Ruah

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Ebbye

_Ni siquiera la incesante y suave voz de Katherine logró que dejara de llorar. Pero la ronca y profunda voz de Harald Benson pronunciando mi voz sí logró sacarme de mi estado. Su voz fue algo nuevo para mí, algo repentino. Ya casi no recordaba su manera de hablar, pero volverlo a escuchar me hizo recordar aquel día en que desapareció y solo me dejó una sensación de confusión, un montón de dinero y un beso en la frente.

Levanté la mirada lentamente, tragando saliva en el proceso. Sí imaginé que lo volvería a ver porque, bueno, algún día debía aparecer. Tenía familia y yo estaba relacionada con ella.

Harald llevaba su usual traje negro, su cabello estaba largo. Hasta tenía una pequeña coleta, unos flecos se le salían y caían por su cara. Se veía bien. Estaba más atractivo que un año atrás.

Limpié mis lágrimas, no me acerqué porque no tenía fuerzas así que él caminó hacia mí, sentándose a mi lado. Le pidió a Kat que nos dejara un momento a solas y se marchó, dejándome sola con él.

—Hola— dije después de un rato.

Solo podía verlo por el rabillo del ojo, no quería mirarlo porque mis ojos no iban a poder apartarse. Entonces le daría el gusto de saber que tal vez, muy tal vez y bien en el fondo, me gustaba. Es decir, obvio me gustaba, no hubiese aceptado el trato si por lo menos Harald no me hubiese atraído físicamente.

—Te diría que lo siento. Pero no puedo porque no digo mentiras, no sé qué se siente. Ni siquiera conozco a tu hermana. Solo puedo decirte que me alegro verte de nuevo— comentó. Podía sentir su mirada profunda en mí.

—Harald— sonreí. Quise que mi risa fuera irónica, pero hipeé y no pude— .Gracias pero, ni siquiera necesito que estés aquí, dime ¿Qué quieres?— lo miré. Diría que se ofendió, pero lo que vi en su cara no duró ni un segundo completo.

Para mi sorpresa, solo se rio y luego acarició mi cabello. Fruncí el ceño, él no hacía esas cosas.

—¿Qué haces? ¡No me toques! ¿Quién te llamó?— Golpeé su mano y me aparté.

—Eso no era lo que decías hace un año. Katherine le dijo a Lila lo que pasó y Lila me contó— miré hacia otro lado porque en ese momento quería golpear algo y su cara era muy linda para arruinarla.

—Hace un año necesitaba dinero, ya no— volví a mirarlo. Se puso serio de repente— .Por cierto, te dejé la llave del auto con tu hermana y, para aprovechar que estás aquí, quiero decirte que dejes de depositar dinero en mi cuenta— Agarré mi cabello con una goma que tenía en la muñeca.

—¿Por qué? Quiero hacerlo, quiero compensar el hecho de que te despedí sin justificación— acercó su cara. Acerqué la mía.

—Lo que pasó solo fue un trato que terminó hace tiempo, además, por si no lo recuerdas, el contrato decía que nada de sentimientos. ¿Por qué estás pendiente a mí?¿ A caso estás enamorado?— me alejé y me levanté del asiento. Ya no tenía más para decir.

—Sí— respondió rápidamente, lo miré con los ojos bien abiertos— ojalá y veas tu cara. No te preocupes, haré lo que me dices— se rio.

—No te recordaba tan descarado— me alejé para marcharme.

—No te recordaba tan ruda— fue lo último que escuché antes de salir de la sala con el corazón desbocado.

**

Katherine me acompañó a casa en su auto y luego tuvo que irse. Y me quedé sola, como siempre.

Me di una ducha y luego caminé hacia la casa de la vecina de enfrente. Recordé que no le había dado las gracias por ayudar a Beth.

Toqué el timbre, no sin quitarme las palabras del doctor de la mente. Se repetían una y otra vez. Pero no debía llorar, Beth odiaba verme llorar.

La señora Ruah salió con una sonrisa en su hermoso rostro. Llevaba un vestido que parecía de pasarela. Su cabello tenía un peinado muy elaborado además de que su rostro estaba muy bien maquillado.

Algo en su atuendo me llamó la atención y era una mancha de lo que supuse era sangre. Estaba a un lado de su vestido. La mancha sobresalía en en la tela color celeste.

—Señora Ruah— Sonreí— ,vine para agradecerle el haber ayudado a Beth esta mañana. Muchas gracias— Mantuve mi expresión mientras hacía conjeturas mentales sobre su mancha de sangre.

—No te preocupes, no es nada— Se percató de mi mirada en su vestido— .Mi marido estaba matando un conejo para nuestra cena de hoy y me ensució— Rodó los ojos. Oh.

—Oh, el vestido está muy lindo. Espero que pueda arreglarlo. Cualquier cosa que necesite puede buscarme. Ahora debo irme— me despedí y me fui de allí rápidamente.

¿Conejo?

Ignoré el tema y me dispuse a lavar ropa y a asear la casa, es así como se me fue la tarde y parte de la noche. Me dolía bastante la espalda y estaba agotada. Preparé un sándwich rápidamente y luego entré a bañarme.

Me lavé el pelo y me quedé al menos unos treinta minutos en la bañera. Salí, me puse la ropa interior. Pero cuando me iba a vestir, el timbre empezó a sonar repetidas veces.

Bajé rápidamente porque sino iba a quedarme sorda y abrí la puerta no sin antes amarrar mi albornoz.

Nadie me visitaba de noche, solo Katherine. Pero ella me avisaba.

Ruah estaba parada con su cara bañada en lágrimas, su vestido dejó de ser celeste para luego pasar a ser rojo por la gran cantidad de sangre que yacía en su cuerpo. Allí fue cuando fruncí el ceño con desconfianza y comencé a asustarme. No podía ser un simple conejo.

Ella seguía llorando, su maquillaje dejó de ser prolijo para pasar a ser un desastre.

—¿Qué pasa?— pregunté asustada.

No me respondía y eso solo lograba asustarme más.

—Necesito tu ayuda, Ebbye— Agarró mi mano, ensuciándome de ese líquido rojo.

—Ruah, primero necesito saber qué pasa. ¿Por qué está sucia de sangre?— Soltó mi mano y siguió llorando— Por favor, dígame, sus lágrimas no me comunican nada— ella paró por un momento su llanto y me miró por una eternidad.

—Ern y yo llegamos de una fiesta de mi trabajo. Pero empezamos a discutir, tomé el cuchillo y lo apuñalé. Lo hice porque me golpeó— Se derrumbó en el piso.

—Entonces está herido, llamemos a emergencias. Levántese, su esposo estará bien— me volví pero ella se enganchó a mi pie.

—No lo hagas.

—¿Entonces qué hago?— Me empezaba a desesperar.

—Ayúdame a deshacerme del cuerpo.

Dios. Un minuto de silencio por las personas que tienen cáncer. Este capítulo me conmovió bastante, espero que a ustedes también.

El final está raro, pero el capítulo siguiente está más raro todavía.





HARALD (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora