Capítulo 19

239 6 4
                                    

«El amor, a veces, hace cosas increíbles»

Ross

Me tomó algunos minutos caer en la cuenta de todo lo que acababa de ocurrir entre los dos. Había soñado con ese momento algunas veces, pero jamás imaginé que fuera a darse de aquella forma. Había sido perfecto. Daba igual lo que hubiera pasado antes o después; para mí fue un símbolo de perfección efímera, ese mínimo momento en el que me sentí libre.

Aunque, claro, los demonios no tardaron en amenazarme internamente. No quería atar a Alynne a mí mismo; no deseaba hacerle daño sin saberlo. Y para eso debía mantenerme alejado de ella... sin embargo, ya era tarde. Ya había caído por ella. Ya no podía alejarme. Y eso me daba más miedo todavía.

—Ross —pronunció mi nombre con suavidad—, debería irme.

Me quedé en silencio. Completamente. No sabía qué decir. A mí no era sencillo dejarme sin palabras, pero ella lo conseguía sin apenas esfuerzo. La realidad detrás de todo era que, muy a mi pesar, estaba comenzando a quererla. Y estaba entre dos líneas: quedarme o marcharme.

Siempre fui más bueno marchándome.

—¿Has sentido algo? —le pregunté.

Me observó, analizando cada movimiento que mis labios hacían. Volvió a acercarse a mí.

—Si te digo que sí, ¿cambiará algo?

—Depende de si quieres que cambie o no.

—No lo sé, Ross —comenzó, nerviosa—. Todo esto... me parece que está ocurriendo demasiado deprisa y me asusta que, por alguna razón, las cosas den un giro drástico y que te...

—Alynne.

—Perderte —acabó, soltando un suspiro después—. Me da miedo perderte, Ross.

La totalidad de mi pecho se encogió al oír sus palabras. Avancé hacia ella y mis brazos se encargaron de abrazarla. Ella colocó la cabeza en mi pecho, escuchando mis latidos.

—Todos tenemos miedo, Angelo —susurré—. Sin embargo, cada uno lo canaliza de forma diferente. Algunos dejan que el miedo les consuma y otros siguen adelante a pesar de todo. Y sé que tú eres capaz de continuar; lo veo en ti. Confío en ti, Alynne. Confío demasiado en ti.

—Yo también confío en ti, Ross —enunció—. No es ese el problema.

—¿Y cuál es entonces?

—Que si en realidad hacemos esto, si nos entregamos al uno al otro de esta forma, ya no habrá vuelta atrás. Eso no ha sido un simple beso, y lo sabes —Me observó directamente a los ojos—. ¿Ahora qué, Ross?

Me vino un recuerdo a la mente. Uno muy fuerte, muy claro, que desprendía oscuridad y lucidez al mismo tiempo. Logré reconocer incluso el sitio: el apartamento de Vivian. Ella y yo, teniendo lo que sería nuestra última conversación en meses. Ella llorando, yo haciéndome el duro. Ella gritando, yo aguantando. Ella diciendo exactamente las mismas palabras que Alynne, yo besándola por última vez.

Joder. Quería olvidarme de todo eso. Lo necesitaba.

—¿Qué es lo que quieres tú? —me permití preguntarle.

Our Love Song © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora