Capítulo 10

285 7 13
                                    

«Roces, disculpas y palabras mal dichas»

Alynne

Joder.

¿Conoces esa sensación de vacío en el pecho justo después de llevar a cabo una acción de la que te arrepientes? De esa forma me sentí yo alejándome de Ross.

Intenté que el impulso de girarme no fuera más fuerte que yo pero no sirvió de nada, debido a que, cuando quise darme cuenta, ya había dirigido la mirada hacia él.

«Lo siento.»

Lo pensé, pero jamás lo pronuncié en alto. No tuve la suficiente fuerza como para poder hacerlo. Y parecía que era igual siempre que, directa o indirectamente, se mencionaba el tema de mi hermana. No podía reaccionar de esa forma en cada ocasión. No podía. Pero lo hacía. Siempre acababa por hacerlo igualmente.

—Lo siento —escuché la voz de Ross detrás de mí. Fue un sonido que, en cuestión de segundos, logró estremecerme de pies a cabeza.

—Tengo que irme, Ross —le dije, tratando de que mi voz aguantara un poco más y no terminara por quebrarse allí mismo, con la presencia del chico tan solo a un par de metros de mí.

—No era mi intención hacerte daño, Alynne.

No, no, no.

Eso no.

No me importó nada de lo anteriormente mencionado. Giré la totalidad de mi cuerpo en dirección hacia Ross y me quedé estática durante unos segundos. Sentía que en cualquier momento mis piernas iban a fallarme y que mis lágrimas aparecerían, dando pie a un sentimiento de culpabilidad en lo más profundo de mi corazón.

Supongo que así te sientes cuando te arrebatan lo más preciado que tienes.

—No has... —intenté decirle algo, pero no fui capaz de pronunciar nada para hacerle pensar que no era culpa suya—. Da igual, Ross. Olvida esto. Olvídalo.

—Alynne —pronunció mi nombre con firmeza y decisión.

—Olvídalo —le repetí una vez más.

Lo de antes, lo de que mi voz no se rompiera... no funcionó para nada. Mis cuerdas vocales habían temblado al tiempo que aquella última palabra salía disparada con fuerza de entre mis labios.

—Si insisto tanto es porque me preocupo por ti.

Un momento. ¿Ross acababa de admitir que...?

—No entiendo... —sentí que mi voz no llegaba a tener la suficiente fuerza para que él me oyera.

—¿Qué no entiendes? —cuestionó—. ¿Que aunque te muestre esa faceta orgullosa de mi parte y nos hayamos conocido hace poco tiempo automáticamente no me importas?

Ahora sí que me había dejado sin palabras. Al completo.

—Ross...

—Me preocupas, Alynne. Y no voy a tratar de fingir que no es así.

Todo se frenó. La misma conexión que había sentido cuando lo observé antes de irse por la puerta de mi hogar el día en el que me ayudó con mis cosas... pero multiplicada por cien. O por mil. El caso es que era mucho mayor. Tuve una considerable cantidad de impulsos que poco a poco se iban ordenando en mi mente: el de acercarme a él, el de pedirle disculpas, el de abrazarle, el de agradecerle las palabras... eran demasiados al mismo tiempo.

—Debo irme, esto no...

En un momento veloz, Ross dio un paso más hacia mí y quedamos a escasos centímetros de distancia. La mirada que me lanzó detonaba dos cosas: por una parte, desafío; por la otra, arrepentimiento.

Our Love Song © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora