevados tras las rejas, por lo que tenía que encargarse de que ellos no abrieran la boca y soltaran la sopa.

Samuel estaba muy nervioso, pues hoy era el día en que se definiría su destino, su futuro; ya tenía todo preparado para dar comienzo al plan, mentiría si no estaba asustado, sus extremidades estaban débiles, incluso su cuerpo temblaba levemente; si todo saldría bien podría volver al mundo exterior, tendría su libertad, llevaba más veinticinco años encerrado en la hacienda, sin poder contactar a alguien que no fuera parte de la organización o víctima de ella.

Estaba muy ilusionado con poder vivir su vida que le fue arrebatada desque era un niño.

Ying y WanYin estaban en sus cuartos, reposando y sanando sus heridas internas, pues unos días antes fueron terriblemente lastimados a causa de un ataque de celos del Señor, quien al ver que su adorado tío abrazaba cariñosamente a ellos en su habitación solos, mientras derramaba algunas lágrimas, la escena que era más que obvia; los jóvenes solo lo estaban consolando, pero antes los ojos del mayor, era testigo de la infidelidad de su amado amante con las mascotas que adoptó para que le hicieran compañía en su ausencia.

Ambos jóvenes fueron golpeados hasta que vomitaron sangre, aunque el Señor era un hombre con apariencia femenina, tenía una fuerza bruta, podía noquear a un luchador sin mucho esfuerzo, además sabía artes marciales, kick boxing y defensa personal, por lo que era casi un arma viviente.

Samuel no quedo absorto del castigo, solo que el suyo fue pagado distinto; fue arrojado con ferocidad sobre la cama y humillado con una droga afrodisíaca, la cuál le quitó la consciencia, el orgullo, vergüenza y la timidez; fue profanado y mancillado toda una noche y todo un día, se desmayó, pero aun así no tuvo descanso alguno, su cuerpo continuaba estremeciéndose y jadeando por parar.

Incluso en algunas ocasiones no hubo participación del menor, solo lo contempló como si estuviera viendo una película porno, observando en silencio con una sonrisa semiamarga y una mirada helada mientras fumaba su cigarrillo.

Qinghua no fue castigado, pues ese día fue llamado por Rex, quien con malas intenciones abusó de él como en ya lo había hecho, por lo que él fue quien se encargó de cuidar a sus amigos y ser el mensajero de Samuel, pues el plan no podía ser cancelado ni modificado, todo estaba detenidamente detallado, una cosa que cambiará arruinaría todo.

Samuel intentó darse por vencido, pero las palaras de Qinghua removieron sus miedos y preocupaciones, aunque los chicos estaban lesionados, no tenían heridas graves, pero sus órganos estaban delicados, estaban levemente inflamados por los golpes y patadas que recibieron, si hicieran movimientos bruscos o pesados, podían generarles peritonitis, no quería arriesgarse; sin embargo, la determinación de los menores era increíble, firmes e imperturbables aun si su vida estaba en riesgo, eso no los detendrían por nada.

Así que después de varios días, el plan dio marcha; Samuel fue absuelto de su castigo hace un par de días, además el Señor ha estado ocupado recientemente, por lo que debía distraerlo para que los jóvenes dieran el primer paso del plan.

Al Señor no le gustaba que perturbaran su área, por lo que menos personas cerca mejor, solo vivían dentro de la casa dos sirvientas jóvenes quienes habían nacido en la hacienda, hijos de sus trabajadores, por lo que no significaban peligro, una cocinera de mediana edad, la cual era inofensiva, y dos guardias que custodiaban dentro de la casa; había más guardias en el jardín, y muchos más en las afueras.

PASIÓN, AMOR Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora