Hinata y Naruto

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Por vez primera en muchísimo tiempo, Naruto e Hinata dormían en la misma cama. Sorprendentemente, Naruto había insistido, pese a que Hinata le decía que no era necesario. Si lo prefería, podía dormir en la otra habitación, como solían hacer habitualmente. Pese a ello, Naruto dijo que, como matrimonio, debían dormir juntos. ¿Qué tiene de malo eso? A Hinata, le sorprendía la actitud de su marido -por llamarlo de alguna manera-, dado que él siempre había huido de cualquier intento de comportarse como una familia normal -ya sea escudándose en su trabajo o porque él es "así"-. De todos modos, no iba a echarlo... Tenía que comprobar qué podría ocurrir.

-Realmente, me sorprende que duermas aquí conmigo, Naruto. Sé que soy pesada con el tema, pero no deja de resultarme extraño. -Hinata no podía cesar de darle vueltas al tema.

-No seas boba, mujer. Además, se puede hacer muchas más cosas, aparte de dormir. -Naruto lo dijo con un tono seductor desconocido para su esposa.

-¿Acaso tú me deseas? -Preguntó con incredulidad.

-No sé. Eso mismo es lo que quiero comprobar esta noche. -Hinata no sabía si tomarlo como un halago o por una ofensa.

El Uzumaki se puso encima de Hinata y sus manos irrumpieron entre sus piernas para separarlas. Junto sus labios con los de su mujer, que eran blandos y tiernos como su corazón. Hinata abrazaba a Naruto para juntarse más a él mientras recorría con sus manos la espalda de él. Su espalda era fornida y fuerte, hecho que excitaba sobremanera a Hinata. Naruto cambió de dirección y su boca fue a parar al cuello de Hinata a la par que empezaba a restregarse en Hinata.

Ambos gemían brevemente; ya no se acordaban de lo que era disfrutar del cuerpo del uno y del otro. De un tirón, Naruto le bajó las bragas a Hinata y se la metió de lleno. Hinata tuvo que morderse el labio para no gritar, pues se sorprendió de que fuera tan rápida. Además, no debía despertar a los niños. Naruto la embestía violentamente y sin dejar de besarla, y lamerle los labios que brotaban sangre del mordisco de "represión" que tuvo que darse Hinata misma. El interior de Hinata estaba estrecho, pero caliente. Y eso estaba fascinándole a Naruto: El poder introducirse más y más para sentirse más a gusto.

El Uzumaki rompió la camiseta del pijama de Hinata para que saliera a la luz sus voluminosos pechos. Pasó la lengua por sus pezones. Lo excitaba tanto que empezaban a hacer ruido por el rechinar de la cama. Hinata cerraba los ojos del placer; aunque no se conocían bien, Naruto sabía que ella estaba disfrutando. Lo cierto es que el Uzumaki sabía cómo darle placer. Él no aguantaba más, así que cuando estuvo a punto de correrse, sacó su polla del interior de Hinata y se corrió en sus pechos, pues eso le daba bastante morbo.

Mientras se iba rebajando la excitación de Naruto, le dio un bajón emocional por lo que acababa de hacer. En realidad, no lo hizo por curiosidad porque ya se habían acostado antes -hace mucho-, sino por despecho hacia Konohamaru. ¿Por qué no era incapaz de solucionar las cosas y las pagaba con los demás? ¿Qué necesidad tenía de hacer sufrir a sus seres queridos?

Impensable (Konohamaru x Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora