Prólogo

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_Tenía ojos profundos, una mirada impenetrable. Estaba muy cerca de mí. Sus labios me llamaban, su cabello negro me invitaba a entrar mis dedos allí. No podía mantener mis ojos fijos en su mirada, sentía que me desnudaba.

Estaba claro que me ponía nerviosa y que había una gran tensión en el ambiente.

—Quiero que trabajes para mí —soltó de pronto mientras sus manos me apricionaban contra la pared.

—No puedo, su hermana acaba de contratarme, es tiempo completo —rechacé levantando un poco la mirada.

Se quedó en silencio, eso hizo que lo viera. Tenía una sonrisa ladina. Fruncí el ceño.

—Quiero que trabajes para mí en tus días libres —insistió sin borrar su sonrisa. Tenía una sonrisa sexy, arrebatadora y que estoy segura hacía suspirar a muchas.

Lo pensé, podía trabajar. Necesitaba el dinero extra para las pastillas de mi hermana.

—¿De qué se trata? —pregunté echando mi cuerpo para atrás. Puse mis manos en su duro pecho para empujarlo.

—Escuché que tienes una hermana enferma y necesita tratamiento urgente, tratamiento que no puedes pagar, ¿Es cierto? —Se alejó un poco. Pude respirar un poco mejor.

Asentí. Tal vez su hermana le había contado.

—Yo puedo pagar ese tratamiento completo y no tendrás que preocuparte por dinero nunca más. También puedes continuar con la universidad —Tenía una mirada seductora y atrayente. Eso era difícil de ignorar.

—¿Así de fácil?¿Qué necesita?¿Alguien que limpie su casa? —Su sonrisa se ensanchó y me hizo ver ridícula.

Se puso serio y se acercó nuevamente, me miró por unos segundos. Lo siguiente que me dijo hizo que me diera náuseas.

—Quiero que tengas sexo conmigo en tus días libres. A cambio de eso, tendrás dinero y no tendrás que preocuparte por nada.

HARALD (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora