Capítulo 18

272 6 25
                                    

«Las cosas empiezan a tener más sentido»

Alynne

Tras bajarme de la moto, lo primero que llegó a mis ojos fue la figura de Ross delante de mí, observándome con aquellos orbes celestes que albergaban un misterio inmenso en ellos.

—Sígueme, Angelo.

—Aún no me has dicho lo que significa eso, pianista rarito —repliqué al momento.

—¿No lo intuyes ya? —Alzó una ceja—. Dime, ¿a qué te suena?

—Suena a «ángel» en un idioma que no soy capaz de descifrar —Cuando vi que él sonreía de lado, entorné los ojos y continué—: es eso, ¿verdad?

Finalmente, rendido, aceptó:

—Sí, significa eso.

Una palabra: adorable.

—¿Por qué decidiste llamarme así?

—Eso tendrás que descubrirlo tú —me dijo, formando una sonrisa—. Ahora sígueme.

Ross avanzó con un caminar despreocupado hasta frenarse en un punto concreto. Yo fui tras él. Me veía como una niña haciendo eso, pero no me importaba. Intuía que lo que quería mostrarme era algo especial para él, así que lo mínimo que podía hacer era prestarle atención. Incluso era sencillo de lograr. Siempre que manteníamos algún tipo de conversación me fijaba en los detalles que decía; las cosas que le gustaban, las canciones, sus maneras de hablar... todo.

—Te ves diminuta siguiéndome —dijo él entre risas.

—Tampoco eres tan alto. No tengo que ponerme de puntillas para alcanzarte.

—Lo que tú digas —Su caminar se volvió más veloz—. Alcánzame.

Y avanzó a propósito para que corriera detrás de él. Lo bueno fue que en aquellas calles no había nadie más que él y yo, así que no ocurría nada si hacíamos el loco durante un rato. La faceta que Ross me estaba mostrando era... muy suya. Me lo parecía.

En un momento determinado que no supe ni cómo ni cuando tuvo la suerte de ocurrir, fui demasiado rápida —o él demasiado lento— y, sin querer, mi cuerpo se arqueó hacia su espalda. Ross quedó de espaldas y yo, bueno, casi quedé encima de él. Intenté apartarme bruscamente y moví los brazos, aunque el chico no replicó ni hizo nada. De un instante a otro, acabé abrazándole por la espalda.

Ya lo había hecho cuando íbamos en la moto. ¿Por qué ahora se sentía tan diferente?

—Sí que te vuelves cariñosa cuando quieres —mencionó de forma orgullosa—. Esto de que me abraces no está tan mal. Podrías hacerlo más.

—Lo siento —carraspeé, nerviosa. Removí los dedos y me aparté de él dando algunos pasos hacia la dirección contraria—. He sido muy brusca, no era mi intención...

—¿Crees que me ha molestado? —preguntó—. Por Dios, Alynne. Lo que me haces sentir con un abrazo no es comparable a lo que nadie me provoca por dentro. Disculparte es la última cosa que te pediría que hicieses.

No supe por qué, pero sentí que esa versión de Ross era la más real que podría mostrarme.

—Ross, sé sincero...

Our Love Song © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora