Ebbye
_¿Estaba celoso? Pero si yo lo había dicho en broma. Igual lo dejé pasar, pero no pude olvidar la sensación que cruzó por mi cuerpo en ese momento.
—No sé cuando estás bromeando o cuando estás serio. Eres muy bipolar— Agarré su brazo.
Él cruzó su brazo derecho por encima de mis hombros y me haló hacia él. Ya sé, ya sé. Sé lo que creen, pero una chica lo estaba mirando demasiado y yo estaba muy feliz en ese momento.
Dije que no tendría sexo con él, pero tampoco soy estúpida, no voy a negar que me gustaba.
Lila nos miró y alzó sus cejas varias veces. Sentí un poco de vergüenza.
¿Saben qué era lo peor? Que se sentía bien oler ese perfume, el cual aún no sabía que aroma era. No podía identificarlo, pero me daba calma olerlo de nuevo después de mucho tiempo.
—Estoy feliz de que me hayas conocido— comentó de pronto. Fruncí el ceño—. Si no me hubieras conocido, hoy tal vez no estarías aquí. Acéptalo, soy un ángel en tu vida— Me regaló una sonrisa ladina.
—Harald, ¿Es en serio? No sabía que ers tan infantil— sonreí. Lo acepto, si Harald no hubiese aparecido en mi vida, ni siquiera sé que hubiera pasado.
Todo estaba muy bonito, risas por aquí y por allá, hasta que...
Todos fuimos a un restaurante lujoso para celebrar mi graduación. Estábamos conversando felices de cualquier trivialidad. Incluso más tarde llegó Levan y me felicitó.
La mano de Harald permanecía en mi pierna y la apretaba, yo solo intentaba no ponerle atención para no desconcentrarme de la conversación que estábamos teniendo sobre el futuro de todos.
Estábamos comiendo cuando alguien se acercó a nuestra mesa, la verdad es que al principio no reconocí quién era, pero él me conocía muy bien. Había cambiado mucho.
—Ebb— me saludó. Había un asiento vacío a mi lado así que decidió ocuparlo.
Antes me gustaba que me llamara así. No pude evitar sentir un pequeño escalofrío al recordar.
—Ryan— fruncí el ceño— ¿Qué haces aquí?— pregunté cuando se presentó ante todos como mi viejo amigo. Aunque realmente fue mi novio.
—Fue coincidencia, pero tenía mucho sin verte, Ebb— sonrió. Yo solía amar esa sonrisa.
De repente se me quitó el apetito, sentí la mano de Harald apretando mi pierna y lo miré. No le gustaba Ryan. A mí menos, pero no podía echarlo. A Beth tampoco le caía bien, nunca lo soportó. Los demás sólo observaban con curiosidad.
—No me llames así— dije lo más discreta posible y tragué saliva.
—¿Por qué?— preguntó aún portando su sonrisa.
—Porque ya no son novios y se siente incómoda que la llames así estando su novio presente— respondió Beth. Ryan miró a Harald. Se estaban lanzando bolas de fuego con la mirada. Demonios.
Había mucha tensión y era muy incómodo.
Miré a mi hermana y puse un dedo en mis labios para que no dijera otra cosa así.
—Igual te sigo teniendo cariño, solíamos ser buenos amigos. Igual que con Harald— pronunció y cruzó sus manos encima de la mesa.
—¿Se conocen?— Kat intervino.
—Lamentablemente— Harald masculló a mi lado.
—Digamos que fui su cuñado, hasta que mi hermana se suicidó por su culpa— Ryan se puso serio al soltar aquello.
Un momento, solo un momento ¿Ryan era hermano de la novia de Harald? Recuerdo que Ryan tenía una hermana menor, nunca me la presentó pero la mencionaba mucho. ¡Qué mundo tan pequeño!
—Las cosas no son así— habló Lila por primera vez.
—¿Cómo son?— preguntó con ironía. Yo solo me quedé en silencio porque el asunto ya no era conmigo.
—Rina era una suicida que no se tenía amor a sí misma y por eso se suicidó después de abortar. No insultes a Harald por algo que no hizo ¿Cuál es tu intención al aparecer ahora? Mejor lárgate porque yo no me creo que esto sea coincidencia, solo quieres joderle la vida a Harald para vengarte— Ryan se levantó y se marchó no sin antes advertir que las cosas no se quedarían así.
Bajé la cabeza un momento. Había tensión en la mesa, todos estábamos en silencio. Harald no decía nada después de esa acusación tan grave.
—Vamos— dije a Beth. Tomó sus cosas y nos levantamos.
—Déjame llevarlas— Harald salió de su ensimismamiento y se paró de la silla.
—No es...—me miró serio. Estaba enojado así que no quise negarme—. Traje mi auto— aclaré.
—Igual te llevo— Pagó la cuenta. Le di las llaves de mi auto y emprendimos camino hacia mi casa.
—Lo odio— susurró Beth. Pero ambos la escuchamos.
—Yo también— secundó Harald con una pequeña sonrisa. Ambos se estaban haciendo muy amigos y eso no era bueno.
—No hablemos de él— miré a Beth para que no siguiera. Era mi día feliz, no iba a permitir que se arruinara.
—Beth, ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?— le preguntó por el retrovisor.
Ella lo pensó por un momento.
—Me gusta dibujar, pero casi no tengo tiempo libre. La mayoría del tiempo estoy sedada. Pero mi enfermera dice que mis dibujos son perfectos. Cosa que es estúpida porque si nadie ha visto la perfección porque no existe ¿Cómo saben lo que es perfecto?— sonreí porque esa era una pregunta que siempre me hacía, pero que yo no sabía responder.
—Creo que solo es una forma de decir que son muy bonitos— comenté.
—Yo supongo que la perfección no es algo que ves, sino la sensación que te causa al verlo. Cuando veo algo feo, una sensación dentro de mí me dice que es feo. Pero cuando veo algo lindo, una sensación me da a entender que lo que veo es hermoso...como cuando vi a Ebbye— lo último lo dijo más bajo y con una sonrisita.
Lo fulminé. Idiota.
—Vaya, al fin alguien me da una respuesta cuerda. Ebbye siempre me dice que mis dibujos son lindos porque los hice yo— bufó.
—Oye, niña— la reprendí.
—¿Por qué no son novios?— escuché la curiosidad en su voz. Miré por la ventana, evadiendo la pregunta. Porque Harald solo quería una relación de solo sexo, tal vez.
—Es complicado— Harald hizo un sonido con su garganta después de responder.
Llegamos y Beth salió casi corriendo hacia adentro, fingiendo que su vejiga estaba llena de líquidos para dejarnos solos.
—Estoy furioso, Ebbye. ¿O cómo te debo llamar, Ebb?— me miró serio.
—No deberías estarlo y llámame Ebbye, odio el apodo— Miré mis pies sin saber qué más responder.
—¿No?— bufó con una sonrisa sarcástica ¿En serio?— tu ex dijo en mi cara lo mucho que se querían y no dijiste nada— Su mandíbula se puso tensa.
¿Qué demonios? ¿Y? Eso no fue lo único que Ryan dijo.
—Tú ex novia fue el centro de atención, no entiendo por qué te enojas. Yo no lo invité. ¿Que no dije nada? Tú te fuiste por un año y no dijiste nada y ahora vienes como si hubiera algo entre nosotros, por Dios. Vuelve a desaparecer— Ambos salimos del auto airados.
Caminé hacia la puerta de la casa, ignorando su mirada. Estaba enojada.
—Ebbye— Me volví hacia él, esperando que se disculpara—, toma tus llaves. Voy a desaparecer de nuevo.
No, que no desaparezca.
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HARALD (Editando)
Romance¿Te gusta llorar como Magdalena cuando pasa algo malo con los protagonistas?. ¿Te enamoras a diario de esos personajes fríos y sin corazón que te hacen temblar?. ¿Te gusta reír por horas frente al celular y que tu familia te vea como si estuvieras l...