Capítulo 44

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_ Limpié mis lágrimas y tomé una decisión. Me serví un vaso de agua para calmarme y le envié un mensaje a Alan. Le pedí que por favor me cubriera porque no podía ir. Él me dijo que sí, aceptó con gusto. Pero me hizo prometerle que le contaría todo después.

-Amor, ya me voy. Tengo desayuno con un accionista. Siento no haber estado todos estos días, realmente lo siento. Ya todo está terminando. Te amo, te lo compensaré- se acercó a mí tan prolijo como siempre y me dio un casto beso en los labios.

Lo extrañaba, pero tenía algo en el pecho.

-Está bien, te entiendo. Yo también iré a trabajar- le di un abrazo y luego subí las escaleras casi corriendo.

Escuché la puerta principal cerrarse así que solo me coloqué un abrigo para tapar la parte superior de mi pijama. Tomé mis llaves y bajé rápidamente.

El auto de Harald acababa de salir así que rápidamente conduje hacia afuera de la casa y lo seguí.

Y, justo como estaba esperando que no sucediera, el camino que estaba tomando distaba mucho de ser el de la oficina.

Llegó a un lugar que estaba en construcción. Al mismo tiempo llegó un auto rojo, de allí se bajó la misma mujer rubia de las fotos. Ella lucía prolija y hermosa, el vestido blanco que la envolvía la hacía resaltar su esbelta figura.

Yo estaba un poco lejos, así que dejé el auto y caminé hasta llegar a ellos, sin que me vieran claro. Pegada a la pared me arrastré hasta estar del otro lado de ellos.

Estaba nerviosa. No porque me podían encontrar, sino por lo que podía descubrir. Mi corazón estaba latiendo rápidamente.

-Aquí está la el contrato firmado. Lo dejaste en mi casa la última vez- dijo ella. ¿Última vez?¿Qué demonios?.

-Oh, vaya. Eso fue porque salí muy rápido, tenía prisa. Mi novia me esperaba en casa- rió.

Al menos ella sabía que yo existía. Por lo menos.

-Por cierto, ¿Cuando le dirás lo que está pasando?- preguntó la rubia. No podía ver sus gestos, así que solo me conformé con escuchar.

-No lo sé, todavía es muy pronto. Cuando todo vaya más avanzado- respondió.

No pude más, ya no podía seguir escuchando. Así que, de la misma forma que llegué, salí.

Llegué a casa y no lo pensé dos veces. ¿Qué esperaba para decirme que tenía otra?¿Muy pronto?.

Tomé la maleta que había llevado cuando me mudé y recogí ropa, la otra que faltó la puse en una caja y las puse en la parte trasera de mi auto.

Me quité el collar que me había regalado y con rabia lo lancé al suelo, pero el muy estúpido no se rompió. Saqué mi llave de la casa y la dejé en la encimera.

Me sentía demasiado mal, pero estaba muy cansada. No paré de llorar mientras conducía hacia mi casa, mi antigua casa.

Llegué y bajé mis cosas. Las dejé en mi habitación y me acosté en mi antigua cama. Luego me levanté sin ganas y tomé la foto de Beth de la mesita de noche.

-¿Por qué quisiste que me quedara con alguien así?¿Estás loca?- toqué su hermoso rostro.

No sé en qué momento me quedé dormida, pero tenía muchos mensajes de Katherine. La llamé de inmediato.

-¿Qué pasa?- pregunté cuando descolgó.

- Harald me ha llamado unas mil veces porque me dijo que no estás en casa, ¿Te fuiste?¿Dónde estás?¿Qué fue lo que pasó?- cuestionó con rapidez.

-Estoy en mi casa, me fui porque descubrí que Harald me está siendo infiel, Kat. No te preocupes, estoy en mi casa- suspiré.

- ¿De qué hablas?. Eso es imposible- escuché una risa dudosa de su parte.

-Te hablo luego, voy a bañarme- colgué sin esperar respuesta.

Miré la hora, había dormido bastante. Ya eran las nueve. Me quité la ropa, tardé mucho porque cuando salí de la bañera, ya eran las diez.

Me coloqué mi pijama y encendí la televisión, pero no podía concentrarme en nada.

Escuché mi celular sonar a mi lado y casi tomo la llamada, pero me detuve al ver el nombre de la última persona que quería oír. Y colgué, pero entraron muchas llamadas más.

Luego de unos minutos mi celular pudo descansar de tanta vibración y pude respirar profundo. Pero mi puerta empezó a sonar en cambio.

Me levanté y la abrí, encontrándome a Harald del otro lado con una cara de confundido. Lucía muy agitado.

-Ebbye- se acercó para abrazarme, pero me alejé de inmediato. Él frunció el ceño ante mi rechazo.

-No me toques, Harald- sentencié con voz firme.

-¿Qué te pasa?¿Qué tienes?. Llegué a casa y no encontré tus cosas, además de que encontré tu collar en el piso. ¿Qué pasa?- lucía desesperado. Bajé la mirada. No porque me estaba dando pena, es que no quería verlo a la cara mientras me mentía.

-¿En serio te importa?- arqueé una ceja con enojo.

-Eres mi mujer, ¿Por qué no me importaría?- cruzó sus brazos sobre su pecho.

-¿Cuándo pensabas decírmelo?- reí sin ganas. Bien, hablemos. Desbloqueé mi celular y le enseñé todas las fotos que tenía de él y la mujer rubia, por último le mostré la foto que tenía besándose con Bell- te seguí, Harald, y tú te encontraste con ella- casi grité lo último- estábamos bien, pero tú empezaste a faltar a casa, hasta me mentiste para encontrarte con ella. ¿Cómo pudiste?- y terminé dejando caer algunas lágrimas del enojo.

-Te voy a decir algo, Ebbye. Y espero que lo entiendas muy bien. Yo te amo, juro que te amo. Pero ahora mismo estoy pensando en que eres la mujer más estúpida, sin ofender- hizo una pausa, esta vez su cara demostraba el enojo que sentía- esa foto con Bell es demasiado antigua. Desde otro ángulo se puede ver que ni barba tenía, eso fue cuando éramos novios. Y esa mujer rubia que estás viendo es la hija de la mucama que suele trabajar aquí. Ella es la arquitecta a la que le estoy pagando para que construya tu edificio. Porque en eso es que estoy ocupado, matándome día y noche para que puedas tener tu propia empresa. Pero tuve que mentirte para que no sospecharas. No confías en mí, ya me di cuenta- sacó unas llaves de su bolsillo delantero- toma, se seguirá construyendo para ti. Ahora estás a cargo- me tomó la mano, puso las llaves en mi palma y luego la cerró.

Lo que me dijo me golpeó como balde de agua. ¿Qué había hecho?.

-¿Eso qué quiere decir?- sonaba a que se estaba despidiendo.

-Que me perdiste, Ebbye. Esta vez en serio. No quiero volver a verte.

Virgen de Guadalupe. ¿Qué hiciste Ebbye?. ¡Por Dios!.

El pobre solo le estaba construyendo un imperio.

Juguemos a las preguntas y respuestas. Yo les responderé lo que quieran en los comentarios.

Los amoooooo





HARALD (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora