Capítulo 16

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«¿Cómo se cura un corazón partido a la mitad?»

Alynne

No sabía cómo debía reaccionar a lo acontecido con Ross. Es decir, tenía muchos pensamientos sobre él pero no seguían un orden concreto y eso solo hacía que me confundiera aún más.

Me apoyé en el ventanal y mantuve una expresión confundida al ver un diminuto papel blanquecino sobre la superficie de esta. Lo cogí y vi que tenía algo escrito con una caligrafía bastante cuidada y refinada:

"Lo siento por todo lo de antes, por irme de esa forma. No era mi intención dejarte así.

Amablemente,
Ross."

Tuve el impulso de colarme por su ventana como él había hecho en repetidas ocasiones, pero me contuve. Ni siquiera sabía si seguía en casa o había ido a otro lugar que yo no conocía. Lo que suponía era que se trataba de alguien impulsivo que a veces no medía el control de sus acciones, pero al verlo en aquella situación tan frágil un par de días antes... me preocupé al instante.

Pero algo era cierto: no sabía nada de él. Y él no sabía nada de mí. No teníamos que pretender que sí, a pesar de que hace un momento lo hubiéramos hecho a raíz de una petición desesperada por mi parte.

Mi teléfono sonó, emitiendo el mismo tono que llevaba en mi memoria durante meses. Encendí la pantalla y llegó a mis pupilas el nombre de la persona que realizaba la llamada:

Andrew.

Me puse el teléfono al oído y escuché su voz.

—Hola —dijo, soltando un suspiro—. ¿Estás con Louis?

—No —negué, confusa—. Creía que estaba... ¿no está contigo?

—No —quien negó entonces fue él—. No sé dónde se ha metido, pero no ha vuelto todavía. Mi plan era ir a buscarte y después buscarle a él, pero veo que no será tan fácil —soltó una risa, intentando quitarle seriedad—. ¿Puedo ir a por ti de momento? ¿Estás libre?

—Sí, estoy libre. Ven cuando quieras.

—Perfecto —concluyó—. En seguida te veo. Cuidate hasta entonces, Aly.

—Tú igual —mencioné con una sonrisa tonta antes de que él colgara la llamada.

Le di un par de repasos mentales a la situación inminente. Sin embargo, llegué a la única conclusión de que no pasaba nada grave. Es decir, Andrew era amigo mío. Siempre lo sería. El hecho de que le hubiera rechazado como pareja no tenía que influir... ¿cierto? No, no. Ambos éramos lo suficientemente maduros para llevar el tema de forma correcta y sin que afectara a nuestra relación de amistad.

Ni siquiera habíamos llegado a darnos un beso. Culpa mía, sí.

De nuevo, observé la nota de Ross que había decidido dejar en mi mesa y lo pensé bastante. Finalmente, tomé un pequeño papel y un lápiz y escribí un respuesta lo suficientemente adecuada para que Ross se la tomara de buenas formas. Suspiré y, del mismo modo, le dejé la nota en su escritorio aprovechando que tenía la ventana abierta.

No estaba segura de cuál era mi relación con Ross. Con él nada estaba claro.

Y me di cuenta de ello cuando capté otra nota por encima de escritorio. También era suya.

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