Capítulo 25

350 29 0
                                    

Un hombre de pelo corto, barba y unos intensos ojos azules se encontraba frente a ella, vestido con ropas de combate y una cruz de madera al cuello. Se sentía incómoda con la forma en que la miraba, había algo detrás de esa mirada que no conseguía comprender, más aún cuando mandó salir a la mujer de la tienda, pero eso le beneficiaba. Ligia volvió a liberar sus lágrimas frente al obispo que se sentó junto a ella.

-Tranquila, no llores, Dios castigará a todos esos infieles, les hará pagar por sus pecados... - Hablaba mientras acariciaba la cabeza de Ligia.

-Yo... No puedo... No...

-¿Qué no puedes?

-El bebé... Yo... Por favor obispo... - Ligia se arrodilló en el suelo frente al obispo, apoyando sus manos y cabeza sobre las rodillas de este. – Por favor, acójalo... Dios lo ha salvado... Por favor... Debe haber algo que pueda hacer por él...

-Deja de llorar, tranquila... - Acariciaba suavemente su cabello. – He oído tu historia y la del bebé... Lo salvaste de morir...

-Pero no puedo cuidarlo...

-Lo sé, pero Dios, en su infinita sabiduría, te ha guiado hasta mi... - Heahmund le ayudó a levantarse. – Conozco a una buena familia... Ellos lo cuidarán.

-Gracias...

-No me las des a mí, Dios os ha guiado hasta aquí, Dios le ha dado una nueva familia a ese niño. – Ligia sonrió suavemente. – ¿Quieres rezar?

-Sí...

La noche había caído sobre el campamento, solo las antorchas iluminaban las improvisadas calles. Ligia salió con cuidado de la tienda, caminando despacio, escondida entre las tiendas, buscando la salida. Pasó por entre la valla de pinchos y corrió hacia el bosque antes de ser vista, se lanzó de cabeza al río, transformándose y nadando de vuelta a York, pero al llegar no esperaba ver esa escena. A las afueras de York estaba Floki, agachado, dentro de un gran agujero que había cavado en la tierra, al acercarse comprendió con dolor y tristeza. Helga se encontraba pálida, sobre pieles, mientras Floki colocaba obsequios a su alrededor. No pudo evitar soltar un pequeño quejido por el llanto reprimido, llamando la atención de Floki que se giró mirándola triste.

-¿Qué...?

-Fueron al río... Unos soldados cristianos... - El llanto de Floki le partió el alma. Podía sentir el dolor y la rabia en su voz. – Murió protegiendo a Dahud...

-Lo siento mucho Floki... - Ligia se limpió las lágrimas. – La quería...

-Y ella a ti...

-¿Quieres que me quede o...?

-No, vete...

-De acuerdo... - Ligia caminó triste, tras comprobar que las princesas y Ondina estaban bien volvió hacia su casa. Necesitaba descansar, al día siguiente informaría a Ubbe de lo que había visto.

Golpeó la puerta de Ubbe, se sorprendió al ver a Hvitserk al otro lado, pero más se sorprendió al ver a Margrethe sentada en una de las sillas.

-Podemos hablar - Ligia miró a los hermanos.

-Habla – Hvitserk le señaló la silla para que tomara asiento.

-Nosotros solos... - Ligia lanzó una afilada mirada a la muchacha. – Son asuntos importantes - Margrethe se fue de mala gana y Hvitserk miró con reproche a Ligia.

-No la trates así.

-No me fio de ella.

-¿Qué venias a decirnos? – Ubbe interrumpió la inminente discusión que se estaba formando.

The soul of the seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora