Capítulo 39

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Todos se hallaban reunidos entorno a una mesa, la decisión de Björn era un secreto a voces, pero Ligia aún tenía esperanzas de hacerle recapacitar, al menos debía intentarlo.

-¿Irás? – Gunnhild miraba a su esposo.

-No tengo más opción, y lo sabes.

-¿Dejarás el reino para ir a ayudarle?

-Ubbe se quedará al cargo.

-Yo... - Ubbe se aclaró la garganta.

-¿Tienes algún problema con ello? – Björn se inclinó ligeramente sobre la mesa.

-Bueno, ayer llegó alguien, uno de los que viajó con Floki...

-¿Te ibas a ir? ¿Sin decírmelo?

-Te lo iba contar en la noche.

-También ha llegado otro barco. – Torvi interrumpió para evitar una posible pelea. – Y desearía presentaros, nos ayudaron, a Lagertha y a mí.

-¿Son aquellos de los que nos hablasteis? – Gunnhild intentaba redirigir la conversación del mismo modo, pero una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

-Sí. – Un suspiro alegre se escapó de los labios de Torvi.

-¿Qué ocurre aquí? – Ligia preguntó curiosa, parecía funcionar.

-Tras mi partida, tanto mi madre, como Torvi, conocieron a una familia, que les hicieron compañía, durante su estancia en Wessex... Sobre todo a Torvi... - Una carcajada salió de su boca. – Al menos eso creí entender...

-Sí... - Ligia se sorprendió, podría jurar que había visto como el rostro de Torvi se sonrojaba.

-Estoy deseando conocer a aquel que te hace feliz. – Björn sonrió amable. – Invítalos a cenar, esta noche. – Björn se recargó alegre en su silla. – Todos seréis bienvenidos esta noche.

Ligia caminaba con su pequeña en brazos, en silencio, sentía que no debía haber regresado. Primero la decisión de Björn de ir a rescatar a Harald, un peligro para las princesas y para ella misma, un peligro para su hija, un peligro que afrontaría sola, pues Ubbe tenía pensado marcharse a nuevas tierras. Él la seguía dudoso de empezar una conversación, dubitativo, sopesaba las palabras. Le entregó a Kendra al pequeño Ragnar, mientras, intentaba aclarar sus pensamientos.

-Una semana... - Pero Ligia se adelantó. – Llevamos aquí una semana... ¿Y ya te quieres ir?

-Yo... No. – Ubbe se detuvo frente a ella. – Quería irme contigo.

-Sabías perfectamente que te diría que no, tengo un reino que cuidar, no puedo alejarme.

-Pero podrías volver... Tú...

-¿Y como explicárselo a los habitantes? Que falte una guerrera, una sirvienta... ¿Pero una reina?

-Lo siento... Yo no... No pensé en eso. – Ubbe arrugó ligeramente el rostro. – Yo solo...

-Te viste atraído por la aventura...

-Sí. – Los ojos se le iluminaron. – Dicen que hay un hombre, un viajero... Que ha visto una tierra maravillosa.

-Y quieres ir en su busca...

-Sí.

-Ve...

-¿Qué? ¿Pero...?

-No vas a poder ignorar tus deseos de viajar, lo llevas en la sangre. Impidiéndotelo sólo sembraría apatía y resentimiento, acabarías odiándome...

The soul of the seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora