Sobremesa

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Naruto e Hinata, al fin, se habían quedado solos después de comer. Los niños se fueron a sus respectivos cuartos para dormir la siesta; Naruto se quedó a ayudar a Hinata a recoger la mesa. La verdad es que fue una sorpresa la visita de Naruto, puesto no lo esperaban. Y, a decir verdad, tampoco Naruto, pero quería pasar tiempo con ellos para que no olvidaran que también tenían a un padre.

-A ver cuándo me invitar a tu nueva casa, Naruto, que todavía no la he visto... -Le dijo Hinata, como quien no quiere la cosa.

-Es que me da "palo" invitarte; no está decorada del todo porque no he tenido tiempo. Y para que te encuentres una casa semi-abandonada, casi mejor que no ir... Pero pásate cuando quiera. Ya sabes que mi casa, es tu casa, Hinata. -Se lo dijo de corazón.

-Muchas gracias, pero no te preocupes: Cuando esté preparada la casa, me avisas e iremos a verla. De todos modos, podrías contratar a un decorador para que te eche una mano. Si no tienes tiempo, te vendría de perlas. -Le sugirió Hinata.

-Ya, lo he pensado, aunque prefiero hacer yo estas cosas porque así queda más personal la casa. Más mía, pese a que, seguramente, tarde una eternidad en acabarla, pero, bueno, así son las cosas... -Sonrió un poco, aunque fue una sonrisa amarga, pues se lamentaba de no tener tiempo para hacer esta clase de cosas-. ¿Qué tal todo por aquí? ¿Bien? -Le preguntó interesado. Quería que le contara cosas.

-Sí. Todo bien, como siempre. No podemos quejarnos. El otro día vino mi hermana a cenar con con nosotros. Me contó que os vio a ti y a Konohamaru paseando de madrugada; ella parecía bastante alterada por el asunto. Tuve que quitarle importancia. No es tan raro ver pasear a dos hombres de noche, y menos si son amigos desde siempre. Ya conoces a mi hermana... -No quería preguntarle, pero sugiriendo, como estaba haciendo, lo hacía de una manera muy astuta.

-La conozco algo... Bueno, últimamente, Konohamaru y yo pasamos tiempo juntos. Más o menos, tenemos horarios similares, aunque diría que él intenta cuadrar sus horas para vernos. -Era una mentira a medias.

-Es un buen chico. ¿Y de qué habláis en esos paseos nocturnos? -Hinata era muy inteligente.

-Pues... de nada, de cosas banales. Nos damos compañía. No es que tengamos grandes conversaciones filosóficas. -Le contestó. No sabía qué decirle.

-En lo simple, también hay filosofía. Naruto, te lo preguntaré directamente: ¿Él y tú tenéis algo? -Si no se lo preguntaba, no avanzarían.

-No. Vayas cosas tienes... Estás como tu hermana: Paranoica. -Naruto sentía que lo había puesto entre la espada y la pared.

-A mí, me lo puedes contar. Es que es muy sospechoso, Naruto, que justo después de dejarlo conmigo, te mudaras y que Hanabi te viera paseando con Konohamaru a esas horas. Hombre, no es del todo raro, pero sí da que pensar que él también dejara a mi hermana. Quieras que no, dos más dos, son cuatro. Por favor, no me mientas. No me enfadaré. -Hinata miraba a Naruto como si se tratara de un niño. A lo mejor, porque aún seguía viendo al niño que conoció.

-Sí. Tenemos algo. Más bien, estamos intentándolo. No me preguntes cómo surgió, porque ni yo lo sé... Sólo sé que pasó. Te fui infiel, y fue Konohamaru quien me dijo que debía escoger... No era feliz, Hinata. Al menos, no estoy tan hundido como estaba antes. Reconócelo: Ahora nos llevamos mejor que cuando estábamos juntos. -Ella asintió con la cabeza y sonriéndole-. Bueno, tengo que volver a la oficina. Ya nos veremos.

Naruto le dio un casto beso a Hinata en la mejilla para, a continuación, marcharse. Se sentía aliviado y sabía que tenía en Hinata a una gran confidente. Ahora debía pensar en cómo explicárselo a Konohamaru. Todo es tan contradictorio...

Impensable (Konohamaru x Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora