Capítulo 21

232 4 27
                                    

«Decisiones y miedos»

Ross

—¿Mi... padre?

Tuve que pronunciarlo lentamente, intentando concienciarme de que en realidad dichas palabras habían salido de los labios de Alynne.

Ella asintió en un gesto rápido y leve, casi tímido.

—¿Te ha hecho algo? —pregunté, haciendo de mi mano derecha un puño.

La idea de que ese cabrón le hubiera tocado un pelo a Alynne...

—No me ha hecho nada, Ross —contestó con un atisbo de preocupación—. Solo ha preguntado por ti.

—¿Y qué le has dicho?

—Que no estabas aquí —respondió, acariciando la superficie de mi mano al notar que estaba nervioso. Su tacto, en cierto modo, logró aliviarme—. Su forma de dirigirse hacia mí no fue la correcta, pero no me provocó ningún problema.

—¿Te dijo algo malo? —cuestioné. Necesitaba que me contestara a eso—. ¿Te faltó al respeto?

—No hizo nada de eso —Ella se removió un poco—. ¿Por qué crees que lo haría?

—Tú no le conoces, Alynne. Yo sí.

—Ross...

—No —le corté antes de que pudiera decir algo. No íbamos a discutir sobre ello. No en ese momento—. No voy a permitir que ese hombre le haga nada a mi novia.

Espera, ¿acababa de llamarla...?

La forma en la que ella me observó en dicho instante fue digna de enmarcar. Su mirada se suavizó mientras daba un paso hacia mí y sonreía un poco. Sus mejillas adoptaron un tono carmesí inevitable.

—¿Cómo has dicho?

—¿Por qué no mejor dejas de preguntar y me besas?

—Ross, no evadas lo que te pregunto.

—Si me has oído bien, ¿por qué preguntas?

Alynne se acercó de nuevo y dejó que mis manos se posicionaran a ambos lados de sus caderas. Intentó decir algo, pero al final no pronunció nada más que un suspiro, colocando la cabeza en mi hombro. Y lo vi en sus ojos. Esa mirada perdida, preguntándose de forma interna por qué toda nuestra situación tenía que ser tan difícil.

—Vuelve a decirlo —me dijo en voz baja.

—Eres mi novia, Alynne Juliette Anderson.

Ella se dirigió a mí con una sonrisa agrandada en los bordes de su rostro. Se volvía adorable cuando me observaba de esa forma. De hecho, había algo en ella que rebosaba ternura y cariño. Quise quedarme en sus brazos hasta que acabara el día pero sabía que no podía, así que di un paso hacia atrás, pidiéndole perdón con la mirada.

—Tengo que irme —informé—. Debo solucionar todo esto.

—¿Un beso de despedida? —inquirió como sugerencia.

Our Love Song © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora