Ebbye
_ —Ya lo sé, metí la pata— dije mordiendo mi labio inferior.
Estaba hablando con Lila por teléfono mientras preparaba algo de comer y le contaba lo que había pasado el día anterior.
—¿Qué? No. Diste justo en el clavo. Mantente así, lo dejaste frustrado sexualmente y estará enojado la semana entera— Escuché su voz animada. No entendía porqué eso era bueno.
—No sé si sea un buen plan— suspiré moviendo la sartén.
—Lo es si hacemos las cosas bien. Harald no es fácil de conquistar, pero hay una posibilidad— susurró.
—Tal vez las cosas no son tan fáciles y Harald nunca cambiará. Eso solo pasa en las películas donde creen que las mujeres somos un psiquiatra— puse el celular en alta voz y lo dejé en la encimera.
—No quiero que Harald cambie, quiero que se enamore. Si se enamora, cambia— su lógica estaba un poco chueca, lo admito.
—Bien. Entonces dime qué hacer— me senté en la isla de la cocina y me dispuse a comer.
—Tienes que seguir siendo indiferente, tienes que mostrar desinterés. Eso lo tienes comido, pero ahora entremos en otro punto: celos— Parpadeé varias veces seguidas por un momento.
—¿Qué?— Tomé un poco de jugo.
—Sabremos que le gustas si siente celos— informó y luego escuché algo así como un jadeo psicópata.
—¿Cómo?— Fruncí el ceño mientras masticaba.
—Déjamelo a mí. Tú solo ven hoy en la noche. Ponte sexy— y cortó la llamada.
¿Sexy?
No sabía lo que Lila estaba tramando, pero supuse que no terminaría bien. Que Harald se sintiera celoso no tenía que significar, necesariamente, que yo le gustaba. Podría significar que solo era un loco narcisista y egoísta que todo lo quería para él.
¿Por qué acepté su plan macabro?
Pero ahí estaba yo, colocándome un vestido escotado color granate que se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel. Me coloqué unos tacones negros y me maquillé levemente.
Me miré en el espejo. ¿Estaba sexy? No lo sé. Más bien parecía una chica sin problemas, sin pesadillas y con todo lo que deseaba. Justo lo que yo no era.
"El dinero no te da la felicidad" eso dicen. A mí me hacía más que feliz, con dinero teníamos casa, comida y Beth estaba viva. A mí me hacía feliz.
—Tú puedes— Me señalé frente al espejo.
Tomé mi bolso y salí. Eran al menos las siete de la noche. Me quedé unos cinco o seis minutos esperando un taxi.
Llegué a tiempo a la casa de Lila. Oh, pero me sorprendí al ver a los presentes. Justo a alguien en especial.
Levan, Harald y Lila estaban perfectamente acomodados en el sofá, y Katherine me había abierto la puerta. Oh, solo faltaba yo.
¿Katherine? ¿Acaso no se sentía incómoda estando allí? Es decir, su ex estaba ahí y su ex cuñada, que también la había despedido por el trauma que le causó a su hija. ¿Se entendió? No importa.
—Hola— Le di un beso en la mejilla a Katherine.
Ella me dio un abrazo.
—No sabía que se conocían— Levan se acercó a mí y me dio un abrazo.
Sonreí y luego miré a Harald, estaba vestido casualmente y se veía exquisitamente guapo, pero su cara de culo lo arruinaba todo.
Lo vi mirarme por primera vez y me dirigí hacia ellos. Saludé a Lila como si tuviera mucho tiempo sin verla para que Harald no sospechara y me senté a su lado.
—Hola— susurré muy cerca de su oído.
Me observó fijamente, me regaló una mirada de que quería matarme y puso una mano detrás de mí. No me estaba tocando, pero podía sentir que quería.
Tal vez estaba así por lo que le había hecho en su baño, pero de igual manera me estaba empezando a divertir.
—Estás hermosa— Levan me escaneó.
—Gracias— hice una reverencia.
Harald estaba callado a mi lado. ¿En serio era así todo el tiempo? Qué tipo tan amargado. Echa un chiste, hombre.
La cena era para anunciar el ascenso en el trabajo de Lila. Todos la felicitamos mientras brindábamos. A mí me tocó sentarme junto a Katherine y Harald.
Levan no paraba de coquetearme y empecé a sospechar que Lila lo había hecho hacerlo. Aunque le salía natural. Igual sus halagos eran un poco tontos.
—¿No te interesa el modelaje?— Katherine me preguntó tomando de su champaña.
—No, de hecho no. Nunca lo he pensado— negué probando un poco de ensalada.
—Te sentaría bien— Me guiñó un ojo.
—Sobre todo si modelaras en ropa interior— comentó Levan. Lo miré con cara de que iba a estrangularlo. Miré a Harald, quien también parecía que iba a estrangularlo.
Sonreí.
Recibí un mensaje y lo miré disimuladamente. Era de Lila.
Di que te vas.
Me iba a ir, de hecho. Estaba cansada.
—Yo ya me tengo que ir— me levanté y tomé mi bolso.
—Yo te llevo— Se levantó Levan.
—Yo la llevo— Se levantó Harald. Tenía una cara de pocos amigos.
—No es necesario, voy a tomar un taxi— negué acercándome a Lila para despedirme y felicitarla otra vez.
—No me dieron un ascenso en mi trabajo, ya estoy en un puesto alto— susurró y rio como si la fueran a apresar por eso.
Así que había mentido para reunirnos. ¿No podía solo hacer una cena y ya? Es normal, la familia se reúne.
Un sonido de un plato quebrándose me hizo mirar hacia la mesa, donde Katherine lucía terriblemente borracha.
Me acerqué a ella. ¿En qué momento había bebido tanto?
—Ebbye— me dio un efusivo abrazo— ,vamos afuera, quiero hablar contigo— se recostó en mi hombro y salimos de la casa.
Nos recostamos de la pared. Su cuerpo estaba sedado, pero al menos decía cosas coherentes, exceptuando lo que pasó a continuación.
—No me gustó que hayas estado coqueteando con mi ex-novio. No me gustó para nada— mostró su desagrado haciendo señas en el aire.
—¿Qué? No, no es lo que crees, no me gusta Levan— Moví mis manos en el aire, negando.
—No estoy celosa de ti. Estoy celosa de él— eso que dijo sonó raro así que analicé el haber escuchado bien.
—¿Qué?¿De qué hablas?— Se acercó a mí y puso sus manos en mi hombro.
—Creí que tú y yo habíamos creado un lazo cuando nos conocimos, yo...me gustas— Unió sus labios con los míos.
¿Qué carajos? Sabía a champaña y a postre, una combinación un tanto peculiar. Y lo peor no es lo que ella me había dicho, lo peor fue que le devolví el beso.
Pero lo peor no fue que le devolví el beso, lo peor fue que Harald nos estaba mirando desde la puerta.
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HARALD (Editando)
Romance¿Te gusta llorar como Magdalena cuando pasa algo malo con los protagonistas?. ¿Te enamoras a diario de esos personajes fríos y sin corazón que te hacen temblar?. ¿Te gusta reír por horas frente al celular y que tu familia te vea como si estuvieras l...