«Lugares seguros a los que acudir»
Alynne
La parte buena era que mi ansiedad ya se había logrado calmar.
La otra parte buena era que tenía el apoyo de Ross.
Ahora estábamos ambos en mi habitación. Él sentado en el borde de mi cama, observándome fijamente, y yo levantada, tratando de frenar todo lo que sentía.
—¿Estás mejor?
No había parado de preguntar desde que empecé a darle indicios de sentirme mal. No le culpaba. Se preocupaba por mí y no era el único, pero parecía que él lo hacía de un modo mucho más reiterativo. Como si no quisiese irse de allí antes de asegurarse de que yo en realidad me sentía bien.
—Sí, Ross —murmuré en voz baja, aunque me esforcé en sonreírle a Ross—. Es solo que he recordado algo.
—Estás nerviosa.
—Estoy bien. No quiero hablar del tema.
—Vale —consintió en un gesto de afirmación—. Pero si algún día te ocurre algo, me tienes aquí. Me tendrás aquí siempre.
—¿Y desde cuándo? —pregunté.
—Desde ahora.
Repetí aquellas palabras en mi mente más veces de lo que me gustaría admitir.
—Aún no lo tengo muy claro...
—¿El qué? —preguntó él al instante.
—Lo que somos tú y yo —contesté, bajando un poco la mirada—. Ross, eres un chico increíble. Y tienes un corazón brillante. Y estoy segura de que, aunque te cueste, eres perfectamente consciente de que es la realidad.
—La realidad —soltó una risa con un tono bajo—. La realidad es que nadie en mi entorno me dice esas cosas. La realidad es que me sentía solo antes de que tú llegaras. La realidad es que, incluso sin conocerte perfectamente, pienso que eres la puta mejor persona que he podido conocer en mi vida.
Parecía que Ross tenía el don de dejarme sin palabras. Lo entendía. Ross... él me quería. Y aunque eso me daba miedo, no podía simplemente obviarlo y seguir como si nada estuviera ocurriendo. Tenía que afrontarlo. Ambos teníamos que hacerlo.
—Eres un chico magnífico, Ross —le dije, acercando mi cuerpo al suyo. Él colocó las manos sobre mi cintura—. De verdad que lo eres. Y deberías saberlo.
—Es difícil cuando las personas se empeñan en hacerte pensar lo contrario.
—Sé que es difícil —continué—, pero eso no impide que sea posible. Tienes que comenzar a valorarte como debes. Porque vales muchísimo.
—¿Lo ves? Esto es lo que me gusta de ti. La facilidad que tienes para animar a una persona, para hacerla feliz —dijo, con una sonrisa en su rostro—. Joder. Ojalá todo esto entre nosotros fuera más fácil.
En realidad yo deseaba lo mismo que él. Que fuera más sencillo. Que no se notara tanto lo rota que me encontraba.
Coloqué la mano detrás del cuello de Ross y acerqué su rostro al mío. Sentí que su respiración se aceleraba durante un momento. Su nariz tocó la mía y una expresión de preocupación se avivó en él.
—Alynne... —murmuró mi nombre en un susurro.
Supongo que nunca te das cuenta de lo mucho que quieres a una persona hasta que ocurre algo determinado que te hace querer gritarlo. Cuando, por algún motivo, sientes esa voz interior que te dice que seas sincero, que dejes de guardártelo todo. Justo eso me ocurrió a mí en dicho instante. Cuando vi a Ross tan cerca, con la expresión que tenía, preocupándose por mí... lo supe en seguida.
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Our Love Song © ✓
Fiksi Remaja«¿Te das cuenta? Estamos creando nuestra propia canción de amor metafórica.» Alynne se siente destrozada y perdida tras el accidente que se cobró la vida de su hermana. Cree que es culpa suya aunque sus amigos y familia le digan que no es así y no s...